La Toscana valenciana

Fontanars dels Alforins, a un centenar de kilómetros de la capital del Turia, es la primera parada de nuestra luna de miel. Pertenece a un territorio, el de Los Alhorines, que fue testigo durante siglos de disputas por las localidades limítrofes (Ontinyent y Villena–) y en la que los Reyes Católicos tuvieron que intervenir para calmar las aguas.

A 20 kilómetros de Fontanars se encuentra Bastida de les Alcusses, un poblado íbero del siglo IV antes de nuestra era. La buena conservación de los restos (son espectaculares los sistemas defensivos) permite hacerse una idea de cómo era allí el día a día, a lo que contribuye una concienzuda recreación de una casa íbera.

No dejes de sumergirte en la villa de Ontinyent, cuyo núcleo urbano amurallado data de los siglos XI-XII. Admira su iglesia de Santa María, con el segundo campanario más alto de España (72 m); recorre los vestigios de su pasado como ciudad textil y disfruta de su rica gastronomía; en especial, de la cassola o arroz al horno.

Desde Ontinyent puedes alquilar bicicletas como actividad de grupo y realizar una de las distintas rutas senderistas con destino Agullent o Bocairent (en la imagen). En Bocairent, vale la pena poner a prueba nuestra forma física subiendo las cuestas del centro medieval, declarado de interés histórico artístico.

Date el lujo de perderte en la naturaleza y poder conocer lugares incluso desconocidos por los propios valencianos. Déjate llevar por la geografía de la sierra de Enguera, sus senderos y sus caminos. Cuidado, puedes cruzarte con algún jabalí o zorro o sorprenderte con un ave rapaz cuando alces la mirada.

Si quieres disfrutar unos días de la combinación balneario+deporte, te recomendamos el Cofrentes Golf (en Cofrentes, a cien kilómetros de Valencia), un balneario tres estrellas nacido de un antiguo poblado hoy desaparecido y reconvertido en un campo de pitch & putt de nueve hoyos.

Para romper con el aislamiento pero manteniendo la tranquilidad que caracteriza a esta zona de interior se puede visitar uno de los rincones más interesantes de la geografía valenciana, la Muela de Cortes, un bello paisaje natural de 36.000 hectáreas de extensión donde convive una gran diversidad de especies de caza mayor y menor.

Este es un lugar en el que retroceder al pasado contemplando el arte rupestre del Mediterráneo. Destacamos cuatro enclaves: Abrigo del Sordo, de Tortosilla y de los Monteses y la cueva de la Araña. En el interior de esta última se descubrieron pinturas prehistóricas de escenas de la recolección de la miel y se cree que su antigüedad es de aproximadamente unos 10.000 años.

Mucho se ha hablado en los últimos años de la desaparición de pueblos españoles por su escaso número de habitantes y La Cuevarruz es uno de ellos; está compuesto por apenas setenta vecinos. Un lugar escondido donde parece que el tiempo no pasa y el silencio habita a todas horas.