Cabezonas, un poco tenebrosas y con ojos cambiantes. Seguramente os sonará haber visto por la Red a miles de muñecas (todas ellas prácticamente únicas y distintas) con esta descripción. Hablamos de las Blythe, muñecas inicialmente americanas que desde finales de los 90 comenzaron a popularizarse entre las comunidades de coleccionistas y unos años más tarde, con el boom digital, en miles de foros , grupos de usuarios y blogs (myblythejulyandme) a través de Internet.
Lo cierto es que el nacimiento de estas pequeñas joyas se remonta a las décadas de los 60 y 70, cuando la desaparecida compañía de juguetes Kenner comenzó a comercializarlas para las niñas americanas de aquellos años. Desafortunadamente, la idea no cuajó: a las niñas les daban miedo.

¿Cómo nacieron?

Su producción se paralizó y todas las unidades fabricadas y vendidas en aquellos años permanecieron dormidas hasta que en 1997 apareció en escena Gina Garan, una productora que tuvo un papel fundamental en su popularización.
Gina recibió una Blythe original de los 70 como regalo y comenzó a utilizarla para mejorar sus habilidades fotográficas. Iba con ella allá donde fuera y le tomaba fotografías en distintas posiciones y expresiones, pues una de las características más peculiares de estas muñecas es el realismo en su expresión, gracias al movimiento de los ojos (hasta cuatro posiciones y colores).

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Fue en uno de sus viajes a Japón en el cual un encuentro casual supuso el relanzamiento de estas muñecas, cuando varios fabricantes de juguetes asiáticos se interesaron en la pieza de Garan.
En el año 2000, Gina lanzó Chronicle Books, la biblia de los amantes del mundo Blythe, un libro de fotografía en el que muestra todas las instantáneas hechas a la muñeca en sus múltiples viajes. El mismo año fue testigo de cómo la compañía heredera de Kenner, Hasbro, cedió sus derechos a la que se haría cargo de las muñecas, Takara. Fue entonces cuando renacieron con la primera Neo Blythe, causando furor entre los adultos coleccionistas.
Takara renovó el espíritu Blythe y lanzó tres nuevos modelos: las Neo Blythes, herederas de las Kenner, de unos 30 cm aproximadamente de altura, las Petite Blythe, en forma de llavero, de unos 11 cm y las Midi Blythes, las últimas en llegar (2010), con solo un par de ojos que se mueven de lado a lado y de unos 20 cm de altura.

¿Cuánto valen?

Los precios, dado que se dirigen a un público adulto coleccionista, no son precisamente bajos. Las más baratas (de marca Takara), se encuentran en el mercado de segunda mano, entre los 80 y los 110€ aproximadamente. Una original puede ascender fácilmente a los 200 €-300 € y mucho más alto si se trata de una Kenner de los 70, muy difíciles de encontrar y a precios desorbitados (superan los 1000 €).

Sin embargo, en este hobby existe también la alternativa low cost, procedente del continente asiático. Los clones aparecieron cuando Takara comenzó su producción y nacieron las Basaak y Blybe. Las diferencias, además del precio (estas rondan los 30 €), se encuentran en su calidad y en algunos detalles que las fans de las Blythes originales explican en sus blogs, en su lucha contra estos “fakes”, como así las llaman. Únicamente se pueden encontrar a través de plataformas internacionales de compra-venta como eBay, donde existe una legión de vendedores de clones muy consolidados.

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El arte de crear una Blythe
Para su correcta customización, hay que despiezarla hasta el último tornillo. Existen multitud de tutoriales que explican paso a paso cómo hacerlo.
Maquillaje, pelo, vestimenta, accesorios... Se cuida hasta el último detalle y todo en un argot que necesita casi unos estudios previos Se pueden cambiar desde las ocho piezas del mecanimo de los ojos (eyechips), hasta el último pelo de su cabeza (scalp), elegir el tipo de cabello (mohair o saran), el método de implantación o reroot (plug by plug, peluca, cosido de extensiones...), ponerles pestañas postizas, ampliarles la cuenca de los ojos, añadirles fosas nasales, cambiar la cuerda con la que se mueve el mecanismo de los ojos (pullstring) y hasta limar una pieza determinada para conseguir manejar al gusto los párpados de la muñeca y lograr una fotografía más intimista (blogged eyes, sleppy eyes y gaze eyes).
El maquillaje es otro de los retos que convierten a estas muñecas en objetos especiales. Desde clones de actrices y cantantes a muñecas que parecen niñas reales. La cuestión está en la precisión y en los detalles: piel mate, dientes, ojos ahumados perfectos, labios que parecen hablar... El carving es el proceso de meticuloso tallado que se lleva a cabo para dar forma a la expresión y el color se aplica mediante pasteles y pintura acrílica.

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¿Cómo vestirlas?

A la hora de vestirlas, Internet vuelve a ser el punto de partida para encontrar los últimos modelos realizados por miles de diseñadores en todo el mundo. Zapatos, vestidos, abrigos, bolsos, accesorios de todo tipo (tablets, móviles, ordenadores portátiles, cascos, mascotas, revistas...) y hasta mobiliario para crear un set donde fotografiar a las “mini modelos”.

Y como no podía ser de otra manera, los perfiles de estas muñecas en las redes sociales no se han hecho esperar y posan como auténticas 'selfies', sobre todo, en Pinterest e Instagram. Taggear la palabra “blythe” en sus buscadores nos dará horas de visionado de fotografías únicas.

Quiénes creía que las muñecas eran un juego de niñas, es que aún no habían visto todo. El juego se vuelve sofisticado, preciso y sobre todo, creativo.