Encontró el gusto por la danza con solo 6 años, cuando veía bailar en la Feria de Málaga: “Mis manos y mis pies se disparaban y descubrí que me apasionaba”. Najarro es viajero por obligación, hoy en el festival Flamenco on Fire de Pamplona, mañana en Japón... Sus propuestas no tienen fronteras desde que comenzara a dirigir el BNE.

Con 15 años ya trabajabas con los maestros Rafael Aguilar y Antonio Gades. ¿Cómo recuerdas esta etapa?
Todo era nuevo para mí. Con esa edad me fui de casa durante un mes y medio a Austria y probé lo que era pisar un escenario frente a 5.000 personas. Sentí mucho miedo pero, al mismo tiempo, veía que eso era lo que tenía que hacer. Recuerdo que era una época en la que me gustaba absorber todo de todos y cada uno de los coreógrafos y directores con los que trabajaba. Fue una etapa de formación y de ahondar en la elegancia y la disciplina de la danza sobre el escenario. También aprendí a maquillarme y a vestirme.

Fuiste solista con solo 25 años en La Maestranza, ¿qué es para ti este teatro?
Uno de los escenarios más emblemáticos de nuestro país. Para mí, poder estrenar una coreografía propia con el Ballet Nacional de España y recibir estupendas críticas me dio un gran impulso para seguir adelante con la creación.

¿Dónde consideras que se valora más la danza española?
Tiene mayor repercusión fuera de nuestras fronteras pero, de un tiempo a esta parte, siento que vamos concienciando a las diferentes entidades encargadas de las programaciones. En el baile español tenemos un tesoro y, poco a poco, estamos llegando a más personas.

¿Cómo pretendes conectar con el público más joven?
Estoy actualizando continuamente la imagen de la compañía a nivel mediático, visual y de mensaje. Trabajo para que se sienta muy cercana y nueva, a través de artistas invitados que despuntan en diferentes vertientes como la moda, el cine o la música. 

Utilizas la moda para conectar con el público. Tus modistos preferidos son...
La verdad, tengo muchos. Me entusiasman Ion Fiz, Debota y Lomba, Nicolás Vaudelet, Teresa Helbig, Manuel García Madrid, Juan Duyos, David Delfín... Podría nombrar muchos más, y todos son españoles, porque gozamos de una tremenda riqueza creativa.

Durante las giras, ¿te da tiempo a descubrir los destinos que visitas?
Tengo muy poco tiempo para conocer los diferentes países por los que viajamos, pero mis compañeros suelen organizarse de la mejor manera posible para recorrer cada lugar en el que actuamos. Esto enriquece muchísimo al artista, el respirar diferentes culturas, religiones y gastronomías. Todo aporta a la hora de desarrollar nuestra profesión.

¿Cuál es tu destino favorito en Europa?
Uno de los lugares que más me ha maravillado, y donde mejor me he sentido, es Florencia por su arquitectura y por el ambiente que se respira. Es innegable que mires donde quieras mirar solo hallarás belleza.

En otoño trabajas en Londres, ¿qué te enamora de esta metrópoli?
La gran riqueza y diversidad de su oferta cultural, la cantidad de teatros, musicales y el ambiente tan diverso que se respira de diferentes ámbitos. Es una capital en continuo movimiento, en ebullición.  

¿Y en tu ciudad, Madrid?
Lo que más amo es la afabilidad del madrileño de cara a los visitantes. Me parece un lugar muy abierto, además de hermoso. Es una bella urbe en la que me encuentro cómodo. Vivo en una de las calles más castizas, en pleno Rastro, y me encanta ir andando hasta la Plaza Mayor, al mercado de San Miguel, a la zona de Los Austrias... Me siento muy identificado con Madrid.