Ahora que febrero terminó, hacemos recuento de galerías con infinidad de estilismos de celebs'. Unos a recordar, otros a desterrar. El segundo mes del año es uno de los más atareados en la vida de una celebrity... y de su estilista. Oscar's, Grammy's, gala BAFTA, gala AmfAR... Eventos de gran parangón no sólo a nivel profesional, donde se destaca las cualidades cinematográficas, musicales o el buen ojo estilístico, sino también a nivel personal. Las celebs' que acuden con su invitación, saben que un paso mal dado sobre la alfombra roja les hará caer en las temidas listas de las peor vestidas o bien, elevarán sus carreras al cielo entrando en el ranking de las mejores.

Prueba de esta profesionalización de la alfombra roja son las cifras. Los sueldos que pueden cobrar algunas de estas estilistas oscilan entre los 5.000-10.000 dólares por evento. Pero no se queda ahí, pues la relación de amor estilista-celeb' va mucho más allá. Ese ranking de las mejor vestidas, esas galerías de tráfico saturado a través de la web, supone un punto fundamental para ambas.

¿Está entre los primeros puestos? Seguramente, la famosa de turno conseguirá algún contrato millonario con alguna firma que le dará algún que otro ingreso extra entre rodajes y, a su estilista, alguna que otra clienta de más. Su trabajo se verá valorado y su cachet, tan importante para elaborar listas como la anual de The Hollywood Reporter, también.

Pero... ¿y si es al contrario? Pasará al olvido de las listas de las peor vestidas, tu distinción se evaporará entre la multitud y esos contratos millonarios y clientes que hacen que aumente la cuenta corriente, se quedarán en polvo de hadas. Pan para hoy, hambre para mañana.

El mundo de Hollywood es así de cruel. Con todo, hay quien destaca por ser la excepción que la eleva aún más: las celebrities que proclaman su gran criterio para vestirse ellas solitas. Como ejemplo, Blake Lively, Diane Kruger o Tilda Swinton.

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Sus representantes aseguran que tienen suficiente ropa como para poder decidir por sí mismas qué es lo que mejor les sienta de cara a pisar la alfombra roja. Y no les falta razón. A menudo aparecen entre las mejor vestidas tras un evento y su éxito nunca pasa desapercibido.

Sin embargo, no es lo habitual. Lo habitual es tener ese pilar llamado “estilista”, a tu lado. Esa amiga que sabe de moda, bajo sueldo. Ese colchón que intenta que tu carrera profesional no se haga daño tras un tropiezo en la alfombra roja.

Así pues y gracias al trabajo de estas profesionales de la moda en la sombra, disfrutamos de imágenes tan icónicas como la de Lupita Nyong'o en la gala de los Oscars 2014, con ese vaporoso Prada en azul pastel tan bien elegido por Micaela Erlanger, que llegó a su vida tras la recomendación de su amiga, la también actriz Michelle Dockery.

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Aquel exitoso momento sobre la alfombra roja hizo que Nyong'o copase todas las portadas y números 1 de todas las listas de la prensa especializada. Además, casualidad o no, la actriz se convirtió después en imagen de la firma. Para Micaela, la reputación se elevó a niveles gloriosos y, con ella, sus oportunidades de trabajo aumentaron de forma proporcional.

También son memorables los oscuros estilismos que dieron fuerza a la actriz Rooney Mara tras protagonizar Los hombres que no amaban a las mujeres, firmados por el criterio de Ryan Hastings o el momento llanto, estatuilla en la mano, de Halle Berry en 2002 con ese Elie Saab burdeos que eligió para la ocasión Phillip Bloch.

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Kate Young, estilista de Natalie Portman, también destaca por hacer que la actriz siempre quede en buen lugar, así como Cher Coulter, estilista de clientes como Sienna Miller o Kate Bosworth, celebs' que pocas veces son vistas entre las peor vestidas.

Elizabeth Stewart también está entre las favoritas. Sandra Bullock, Cate Blanchett, Julia Roberts o Amanda Seyfried la eligen como su estilista de cabecera (aunque no pensó lo mismo Sofía Vergara cuando la despidió) y también las hay que luchan con sus clientas en un eterno tira y afloja para convertirla en icono (aunque no siempre salga bien), como le pasa a Tara Swennen en la ardua tarea de lidiar con Kristen Stewart.

Estos nombres son a menudo desconocidos. Trabajan desde la sombra, tras el telón. Aunque no todos, pues hay uno de ellos que destaca por su popularidad. Nombre al que acuden famosas como Jennifer Lawrence (y sus gloriosos looks firmados por Dior) o la exigente (estilísticamente hablando) Sofía Vergara (se dice que despidió a tres equipos de estilistas en menos de 1 año). Ella es Rachel Zoe. Estilista, diseñadora, escritora (ha firmado ya dos libros) y hasta protagonista en un reality. Todo ello, con su consecutiva ristra de ceros en su cuenta a final de mes.

Y es que pisar una alfombra roja no es tarea fácil. El baile de flashes es una de las pruebas más duras a nivel social para una famosa. Y ya se sabe que tras una gran celebrity, hay una gran estilista.