“El camino del duelo no tiene respuestas como destino. Al recorrerlo y avanzar, las respuestas se van desvelando.” (Alba Payàs, psicoterapeuta)

Según Alexandra Calvo, hablar de dolor emocional no es lo mismo que hablar de sufrimiento. El dolor emocional hace referencia a esos sentimientos negativos que surgen ante determinadas situaciones o problemas, generalmente relacionadas con una pérdida o conflicto que afecta de manera importante. 

Sin embargo, la terapeuta lo diferencia de forma clara del sufrimiento: "nos referimos al sufrimiento cuando dicha tristeza se convierte en una depresión que se prolonga en el tiempo y que, generalmente, involucra a otros sentimientos (muchas veces, de forma inconsciente) tales como la inseguridad o la desesperanza."

Hablamos, por tanto, de una capacidad de elección ante lo que queremos sentir o no por nuestra parte. De una solución que depende sólo y únicamente, de nuestra fortaleza mental. Según los principios del Mindfulness, encadenarnos a esos sentimientos negativos que nos llevan a un infinito bucle de malestar, inseguridad y tristeza, no es otra cosa que estancarnos en uno de los procesos que identifica en los primeros estadios de lo que podría desembocar en una depresión: la llamada "rumiación". Este proceso se presenta en nuestra mente como una 'trampa psicológica' según Ruth Baer, autora del libro Minfulness para la felicidad,y aparece como una aparente resolución ante un problema que, sin embargo, no hace más que empeorarlo a base de repeticiones negativas contra uno mismo. 

Darle vueltas a las cosas y no conseguir desencadenarnos de una situación dolorosa nos aferra al sufrimiento. Del mismo modo que necesitamos identificar y diferenciar de forma consciente ante cualquier obstáculo el dolor del sufrimiento, debemos tener claro que existen dos tipos de sufrimientos. Alexandra Calvo prosigue: "tenemos que identificar el sufrimiento necesario,que tendrás que aceptar incondicionalmente como parte del proceso de recuperación y el sufrimiento innecesario, que es aquel no lleva a ninguna parte y que sólo provoca más fragmentación y destrucción, constituyendo un peligro que puede hacer que tu duelo se cronifique".

Como seres humanos tenemos que aceptar que estamos marcados por nuestra genética y nuestro entorno, adquiriendo estrategias a través de la familia como nuestro primer modelo y a través de la gente que tenemos a nuestro lado como otro de los pilares que nos constituyen. De esta manera es como creamos nuestros propios mapas para sobrevivir.

"Si quieres evitar el dolor del duelo, el precio que tendrás que pagar es el estar totalmente desvinculado de los demás y por tanto, excluido de toda posibilidad de experimentar la felicidad." (Erich Fromm, psicoanalista)

No andaba desencaminado el psicoanalista, psicólogo social y filósofo Erich Fromm de otra de las cosas que hay que tener en cuenta en el camino del dolor. Otra habilidad que tenemos y que, por norma general, se desconoce: la llamada "resiliencia". Alexandra Calvo nos explica en qué consiste: "es la habilidad que tenemos para tener un momento de felicidad incluso cuando tienes una herida en el alma." Pero cuidado, puesto que esto no significa que esto sea algo positivo, ya que según la experta "si no encuentras un sentido a lo ocurrido (y por tanto, al dolor) y lo transformas, aún estarás atrapado en la herida."

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Otra forma que deja al descubierto la capacidad que tenemos para elegir sufrir… o no. Hacer frente al dolor con la mente despejada te ayudará a encontrar el sentido que evite que el sufrimiento te acompañe más del tiempo necesario en tu vida. 

Las personalidades más luchadoras, rebeldes y activas, así como aquellas personas con mayor capacidad de reflexión y de responsabilidad y el mayor grado para poder amar y confiar en los demás son algunas de las claves que ayudan a manejar con éxito estas situaciones. 

Esta notable habilidad ante la resolución de problemas sin llegar al estancamiento hará que se afronte la realidad con diversos recursos, que se tenga una buena aptitud para manejar las relaciones interpersonales, mayor voluntad y capacidad de planificación (tener siempre un plan B como alternativa) así como disfrutar de un mayor sentido del humor y capacidad optimista. 

Con todo esto sobre la mesa, el viaje comienza ahora. La psicoterapeuta Alba Payàs distingue cuatro dimensiones a tener en cuenta para afrontar el camino del duelo y poder tomar con claridad la decisión mental de seguir anclados en el sufrimiento, o no: la dimensión física, la emocional-relacional, la cognitiva-mental y la espiritual. 

¿Qué podemos hacer al respecto? 

Soluciones que pasan por desacelerar nuestro ritmo de vida, practicar ejercicio y programar tiempo para uno mismo y para los tuyos, ser consciente de los amigos con los que contamos ante las emergencias, marcarse objetivos a corto plazo, evitar toda contaminación que amenace tu mente y respetar lo que sientes (sin dañarte) son algunos de los pasos que podemos comenzar a dar en este viaje.