Ashley Graham es una referencia a seguir en el movimiento #bodypositive por muchos motivos: desde sus mensajes de aceptación en las redes hasta la colaboración con grandes marcas.

Pero como modelo de talla grande se ha encontrado con varias fronteras en el mundo de la moda (no todo es como parece, y sigue habiendo mucha hipocresía).

Tal y como ha contado a la revista New York, Graham estuvo esperando a la invitación de Anna Wintour para asistir a la gala del MET 2016. Como se supone que estaba en "lista de espera", dicha invitación le llegó tan tarde que ningún diseñador pudo hacer a medida un vestido o traje para ella.

No fue rechazada por su talla, lo ha dejado claro, pero lo que sí es cierto es que los diseñadores cuando se ofrecen a vestir a los invitados de esta gala, les dan muestras de la talla 34 - 36 y no superiores. Con lo que es evidente que Graham no tuviera otra opción que el patronaje a medida (con suficiente antelación, claro).

Aunque ella dice que las cosas han cambiado y que escoge las prendas que le gustan aunque tenga de adaptarlas en las sesiones de fotos, pudimos ver que en la última gala del MET 2017, Ashley lució un magnífico vestido de H&M de alta costura y sorprendentemente (esto nos llamó la atención en su día) estaba más delgada de lo normal. Igualmente estuvo impresionante y Wintour no dudó en invitarla con seguridad al último MET, esperamos seguir viéndola sobre la alfombra roja.

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