Ante la demanda colectiva de varios ex becarios de The Row por robo de salarios, las gemelas Olsen se han defendido a través de su representante alegando que las acusaciones son infundadas y que se defenderán en los tribunales y en los medios de comunicación.

El requerimiento lo lidera Shahista Lalani, una diseñadora que trabajó para la casa en 2012. Lalani asegura que ella y otros diseñadores hacían todas las tareas de los trabajadores en nómina sin cobrar un sólo dólar por ello. Por si fuera poco, acusa una constante presión por parte de la líder técnico de diseño.

Los documentos, que ya residen en la Corte Suprema de Manhattan, apuntan como responsable a la empresa Dualstar Entertainment Group, productora propiedad de las gemelas antes incluso de que alcanzasen la edad legal. De su superior, Lalani profesaba en The New York Post: "Era muy exigente. Yo realizaba el trabajo que debían hacer tres becarios. Tenía que encargarme de ella día y noche. Respondiendo e-mails, en fábricas...". Faenas que no hay sueldo que cubran. La diseñadora, graduada en la Escuela de Diseño Parsons, hasta fue hospitalizada. "Estábamos a más de 37 grados (en las fábricas) y yo, probablemente, tenía que cargar con 20 kilos en gabardinas", señalaba al mismo medio.

Según la demandante, los becarios –casi una cuarentena– trabajaban cerca de 50 horas semanales, ya fuera haciendo plantillas técnicas o recados personales. Labores por las cuales no obtuvieron ningún tipo de remuneración y razón más que suficiente para llamar a los responsables a los tribunales. Lalani, no obstante, asegura no haber trabajado nunca bajo órdenes directas de Mary-Kate y Ashley, añadiendo que las pocas veces que coincidió con ellas "fueron agradables y en absoluto malvadas".

Hace casi una década nacía The Row con una ambiciosa encomienda: conseguir fabricar la camiseta perfecta. Ardua tarea. Muchas horas de trabajo hicieron falta para que Mary-Kate y Ashley Olsen fuesen mentadas Mejores Diseñadoras el pasado año 2012 – más aún si compartes nominación con nombres como Marc Jacobs, Proenza Schouler o Alexander Wang. The Row se convertía entonces en la punta del iceberg del opulento imperio Olsen. Hoy, las jóvenes de 29 años cuentan con una fortuna estimada en 300 millones de dólares.