La Provenza sirvió de alimento para Berta Martín Saínz, artífice de la firma Poete, que envolvió la pasarela en un ambiente campestre. Los tejidos bailaron al compás del tul bordado, las gasas, las sedas y organzas… Un sinfín de movimientos adornados con flores silvestres, que aparecieron en forma de tocados y coronas sobre la cabeza de las modelos.