Los primeros regalos nupciales se los hacía el novio al 'suegro' para conseguir sus favores, y no fue hasta la Edad Media cuando comenzó la costumbre de que los invitados hicieran regalos a los contrayentes. El objetivo era ayudarles a amueblar la casa y a conseguir todos los enseres para la vida en común, pero como es lógico, los regalos solían repetirse.

Al parecer, la primera lista de bodas como la conocemos la hizo la multimillonaria estadounidense Bárbara Hutton, que en uno de sus enlaces (tuvo siete) recibió ¡once cafeteras!, por lo que se le ocurrió elaborar un listado para que los invitados no se repitieran con el obsequio. Además de que la gente no se repita, otra de las ventajas de abrir una lista de boda es que tendréis una cortesía facilitando la vida a los invitados, que no se devanarán los sesos en busca de regalo.

Lo primero que tenéis que plantearos es: ¿necesitáis una lista de boda? Y, en caso afirmativo, ¿qué necesitáis que os regalen? Si empezáis con el enlace vuestra vida juntos, necesitaréis amueblar el hogar; pero si ya vivís juntos, quizás os apetezca pedir algo especial.

Si vais a hacer una lista clásica, conviene tener en la cabeza algunas necesidades básicas. Apunta: la cubertería, la cristalería (con vasos altos y cortos, copas de vino tinto y blanco y copas para champán), vajilla para un mínimo de seis personas, una batería de cocina completa, electrodomésticos de casa como microondas, licuadora, batidora, etc., juegos de textiles para el hogar (toallas, paños y mantelería), accesorios para la cocina, algo de decoración (cuadritos, espejos, adornos, ceniceros...) y algo de mobiliario pequeño como un sofá de lectura, unas sillas, etc.

Si todo esto ya lo tenéis, aprovechad la lista de boda para pedir algo especial o para renovar el hogar. Piensa si te apetece un equipo de música, una televisión mejor, una obra de algún artista concreto, una máquina de fitness, un ordenador de más potencia, etc.

Otra opción es la lista de bodas en las que se recoge dinero para la luna de miel; es una manera más discreta y divertida de dar dinero, puesto que los invitados pueden saber en cada momento qué están pagando o para qué tramo del recorrido es el importe que han dedicado. También podéis aprovechar para elegir una serie de proyectos solidarios y destinar una parte del dinero recaudado a diversas ONG.

En cualquier caso, recordad que tenéis que poner un número elevado de regalos (o de partidas) en vuestra lista, bastante superior al de invitados. Hay que dejarla fijada al menos tres meses antes de la boda, y que debe haber un rango amplio de precios. El mínimo debe ser inferior al precio del cubierto y el máximo irá en función del regalo más caro que hayáis escogido (y es conveniente que se divida en varias partidas).

Por último, anunciad la lista de bodas, dad todos los detalles que os pidan los invitados y un último consejo: agradeced todos y cada uno de los regalos recibidos, por pequeños que sean.