Se llama Barrafina y puede que solo el nombre ya sea preludio de lo que te espera al cruzar su puerta. Ubicado a pocos pasos de la emblemática plaza del Ayuntamiento, en el centro histórico de Valencia, todo en este restaurante de estilo 'vintage' recuerda a tiempos pasados (de esos que "siempre fueron mejores"). Su barra recoge el buen comer de toda la vida y la calidad del producto tradicional, fusionando recetas castizas y modernas en una cocina de mercado puro.

Hermano pequeño del famoso restaurante Q’Tomas de la capital del Turia, con quien comparte el culto a la buena materia prima, Barrafina se caracteriza por una carta de calidad pensada para compartir en cualquier momento: ya sea para una experiencia completa y 'disfrutona' o para tomar algo rápido, sin renunciar por ello al 'savoir-faire' y a la frescura de la huerta y el mar.

bowl con ensaladilla rusa y langostinos
CAMILA-STORNINI

En su carta encontramos desde entrantes, como el tomate de temporada con burrata de Puglia, las zamburiñas, el tartar con carabineros y gambas rojas de Denia, el mollete de pulpo, pepito de solomillo a la plancha y foie o el montadito de atún rojo a la plancha y wasabi, hasta platos principales como las chuletas de cordero al romero.

plato de zamburiñas de barrafina valencia
CAMILA-STORNINI

Aquí, la exquisitez gastronómica va de la mano de la arquitectura. Con un interiorismo en clave 'art decó' protagonizado por la tapicería geométrica, toques dorados y numerosos ventanales, Barrafina mantiene el encanto acogedor de la tradicional barra valenciana donde celebrar la vida de la mejor manera que se nos ocurre: saboreando cada bocado.