Las damas de honor ejercen un papel totalmente distinto al de otros protagonistas del enlace. Mientras que madrina y padrino llevan a los contrayentes al altar, los niños ejercen de 'chambelanes' de la novia y los testigos firman los libros, el trabajo de las damas de honor es acompañar a la novia desde su compromiso y el comienzo de la preparación del enlace hasta que acaba el gran día.

Para elegirlas, debes saber que no hay un número máximo ni mínimo, puedes tener las que quieras. Tienen que ser chicas en las que confíes plenamente, y no tienen por qué ser solo amigas de toda la vida, también pueden ser hermanas, primas, compañeras de trabajo... Deben conocerte muy bien y tú sentirte a gusto con ellas.

Se suele comunicar su papel a las futuras damas de honor poco después del compromiso o en la misma fiesta de compromiso, si está abierta a más gente que la familia. En ese momento, empiezan sus funciones: lo primero que deben hacer es reservar el día previsto del enlace y, si es posible, la víspera. Otra de sus primeras tareas será ayudar a la novia, si lo necesita, a buscar los sitios de la ceremonia y el convite.

Nueve meses antes del enlace, las damas de honor ya deberían conocerse entre sí (si son de diferentes entornos). Es también el momento de acompañar a la novia a las primeras pruebas del traje, si lo desea. El vestuario (traje, zapatos accesorios...) de las damas de honor se suele decidir unos 6 meses antes.

¿Todas a juego?

En cuanto al vestuario, por la influencia norteamericana solemos pensar que todas deben ir vestidas igual pero eso no es obligatorio. Aunque la novia marque la línea a seguir, cada dama debe interpretarlo a su propio estilo: ¿eliges tú el vestido y ellas los colores? ¿O al revés, decides tú un color que te apetezca y que cada una lo luzca a su manera?

Unos cuatro meses antes del enlace, se inicia una de las tareas básicas de las damas de honor: preparar la despedida de soltera. Son ellas las que tienen que organizar la fiesta y las actividades que se vayan a hacer, poniéndose en contacto con la lista de invitadas que con antelación les haya preparado la novia.

Entre cuatro y dos meses antes de la boda, las damas de honor deben hacerse los arreglos para el traje y, si lo necesitan, empezar un tratamiento de belleza o régimen; además de prestar su ayuda a los novios en cualquier tarea DIY, como montar un 'candy bar', hacer un 'photocall', decorar el libro de invitados...

Un mes antes se celebrará la despedida de soltera y se hará el ensayo de la ceremonia, pero las damas de honor pueden además contribuir a distribuir a los invitados en sus mesas, reservar billetes de avión para invitados que vengan al enlace o desestresar a la novia sacándola de excursión.

La recta final

15 días antes del enlace, las damas de honor preparan su discurso para el día de la boda y compran, envuelven y entregan a la novia su especial regalo, mientras que, en la última semana, revisan con la protagonista el planning de qué deben de hacer en el gran día, cómo, cuándo y dónde. También pueden hacer tareas como ir a recoger invitados a la estación de tren o al aeropuerto, recoger el ramo de la floristería o ayudar a la novia a preparar el neceser de emergencia para el enlace.

¡Llega el gran día! Y las damas de honor tienen más trabajo que nunca. Además de maquillarse y peinarse (no es necesario que sea en el mismo sitio, pero sí que haya una unidad en los 'looks beauty'), y ajustarse el precioso vestido, deben llegar con antelación a la casa de la novia para ayudarla a vestirse y prepararse.

También deben estar una hora antes en el lugar de la boda, para ir recibiendo a los invitados y colocarse en sus lugares. A partir de ahí, todo va sobre ruedas: participar en la ceremonia, posar en las fotos, divertirse en la fiesta... Tras el convite, las últimas tareas: ayudar a la novia a llevar sus pertenencias y regalos a casa y acompañar a los invitados al hotel.

Como ves, es una forma fácil y divertida (y también, con mucha responsabilidad) de que las chicas más importantes de tu vida estén presentes en este momento. Y es que, ¿qué serías tú sin ellas?