Para ponerte en situación: estoy en la etapa de mi vida en la que más peso. Cambios hormonales, de vida, estrés, de casa, enamoramiento máximo, sobrecarga laboral y nuevos proyectos (también bastante Glovo a domicilio, cosas del inicio del amor, ya sabes) han hecho que este último año haya sido uno de los mejores de mi vida en cuanto al tema personal y crecimiento profesional. Todo cambio intenso exige esfuerzo y energía por nuestra parte y hay cosas que pasan a ser prioridad 1. Pero, en cuanto a mi cuerpo se refiere: el peor año, sin duda. No es ningún drama tampoco, he de decir. No se puede estar en la cresta de la ola y llegar a todo todo el rato.

No es excusa, pero es la realidad y ya siento contar mi vida. Pero quiero que sepas que no tengo una talla 36 ni pretendo tenerla. Pero una endometriosis que ha pasado por tres tratamientos hormonales distintos en un año, unida a mil horas delante del ordenador, poco tiempo para hacer deporte y empezar otra carrera universitaria con 33 años, ha supuesto para mí una rotura absoluta en mis hábitos de alimentación y deporte.

He de decir que, ahora con todo más estabilizado (relación, trabajo, casa y rutina), puedo volver a ocuparme de mí y de mi cuerpo, estoy en ello y hace unos dos meses que el agua está volviendo a su cauce y estoy muy contenta. De nuevo como sano, equilibrado, entreno como antes y me siento mucho mejor, aunque se me ha ido de las manos, tela.

Un exceso de retención de líquidos y grasa brutal

Pero antes de empezar a transformar de nuevo mi vida y con un exceso de peso que me oprimía literalmente las piernas (hacía que me despertara cada mañana con una pesadez extrema de piernas cansadas, que me doliera muchísimo tocarme los muslos y que mis tobillos estuvieran a punto de explotar), recurrí a un tratamiento con intención de que me echara una mano con el proceso de vuelta a la vida sana.

He de puntualizar que no creo que ningún tratamiento ni producto haga milagros. Tampoco me interesa que así sea, estoy mucho mejor cuando como en condiciones y hago deporte, no solamente por mi cuerpo, también por mi estado mental.

Pero también tengo que comentar que este tratamiento (varias sesiones, al menos 4, las empecé sin haber hecho ningún cambio sustancial a mejor en mi vida y aún así empecé a notar resultados. Ahora que ya estoy a todo gas, mucho mejor, más efectivo es) funciona incluso cuando no estás haciendo nada por tu parte, no te lo recomiendo, pero es la verdad. El cambio fundamental debe ser de hábitos, no de masajes ni tratamientos.

instagramView full post on Instagram

Quiero meterme ya en harina: masajes drenantes con sesiones de INDIBA 'THE.TOX BODY' en THE.TOX; un centro especializado en varios tipos de masajes manuales que, exceptuando este que yo me hago, no usan más aparatología: únicamente las manos de Victoria, la maravillosa profesional que me atiende.

Está en el Zoco de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, para las que viváis aquí. Hay bonos que de 5 y 10 masajes (5 masajes; 450 euros, 10 masajes; 850 euros). La frecuencia la puedes poner tú. Puedes darte uno al mes, dos, tres o cuatro. También depende del presupuesto que tengas, la sesión suelta cuesta 100 euros. No es barato, lo sé, pero merece muchísimo la pena como inversión anual en ti, si tienes un exceso de líquidos como yo: una barbaridad. Yo necesitaba hacerme algo que me aliviara la pesadez y me ayudase a drenar. Os digo, estoy siendo bastante estricta con la alimentación y el deporte y bajo mucho mejor la grasa que elimino líquido. No es tan sencillo y puedes necesitar ayuda.

Una transformación espectacular en tres meses

Lo que me gustó, para empezar, es que Victoria me evaluó de arriba a abajo sin hacerme sentir mal. Muchas veces me ocurre esto: me dan pronósticos horribles y lo odio, porque en mi caso sé que tampoco es para tanto. Hablamos de que me sobran 10-15 kilos, pero no 350. A veces te hacen sentir así o que tienes la piel horrible o el pelo para raparte al cero, casi.

Victoria no, ella puso un plan de actuación sin presionarme lo más mínimo y empezamos. Al principio me molestaba muchísimo porque no podía casi tocarme los muslos. La primera fase dura una hora y es manual, el INDIBA es media hora, en total son 90 minutos de tratamiento.

Es un masaje totalmente personalizado, en mi caso fueron los muslos, pero puedes tratar lo que quieras, lo que te preocupe, ellos te preguntan. Tu caso es único, no te 'despachan'. Te tratan con mimo y como a una persona, con muchísimo respecto y cariño, la verdad. Victoria es fisioterapeuta y la visión que tiene es muy global y formadísima, para mí esto es un plus y diferenciación de otros sitios.

He de decir que, después de este tiempo (unos 3 meses, me he repartido bastante las sesiones, haciéndomelas cada 10 días aproximadamente) es alucinante lo que han cambiado mis muslos. Para empezar, puedo perfectamente tocarme la piel y agarrarme de ella sin que me duela nada, mis piernas se han deshinchado muchísimo, la piel está increíblemente lisa (y eso que me queda muchísimo trabajo por delante).

Puedo decir que, junto a un plan de alimentación saludable y ejercicio, es un tipo de tratamiento maravilloso que alivia desde el día uno. Yo salí de ahí flotando, pese a que hubo momentos algo más molestos porque mi piel estaba dura e inaccesible. La cosa empezó a mejorar muchísimo a partir de la quinta sesión. Sigo con ellas pero más espaciadas y yo estoy poniendo muchísimo de mi parte para quitarme esa pesadez de piernas que me hacía polvo.

No es una cosa de un día ni de dos, pero estoy disfrutando del proceso y puedo afirmar con rotundidad que se nota y que merece cada euro invertido.