[CUIDADO: Spoilers del 8x01 de 'Juego de tronos']

En el arranque de la primera temporada deJuego de tronos, una alborotada Invernalia se preparaba para recibir a Robert Baratheon, rey de los Siete Reinos. Veíamos a un pequeño Bran Stark trepando por el castillo después de avistar a lo lejos a la corte real -con abundantes banderas de la casa Lannister- y a su hermana Arya buscando un lugar lo suficientemente alto para ver quiénes eran aquellos intrusos. Cuánto ha llovido desde entonces. Casi una década después, los hermanos vuelven a estar en la capital norteña, pero esta vez a quien esperan es a una reina. En el primer episodio de la octava y última temporada de la serie, emitido esta madrugada, vivimos un dejà vú donde las piezas del tablero han mutado: ahora es Daenerys Targaryen quien cabalga a través de las puertas del hogar de los Stark junto a Jon Nieve, para unirse a una batalla inminente que amenaza con destruir Poniente.

La espera ha llegado a su fin, y la serie de HBO vuelve a alzar el vuelo acompañada de la euforia fan y la sensación de que se cierra una etapa televisiva única. ‘Juego de tronos’ lleva años revolucionando el mundo seriéfilo, pero acabamos de vivir el principio de su fin, en un episodio lleno de importantes revelaciones para los personajes y, sobre todo, reencuentros. El 8x01 deja la acción a un lado -esperamos que sólo momentáneamente- para ir tejiendo los hilos del conflicto, que no sólo se librará con flechas y espadas, sino también con pruebas de lealtad. Y es que, ¿quién tiene realmente la legitimidad para sentarse en el Trono de Hierro? ¿Puede hablarse de un solo candidato justo, sabiendo lo que sabemos? El juego por el trono parece que se pondrá más candente que nunca en este temporada.

Juego de Tronos Temporada Final
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Pero centrémonos en el episodio. Tras la ¿triunfal? entrada de Daenerys y Jon a Invernalia, la desconfianza empieza a propagarse entre los norteños. Ellos eligieron a un Rey del Norte, y no entienden por qué, de repente, han de subyugarse a una monarca extranjera a la que no conocen de nada. La principal escéptica es Sansa Stark, que quiere proteger a la familia y su legado a toda costa, y no está segura de si las decisiones tomadas por su “hermano” nacen de la estrategia bélica -necesitan aliados para la guerra- o del evidente amor que le profesa a la Targaryen. Desde luego, el amor está en el aire: en un paseo de los tórtolos, vemos cómo Jon monta por primera vez a uno de los dragones, confirmando que su sangre Targaryen está viva en él. Y por eso mismo vaticinamos que la felicidad naif no les durará mucho tiempo. Las revelaciones no tardarán en sucederse, ni tampoco los dilemas sanguíneos.

La noche está cerca, y el invierno se les ha echado encima

Más allá de lugares comunes y perezosos que sabíamos que los creadores de la serie iban a tocar en esta temporada -como el romance de libro al son de frases como “ven a calentar a tu reina” o la siempre curricular rivalidad femenina-, este primer episodio nos da una buena ración de momentos geniales que los fans esperaban como agua de mayo. Primero y quizás el más emotivo, el reencuentro entre Jon y Arya -no se veían desde la primera temporada-, que se gesta con un gran abrazo en volandas, mención a la Aguja y los sentimientos a flor de piel bajo el árbol arciano. La misma Arya se volverá a ver con otro personaje, pero esta vez en clave más coqueta. Hablamos -¡cómo no!- de Gendry, el Baratheon bastardo, con el que mantuvo una conexión imposible de olvidar. “You’d be my Lady”. Ay. Todo apunta a que algo va a ocurrir entre los dos personajes, sobre los que hace ya mucho tiempo que recae un ‘shippeo’ en la comunidad fan. No es para menos.

Los momentazos no se acaban. Veremos el reencuentro de Sansa y Tyrion Lannister después de que su matrimonio no consumado se fuese al garete, en un momento en que la primera huyó con Meñique y el segundo estaba sentenciado a muerte. Malos tiempos. También la redención de Theon Greyjoy, que acudirá a los barcos de su tío Euron para rescatar a su hermana Yara, que se propone recuperar las Islas del Hierro para dar apoyo a Daenerys en la batalla contra los muertos. De estos, precisamente, poco veremos en este primer episodio: ni rastro del Rey de la Noche y su gigantesco ejército zombie. Sí veremos que la caída del muro no ha causado demasiadas bajas. Tormund se reúne con todos los supervivientes, y se dan cuenta de que el enemigo ya está camino de Invernalia. Y de que ellos van muy retrasados como para ir a avisarles. Mientras urden un plan, sufrirán un pequeño susto, cortesía de los caminantes blancos: una sentencia de muerte, en forma de espiral con extremidades humanas y un niño convertido que arderá como un mal presagio. La noche está cerca, y el invierno se les ha echado encima.

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En el otro lado de Poniente, Cersei Lannister sigue siendo -oficialmente- la lideresa de los Siete Reinos. Su alianza con el Banco del Hierro parece que no le ha dado todo lo que necesita -¡no le han traído elefantes!-, pero sus negocios con Euron Greyjoy van viento en popa. Tanto que, contradiciéndose a sí misma, le invita a sus aposentos para una noche de lujuria y pasión. Una que, por supuesto, no vemos. Recordemos que, según contó ella misma en la séptima temporada, está embaraza, un dato que su amante desconoce. ¿Por qué oculta Cersei la noticia? ¿Será cierto que lleva dentro un nuevo hijo de su hermano Jaime? ¿Qué esconden sus medias sonrisas y sus planes secretos, incluso para la audiencia? Habrá que esperar para saberlo. Lo que sí hará, a través de su Mano del Rey, es mandar a Bronn a matar a los traidores de sus hermanos. Y con una ballesta. ¿Justicia poética?

Sam Tarly ha sido más importante y decisivo de lo que pensamos, y lo vuelve a ser aquí

Para completar esa misión, Bron tendrá que viajar a Invernalia. Ya sabemos que allí está Tyrion, junto a la Khaleesi, pero al final de este primer episodio descubrimos que también lo está Jaime. Le vemos entrar a caballo escondido bajo una capucha -¿es que no hay seguridad en este castillo?- y encontrarse cara a cara con Bran Stark. Sí, el niño que tiró por una ventana y dejó tullido en la primera temporada de las serie. “Las cosas que hago por amor”. Aunque ya no es el mismo niño. De hecho, en cierto momento asegura que ya no es Bran. Un misterio que aún tendremos que esperar para entender del todo. La mirada que comparten es tensa hasta decir basta, y vaticina algo que sabíamos: el Lannister, el que sirvió los deseos de Cersei y mató al padre de Daenerys, el Rey Loco, no va a ser bien recibido fácilmente en el Norte. Ya veremos.

Para el último gran evento del episodio, y que va a ser el detonante de los grandes conflictos de la temporada, tenemos que recurrir a un personaje que recurrentemente ha sido más importante y decisivo de lo que pensamos: Samwell Tarly. Primero le vemos escondido en la biblioteca, donde recibe la visita de Daenerys y Jorah Mormont, a quien curó de su Psoriagrís cuando nadie más quería hacerlo. Por eso mismo le da las gracias y le ofrece ayuda en lo que necesite, pero su conversación derivará en una confesión que el personaje no estaba preparado para escuchar: la reina quemó vivos a su padre y hermano en la Batalla del Campo de Fuego, cuando se negaron a unirse a su bando. Aunque la relación de Sam con su familia nunca había sido demasiado buena, la noticia le afecta terriblemente. ¿Buscará venganza o lo dejará correr?

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Sin embargo, donde Sam realmente encenderá la mecha de los grandes problemas de ‘Juego de tronos’, será al revelarle a Jon Nieve que él es, en realidad, Aegon Targaryen, hijo de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark. No es ningún bastardo. De hecho, es el heredero del Trono de Hierro, más legítimo para el puesto -según las leyes de Poniente- que su tía Daenerys. La revelación tiene lugar en un espacio muy simbólico: la cripta de los Stark. Es un momento lleno de un gran peso narrativo, donde por fin sale a la luz algo que los fans sabíamos desde hace dos años. Y, en ese momento, su mejor amigo deja caer la gran pregunta: si Jon abandonó su condición de Rey en el Norte por fidelidad a Daenerys y su legado, ¿será capaz ella de hacer lo mismo al enterarse de que es él el verdadero heredero de los Targaryen? ¿Cómo reaccionará ante toda esta situación?

Eso es algo que veremos, con suerte, en el segundo episodio. Que todos estos grandes momentos ocurran en menos de una hora es algo inevitable -¡sólo son seis episodios!-, pero desafortunado. Como ya ocurrió con la séptima temporada, parece que los creadores se van a dar prisa para cerrar todas las líneas narrativas que han abierto durante ocho años. Y sólo esperamos que nos dé el tiempo suficiente para saborearlas.

Vía: Fotogramas ES