Tenemos que confesar que este año esperábamos con muchas ganas la llegada de Kim Kardashian a la alfombra roja de la Gala MET 2017. Su presencia venía siendo habitual en las últimas ediciones, pero esta era su primera gran aparición pública en un evento de este calibre tras el traumático atraco que sufrió el pasado octubre en París.

Cuando llegó el esperado posado, no pudimos más que quedarnos atónitas al ver el look que había elegido. ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde está nuestra Kim? La de los vestidos con transparencias imposibles, escotes de vértigo, ceñidos diseños que parecen a punto de explotar... Nada de eso.

Este año la estrella de televisión eligió un sencillo vestido blanco de escote barco firmado por Vivienne Westwood. El minimalismo extremo se extendió a sus accesorios, la ausencia de joyas deslumbrantes y a su peinado con melena ultralisa.

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Si echamos la vista atrás, es evidente que Kim ha sufrido un cambio de estilo en este escenario concreto. Así la veíamos el año pasado con este llamativo vestido metalizado de Balmain, muy adecuado a la temática de esa edición que iba sobre la tecnología.

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2015 fue su año. La mujer de Kanye West fue la más comentada de la gala con este vestido blanco con transparencias, pedrería y plumas de Roberto Cavalli que dejaba muy poco a la imaginación y que se parecía muy sospechosamente a un Givenchy que Beyoncé llevó en 2012.

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¿Coincidencia? No lo creo.

En 2014 la vimos en un intento de resultar más elegante con este vestido palabra de honor en azul y negro de Lanvin.

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2013 fue otro de sus años más impactantes. Embarazadísma de su primera hija North, se enfundó ni corta ni perezosa un ajustado vestido con estampado floral de Givenchy.

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Salta a la vista que podemos estar ante una nueva era en el armario de Kim Kardashian.

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