La actriz Inma Cuesta, conocida por interpretar exitosos papeles tanto en la gran como en la pequeña pantalla –véase Primos, Águila Roja o Tres bodas de más– encontraba anoche en las redes sociales la plataforma perfecta donde mostrar su rechazo a los retoques irreales que practican muchos medios de comunicación.

Así, la intérprete valenciana compartía una foto en su perfil de Instagram donde cuenta con más de 48.000 seguidores, que mostraba el antes y el después de una sesión de fotos realizada para el suplemento dominical de un periódico. Junto a dicha instantánea, Inma publicaba un texto que invita a la reflexión: 

"Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal. Imagino que era necesario resaltar el azul cobalto del vestido, quitar algunos pliegues del mismo y subir los niveles de luz para hacer brillar más mi piel, pero no entiendo la necesidad de retocar mi cuerpo hasta dejarme casi en la mitad de lo que soy, alisar mi piel y alargar mi cuello hasta convertirme casi en una muñeca sin expresión. 

No es la primera vez que pasa, pero esto sobrepasa los límites de la realidad y me avergüenza. La foto de la derecha fue sacada con mi móvil directamente del ordenador en la sesión de fotos, yo al completo, sin trampa ni cartón, Inma entera, la de al lado es una invención, es eso que se supone que debería ser... los "cánones" de belleza que "deberíamos" seguir, no me acompleja, no lo entiendo como una señal de lo que lo debería ser, sencillamente me indigna como mujer y me hace reflexionar muy seriamente hacía dónde vamos y reivindicar con fuerza la necesidad de decidir y defender lo que somos, lo que queremos ser independientemente de modas, estereotipos o cánones de belleza".

La respuesta de sus fans no se ha hecho esperar y en apenas unas horas, el post ya contaba con más de 18.000 'me gusta' e incesantes mensajes de apoyo que alababan un gesto difícil de ver en el mundo de las celebrities. La actriz, que actualmente se encuentra en el Festival de Sitges, reabre así el debate del retoque fotográfico y demuestra que no es necesario distorsionar la realidad para mostrarse bella.