Hoy el mundo se ha paralizado cuando nos hemos dado cuenta de que Selena Gomez ha hecho privada su cuenta de Instagram. Tras el pánico inicial, lo siguiente ha sido preguntarnos ¿por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Problemas con Justin Bieber? ¿Se ha cansado de esta red social?
Todavía no conocemos los motivos exactos, pero hay toda una teoría a raíz de esta publicación que Selena hizo la noche anterior al cambio de su cuenta en Stories.
De fondo aperece un texto que pertenece a esta publicación de Billboard. "Hay un oso de peluche de cinco pies tirado en el suelo de la cocina en la casa de Selena Gomez en el norte de Hollywood. 'Lo sé, lo sé', dice Gómez, poniendo los ojos en blanco, reconociendo que el animal de peluche no combina del todo con el trío de butacas acurrucadas en el acogedor rincón con detalles de mármol. 'Fue un regalo, y al principio pensé: 'Esto es tan ridículo, no puedo esperar a regalarlo a otra persona'. Pero Gómez, de 25 años, aún no lo ha soltado".
Sobre este texto la artista ha publicado lo siguiente: "Nunca dejaré que otro ser humano vuelva a adivinar mis palabras ni las invitaré a mi casa. Esto es muy doloroso. Lo más 'ridículo' es que nadie conoce mi corazón cuando digo esas cosas".
¿Por qué se ha enfadado Selena exactamente? ¿Es este el único motivo de su cambio en Instagram? ¿Hay algo más? ¿Será una rabieta temporal o se trata de algo definitivo?
Pero todo este asunto nos lleva una pregunta mucho más profunda. ¿De qué sirve hacer privada una cuenta que tiene 130 millones de seguidores puesto que todas esas personas aún pueden ver lo que publica la cantante? Si ese es el concepto de privacidad de la cantante, igual no le sirve de mucho.
Tampoco olvidamos que los momentos más determinantes de su vida, como su trasplante de riñón, han sido anunciados al mundo a través de Instagram. Selena ya se tomo un tiempo para cuidarse cuando estaba muy enferma, pero finalmente volvió. ¿Volverán las aguas a su cauce esta vez?
