¿Alguna vez has deseado lanzar una taza de café a ese compañero de trabajo que siempre se pasa las reuniones mirando al teléfono? Si es así, no estás solo. Vivimos en una época en la que resulta imperativo parecer siempre intensamente ocupado en el trabajo y esta creencia errónea reprime las interacciones humanas que nos ayudan a progresar.

Este es el mensaje de dos novedades literarias, 'The Happiness Track: How to Apply the Science of Happiness to Accelerate Your Success', de Emma Seppälä, y 'Originals: How Non-Conformists Move the World', de Adam Grant, aún no traducidas al español, que nos enseñan a recuperar la felicidad y el poder de una conexión auténtica con el trabajo.

Según Seppälä, directora científica del Centro de Investigación de la Compasión y el Altruismo de la Universidad de Stanford, el comportamiento despiadado y el quemarse en el trabajo es algo común en muchos campos porque los economistas (y los profesores que nos han gritado "¡céntrate!" desde que estábamos en el colegio) nos han machacado con la idea de que la supervivencia y el éxito depende de anteponer primero nuestras propias necesidades.

Sobrepasados

Seppälä asevera que hay psicólogos organizativos que han detectado que la gente que naturalmente es más propensa a ayudar a los demás se resiste hacerlo porque la 'norma del autointerés' les hace preocuparse de si los otros entenderán esa ayuda como que quieren algo a cambio.

Trabajar con una disciplina impenetrable puedes ser efectivo a corto plazo, pero se acaba volviendo negativo: Seppälä presenta datos que muestran que aquellos trabajadores sobrecargados y socialmente aislados que "han aceptado estar sobrepasados como un estilo de vida" no son solo más propensos a la ansiedad y a la depresión sino que también tienen más posibilidades de que entren en bucle con el trabajo a desempeñar (cognición afectada por estrés) y de dejarse de preocupar por su trabajo completamente.

Por el contrario, si se opta por otro camino (dar más a tus compañeros, ampliar el tiempo desde un 'deadline' amenazante a simplemente hablar con ellos), genera emociones positivas y tranquilizadoras que nos ayudan a "recuperarnos del estés mucho más rápidamente"; también nos protege contra el aguijón de los encuentros negativos con superiores hostiles.

Clothing, Leg, Product, Sleeve, Shoulder, Photograph, Joint, White, Standing, Facial expression, pinterest

Los jefes que tratan a sus empleados con interés y respeto inspiran una gran lealtad laboral (lo que demuestra que la mayoría de nosotros "preferimos compañerismo y reconocimiento" por encima de grandes salarios). Los trabajadores que salen y se lo pasan bien juntos tienden a ser más creativos; somos más productivos cuando fluye el buen ambiente en la cultura empresarial. Un grupo de investigadores de Harvard y de la Universidad de California-San Diego han descubierto que un acto de amabilidad puede inspirar docenas de otros actos con el que compensar esa amabilidad.

El gusto de leerse 'Originals' yace en cómo Adam Grant, profesor de Gestión en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania y columnista del 'New York Times' desmonta todas las nociones sobre cómo se supone que debemos comportarnos. Muchos de nosotros ansiamos tener una sólida confianza en nosotros mismos. Pero desde el punto de vista de Grant, hacer negocios con una cierta flexibilidad, y abrirnos a los ideas de los demás (incluyendo críticas constructivas) resulta mucho más profundo.

En un caso de estudio, describe a un emprendedor del sector de la tecnología que acudió a una reunión haciéndolo todo mal –sobre todo, si crees que ser persuasivo es "destacar tus puntos fuertes y minimizar los débiles". El emprendedor explicó que el contenido de su web no estaba sincronizado con sus proyectos, que su diseño "necesitaba urgentemente cambiarse" y que su tráfico era más bajo de lo esperado. Y... Disney acabó comprando su empresa por 40 millones de dólares. Y, en realidad, cuando vemos a un vendedor con 'entusiasmo desenfrenado', lo que sentimos es que hay algo mal en el producto, escribe Grant.

Interfaz y sistema operativo

Estos libros ofrecen consejos muy sabios sobre cómo escuchar respetuosamente (una forma infravalorada del carisma natural, asevera Seppälä y cómo formar fuertes alianzas con los compañeros que, apunta Grant, no deben ser 'cheerleaders'. A menudo, los más fuertes defensores de nuestros lugares de trabajo lo describen como "una mala interfaz de usuario pero un gran sistema operativo", como lo hizo un empleado de Google. Puede sonar poco sofisticado, pero son exactamente así.

Seppälä describe el subidón psicológico que recibe cada vez que se tropieza con la premio Nobel de Economía Myron Scholes, compañero en Stanford. Sus opiniones brillantes, que siempre tratan de todas las cosas que ama además de la economía (el golf, la música o la meditación), hacen que Seppälä se sienta mejor y con un pensamiento mucho más claro. Una de los "atributos más encantadores" de Scholes es la "claridad" de su personalidad. Tiene un "sentido del humor muy fácil. Hay un punto infantil (pero no pueril) en su contagiosa curiosidad". Y esa es la magia de nuestros mejores compañeros de trabajo. Nos hacen reír y ver el mundo desde otro punto de vista.

Vía elle.com

Vía: ELLE US