Las supersticiones que rodean a una boda, y que afectan esencialmente a la novia, ya las hemos asumido como parte del ritual del enlace. La costumbre sigue recomendando que lancemos arroz a la salida de la iglesia, que la novia se sitúe a la izquierda en el altar o que la pareja se vaya de luna de miel tras el enlace. Pero, ¿de dónde han salido estas tradiciones?

Lo nuevo, lo viejo, lo azul y lo prestado. La novia debe llevar en su boda algo nuevo, por la vida que empieza; algo viejo, por el pasado; algo azul, procedente de las novias israelíes que llevan una diadema azul y que representa fidelidad y algo prestado (preferiblemente por una mujer felizmente casada), porque la alegría del otro se pueda 'traspasar' con un objeto.

Arroz a la salida. Esta costumbre se ha importado de Oriente, donde el arroz es el elemento clave de la dieta y símbolo de fertilidad. Así, cuando se lanza a la salida de la iglesia, lo que queremos desear a los novios es prosperidad y suerte para tener una gran familia. Los pétalos de flores, una elección más reciente, tienen que ver con la felicidad plena.

El ramo que se lanza. De origen desconocido, se considera una manera de compartir la felicidad y, se supone, dar suerte a la persona que lo atrapa para que consiga casarse.

La tarta de varios pisos. La tradición de la tarta nupcial se remonta a la Roma clásica, cuando se rompía un pan en la cabeza de la novia para desearle felicidad, y los invitados se comían los trocitos. En la Inglaterra medieval, la costumbre cambió y los invitados traían dulces, los apilaban para que los bendijeran los novios y luego se troceaban y repartían. Representa la distribución de la felicidad de los novios a los asistentes.

El color blanco. El origen de esta moda es la costumbre de que las novias llegaran virgen al matrimonio, porque el blanco significa pureza. Es solamente en el mundo occidental, porque en el Islam es el negro el que representa las tendencias y en países orientales como Japón, el rojo.

A la izquierda. La novia siempre se tiene que sentar a la izquierda del novio, ya sea en el altar o en el juzgado. La tradición viene de la edad medieval, cuando se secuestraba y obligaba a la novia a casarse: el novio debía tener la mano derecha libre para poder empuñar la espada por si venía la familia a rescatarla.

Alianzas. Los antiguos egipcios empezaron la costumbre de los anillos en los matrimonios; al ser un círculo era un símbolo de amor, entrega y fidelidad infinita. Se colocan en el anular porque los griegos pensaban que la vena de ese dedo comunicaban directamente con el corazón.

Arras. Es una costumbre casi en desuso, como la dote. Las arras significan las propiedades que el matrimonio compartiría y un regalo del novio a la novia para agradecerle su virginidad.

Velo. La tradición de este complemento nació en la antigua Roma, cuando se pensaba que serviría a las novias para alejar a los espíritus malignos que estuvieran envidiosos de su felicidad.

Luna de miel. El nombre procede de los teutones, quienes celebraban las bodas por la noche, bajo la luz de la luna y, para recuperarse de la resaca, tomaban los días siguientes hidromiel.