Prepárate

Practicar esquí es cansado, por lo que no está de más tener una condición física adecuada a la hora de practicarlo. Los músculos de las piernas, así como las articulaciones, trabajan de una manera intensiva durante la práctica de los deportes de nieve. Si no estás acostumbrado al ejercicio, comienza a andar a buen paso durante las semanas previas a tu viaje de esquí. Hacer ejercicios que hagan trabajar el cuádriceps, como las sentadillas o las zancadas, también te ayudará.

Destino

Elige tu destino de nieve con cuidado y teniendo en cuenta tu presupuesto. Algunas de las estaciones más prestigiosas de Europa se encuentran en los Alpes Suizos y en España, en los Pirineos. Sin embargo, estas pistas también son las más caras: por ello, piensa bien si quieres invertir en una estación mejor o prefieres empezar con algo económico hasta que aprendas a moverte con esquís. Por ejemplo, el forfait (abono) de un día en Baqueira-Beret cuesta 47 €, mientras que en una estación más modesta como la de Leitariegos cuesta 19 €. Pregunta también por los abonos para principiantes: algunas estaciones hacen grandes descuentos a los visitantes que acuden por primera vez a esquiar, aunque solo se les permita el acceso a unas determinadas pistas.

También es importante tener en cuenta los servicios de los que disponen las diferentes estaciones. Por ejemplo, hay algunas que poseen zona infantil, perfecto si viajas en familia. Otras permiten practicar esquí nocturno, o tienen una mayor oferta de ocio y restauración...

Elige pistas adecuadas

Tanto si eres principiante como un avanzado esquiador, asegúrate de que la estación de esquí que has elegido tiene pistas adecuadas a tu nivel. Éstas se organizan por colores: las de color verde son las más sencillas y son las recomendadas para debutantes. Las azules tienen un nivel intermedio, mientras que las rojas son más difíciles. Por último, estarían las pistas negras, muy difíciles y con mucha pendiente. Dependiendo de la estación, encontrarás más o menos pistas de cada tipo.

Paso a paso

Un pecado común entre los principiantes es confiarse demasiado rápido. No te sobreestimes porque ya hayas conseguido dominar la pista verde en tiempo récord: es mejor mantenerse en éstas durante el tiempo suficiente para aprender la técnica. Además, lo ideal es comenzar con un instructor para no adquirir malas posiciones.

Hazte un seguro de esqui

Para esquiar con total tranquilidad, es recomendable-aunque no obligatorio- contratar un seguro de esquí. En ocasiones, los propios seguros de hogar cubren esta problemática, pero en muchos otros casos actividades como los deportes de nieve quedan explícitamente excluidas de las pólizas. Por ello, tu deber es informarte, ya que un seguro puede ahorrarte mucho dinero en caso de accidente (asistencia médica, traslado en helicóptero, daños a terceros...).

Ropa y equipamiento

Debes tener en cuenta cómo vestirte adecuadamente para evitar sudar o pasar frío. Los esquiadores más expertos recomiendan vestirse en varias capas. La primera capa, la que está en contacto con la piel, debe ser una camiseta térmica, que proteja del frío y al mismo tiempo no retenga el sudor. La segunda capa está destinada a proteger del frío, por lo que un forro polar o una prenda similar sería lo más adecuado. Por último, la última capa debe proteger del viento, así que un anorak o cortavientos sería la opción más correcta.

En cuanto al equipamiento, debes asegurarte antes de comenzar que las fijaciones estén en óptimas condiciones, tanto si es tu equipo como si lo has alquilado.

Protección solar

Es algo que los neófitos no suelen tener en cuenta, pero lo cierto es que, en la nieve, los rayos solares pueden hacer estragos en la piel. La radiación ultravioleta aumenta un 4 por ciento cada 300 metros. Además, la nieve blanca refleja el sol por completo. ¿La solución? Una loción protectora con alto factor solar (SPF 50 o más). Tampoco te olvides de los labios: ten siempre a mano un bálsamo labial.