1. Lleva siempre un chal en la mochila: te ahorrarás quedarte sin entrar en alguna que otra mezquita o tener que ponerte los pañuelos de dudosa limpieza que te prestan a la entrada.

2. Algunas mezquitas prohíben el paso a los no musulmanes. Pregunta en la puerta y, si es así, respétalo. Recuerda que para ellos es un lugar sagrado, no turístico.

3. Evita las muestras de afecto en público. Ir cogido de la mano o incluso darse un inocente beso en la mejilla está mal visto, sobre todo si estás en el entorno de una mezquita. Es posible que incluso veas un cartel a la entrada que lo prohíbe.   

4. Quitarte los zapatos al entrar en un lugar sagrado es obligatorio: tendrás que dejarlos en una estantería a la entrada. Si tienes la suerte de que te inviten a una casa, quitártelos antes de entrar es una muestra de agradecimiento y respeto.  

5. El alcohol no es fácil de encontrar en la carta de un restaurante, sobre todo si buscas fundirte con la población local. Puedes comprarlo en determinados comercios, pero consumirlo en la vía publica es una ofensa, sobre todo si eres mujer.