Ha hecho teatro, drama, series televisivas –como El Rey o B&B– y cine, donde conoció a su marido, el director Diego Yaker. A la actriz catalana le gusta cambiar de registro y dice que en estos tiempos la suerte es “poder enlazar proyectos interesantes”. 

En breve, empiezas a rodar la película Diez mil cosas que haría por ti. ¿Qué nos puedes contar?
Es una comedia disparatada, dirigida por Dídac Cervera. Interpreto a una policía y me apetece mucho.

Vivías en Madrid, ahora por trabajo vuelves a Barcelona, tu ciudad natal...
¡Sí! Para nosotros instalarnos es algo temporal. Siempre digo que mi triángulo de las Bermudas está entre Buenos Aires, Madrid y Barcelona. Todas me aportan cosas distintas.

¿Cómo son estas tres ciudades?
Madrid está más preparada para el ciudadano a nivel de ocio y cultura. En Barcelona, todo es más caro, pero en cambio, hay una alta calidad de vida y puedes escaparte a la playa o ir a una terraza frente del mar; y esto es un tesoro. Buenos Aires está llena de energía, con mucho movimiento artístico, aunque resulta un poco dura, porque es muy grande. Aquí tienes que dar lo mejor de ti, pues nadie te regala nada.

¿Qué destacarías de Argentina?  
No era un destino que tuviera en mente, pero conocí a Diego, me llevó y me enamoré del país. Estuvimos en las cataratas de Iguazú y en el Perito Moreno. Argentina tienen zonas de belleza natural excepcionales, inabarcables. Hasta que las ves no te haces una idea de lo impresionantes que son.

De joven pasaste tus veranos en Calella de Palafrugell y dices que para ti es un destino muy especial.
Sí, porque lo relaciono con un momento vital. Descubrí este pueblo de la Costa Brava en la adolescencia y se convirtió en un lugar de evasión. Recuerdo sentarme en las rocas de la playa, mirando al infinito, oyendo el mar, aclarando ideas y aprendiendo qué quería ser en esta vida. Me sentía libre, independiente. El Mediterráneo para mí tiene este punto místico. 

¿Un viaje pendiente?
Me encantaría ir a Italia. También a un destino costero: Córcega, Cerdeña o las islas griegas. 

¿Los rodajes te han descubierto algún lugar que valga la pena?
Desde luego, con el telefilme El rey conocí Estoril y me dejó con ganas de más. Cuando viajas por trabajo es un regalo doble.

¿Eres más de naturaleza o de ciudad?
De ambas. Cuando llevo días en una urbe, siento que necesito lo primero. Pero uno de los viajes más maravillosos que hice fue a Nueva York. Está llena de energía y es indispensable para cualquiera. Estuve hace bastante tiempo con unas amigas y ahora me gustaría volver con mi marido. 

Un destino que te haya impactado.
Sin duda, India. Es un lugar único e inexplicable. Te das cuenta de que la Tierra es enorme y resulta un viaje de sensaciones que recomiendo para gente valiente.

¿Por qué valiente?
Porque parece que estés en otro planeta, incluso la densidad del aire es distinta. Salir de tu centro y que algo te descoloque es necesario y bueno. Me encantó su gastronomía; tenía miedo, porque no me gusta el picante, pero me acostumbré y ahora me gusta. 

Eres vegetariana y macrobiótica. ¿Eso supone alguna dificultad cuando viajas?
No, porque también me apetece hacer turismo gastronómico. De vez en cuando, me salto las normas. En casa de mis suegros hago una excepción y como choripán... ¡No puedo resistirme!