Gisele Bündchen

Modelo y embajadora de Buena Voluntad de UNEP

gisele bundchen en el campo
Cortesía ELLE internacional

El Instagram de esta ‘top’, una de las más grandes de la historia, es todo un ecosistema que logra hacer ‘sexy’ la sostenibilidad. Y su empeño personal es devolver a la Amazonia, en su Brasil natal, lo que le hemos ido arrebatando.

Nació en una familia green y ahora hace partícipes a sus hijos de ese legado: en su casa hay colmenas de abejas y se composta la basura orgánica. Pero, además, durante más de una década, esta supermodelo (Horizontina, Brasil, 1980) ha llevado el mensaje verde por el mundo al colaborar con el Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (UNEP).

¿Cómo te involucraste en esta causa?

Siempre he sentido una gran conexión con la naturaleza. Aunque no me comprometí al cien por cien hasta mi primer viaje a la Amazonia, en 2004; estuve con las comunidades indígenas y vi con mis ojos el impacto que la destrucción de la selva y sus recursos estaba teniendo sobre ellos y sobre la fauna. Esa experiencia me despertó, fue uno de los momentos clave de mi vida.

¿Cuáles son tus objetivos?

Trabajo con UNEP en atraer la atención hacia la ecología y continúo con una iniciativa que empecé por mi 40º cumpleaños, en 2020, para plantar el mayor número posible de árboles en la Amazonia... ¡En concreto, 260.000!

¿Qué es lo peor que has visto en tu experiencia como activista?

Los incendios, que lo destruyen todo a su paso. Me rompen el corazón.

¿Y lo que más esperanza te genera?

Hay tanta gente que trabaja para hallar soluciones... Yo lo viví en primera persona con el proyecto Agua Limpa, en la región de Brasil donde crecí. Tras reforestar la orilla del río, el ecosistema entero mejoró. Nos recordó que, si le echas una mano a la naturaleza, ella te recompensa con creces.

Si formaras parte de un gobierno, ¿cómo tratarías de sanar el planeta?

Las empresas serían responsables de fabricar sus productos de la manera más sostenible y ética posible. Y de reciclar los residuos del artículo. Enseñaría en la escuela meditación y otras herramientas para conocernos a nosotros mismos e impartiría cursos sobre problemas sociales y ambientales. Los niños y jóvenes pasarían más tiempo fuera, en la naturaleza, lo que mejoraría su bienestar social, físico y emocional. Así, serían más empáticos, felices y sanos.

Clara Lago

Actriz y fundadora de Ochotumbao

clara lago eco elle
Rafa Gallar

Su compromiso con el mundo animal se ha convertido en una de sus señas de identidad. Colabora con WWF, escribe relatos poniéndose en la piel de la Madre Tierra y ha creado con Dani Rovira su propia fundación para financiar, entre otras cosas, proyectos de conservación.

En 2017, decidió hacerse vegana por conciencia ecológica, tras comprobar la enorme huella ambiental de nuestro consumo de carne, y creó la fundación Ochotumbao, que financia distintos programas verdes. Desde entonces, la protagonista de 'Ocho apellidos vascos' y 'Primos' (Torrelodones, Madrid, 1990) no ha dejado de buscar maneras de proteger a los animales y a la naturaleza en su conjunto, prestando su voz a anuncios sobre la crisis del clima o, recientemente, como abanderada de un proyecto de 'upcycling' y reciclado de ropa junto a Levi’s y Back to Eco.

¿Cómo y cuándo nace tu interés por el medio ambiente?

Creo que esa siempre ha sido una inquietud que ha estado latente, desde muy pequeña. Pero, sobre todo, fue a raíz de ver documentales como 'Cowspiracy' (disponible en Netflix) cuando empecé a darme cuenta de hasta qué punto podemos tener un impacto sobre la naturaleza con algo tan básico como la alimentación.

¿Y en qué momento surge tu fundación, Ochotumbao?

Fue después de la segunda edición de la gala '¿Quieres ayudar conmigo?', en Málaga, junto a Dani Rovira. Nos dimos cuenta de que teníamos el deseo de seguir apoyando causas muy diversas, pero ya a escala nacional e incluso internacional.

¿Qué nos dirías a todos para que nos decidiéramos a participar activamente en la lucha a favor de la naturaleza?

Lo primero sería eliminar –o, al menos, reducir– la ingesta de pescado, carne y lácteos, y para ello animaría a la gente a ver 'Cowspiracy', y también 'What the Health' y 'Seaspiracy', para tomar conciencia del impacto que tenemos en el planeta con nuestra dieta.

¿Qué deberían hacer las instituciones para comenzar a avanzar?

Favorecer y fomentar la dieta vegana, concediendo ayudas a estos productos y obligando a que siempre exista una opción de este tipo en los restaurantes, los colegios, los medios de transporte...

Tú has puesto voz a la naturaleza en un vídeo de WWF y has escrito un relato titulado 'Madre Tierra'. ¿Qué nos diría hoy ella si pudiera hablar?

Que falta mucho amor en el mundo. Y que, si nos seguimos moviendo por egoísmo y no por empatía, acabaremos con los recursos necesarios para nuestra propia supervivencia.

A pesar de todo, ¿ves una esperanza en la nueva actitud de los jóvenes hacia el cambio climático y el bienestar animal? ¿Podemos consolidarla?

La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Y, gracias a los movimientos ecologistas y a gente como Greta Thunberg, vemos que esta es una inquietud que compartimos muchas personas en todo el mundo. Creo que, para afianzar cualquier cambio, hace falta que los gobiernos lo apoyen con medidas y que se empiece a educar a los más pequeños en esa transformación.

Jeff Bridges

Actor y activista a favor de Amazon Conservation Team

jeff bridges
Cortesía ELLE internacional

Se mueve con idéntica naturalidad en el paseo de la Fama de Hollywood y por las selvas de Colombia. El globo entero es la casa de esta auténtica leyenda del cine, convencida de que, cuando se trata de aire puro y salud, todos estamos juntos en esto.

Aunque dio vida al mítico 'el Nota' en 'El gran Lebowski', este intérprete único (Los Ángeles, 1949) no es ningún pasota. Su preocupación por la selva lo ha llevado a colaborar con el Amazon Conservation Team, cuyas siglas son precisamente ACT: actúa en inglés.

¿Por qué esta ONG?

En 2006, mi amigo Kenny Loggins me llamó para contarme que una tribu indígena de Colombia tenía problemas: un avión había vertido pesticida sobre su aldea y estaban enfermando. También me dijo que un innovador grupo conservacionista, ACT, les estaba ayudando a encontrar otras tierras. Lo que los hace únicos es que cooperan con las tribus para proteger la Amazonia. Su fundador, mi colega Mark Plotkin, lleva 40 años estudiando a esas tribus y las plantas medicinales de la zona. No se trata de proteger o el ecosistema o a las personas; ambos están interconectados.

Cuéntanos sus últimas acciones.

En esta pandemia hay vidas en juego, por eso ACT ha distribuido vídeos y pósteres en una docena de idiomas para informar a esas comunidades de cómo protegerse. Tienen una campaña en Brasil en la que jefes indígenas animan a vacunarse. Y están a punto de llegar a un millón de hectáreas compradas para convertirlas en reservas indígenas en Colombia.

"Si tu idea de ecología no incluye luchar por los derechos humanos, entonces esto irá mal"

¿Cómo ves la evolución en la actitud de la gente hacia estos temas?

Últimamente, la discusión se ha vuelto más politizada, por desgracia. En 2018 produje el documental 'Living in the Future’s Past', en el que entrevistábamos a un amplio espectro de personas, desde un general hasta un cristiano evangélico, y coincidían en que hemos de proteger a la madre naturaleza. Esto debería unirnos, no dividirnos.

¿Qué harías si te pusieran al mando?

Invitaría a líderes académicos, tecnológicos, industriales... y los retaría a crear un código ético para ayudar a la gente a la vez que a la naturaleza. ¡Estamos todos juntos en esto, tío!

Alejandro Agag

Empresario y fundador de la Fórmula E y Extreme E

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Handout//Getty Images

Después de crear el campeonato de automovilismo más concienciado y ‘green’, su nueva aventura en modo ‘rally’ lo lleva por las zonas más afectadas por la crisis climática. Y siempre con un mensaje: la tecnología y nuestra responsabilidad nos sacarán de esta.

En apenas siete temporadas, este empresario (Madrid, 1970) ha logrado que el campeonato de coches eléctricos que fundó haya pasado de ser una competición menor a la gran esperanza del motor: ha convencido a muchos de que estos vehículos pueden ser excitantes. Ahora recorre el mundo con un nuevo rally en modo verde cuya razón de ser es precisamente alertar sobre los peligro de la contaminación.

Cuéntanos tu último proyecto, Extreme E.

Consiste en llevar los eléctricos a las fronteras donde se está librando el cambio climático, a los lugares más afectados. Cada carrera tiene un tema; una ha sido en Arabia Saudí y hablamos de desertificación. De hecho, contamos con un comité científico. Otra será en la costa del Atlántico, en Senegal, para abordar la polución de plásticos en el océano. Otra, en Groenlandia, por el derretimiento de los casquetes polares. Se trata de usar el poder de comunicación del automovilismo para enseñar al planeta lo que está ocurriendo, y también para intentar poner nuestro granito de arena a través de ciertas acciones que llamamos 'legacy'. En el mar Rojo restauramos una playa muy deteriorada donde desova la mayoría de las tortugas de la zona; en Senegal plantaremos un millón de manglares... Además, desde el barco St Helena, que es nuestra base móvil por todo el globo, investigamos y desarrollamos tecnologías para combatir la crisis del clima.

¿Y cómo tuviste la idea de crear el primer campeonato, la Fórmula E?

Siempre he sentido interés por los temas medioambientales, y hace 15 años noté que al deporte del motor, en el que yo me movía, le faltaba ese ángulo, que iba a ser cada vez más esencial, tanto para las marcas como para los patrocinadores. Vi un hueco... y me lancé. Fuimos pioneros, y resultó duro persuadir a la gente de que invirtiera en el coche eléctrico, porque, en 2011, cuando surgió, nadie se lo creía. El único era Elon Musk, y yo trabajé con él entonces. Ahora muchos lo están imitando.

Si el público ve que son el futuro del automovilismo, lo trasladará a su vida...

Claro, ese es el mensaje. Que, al ver carreras de eléctricos, las personas se convenzan y estén un paso más cerca de comprarse uno. Estos vehículos tienen varios problemas, y uno es la percepción de que no son atractivos. Nosotros estamos cambiando eso.

¿Cuál es hoy el mayor reto ambiental?

Desarrollar una tecnología de captura de carbono eficaz. Es lo único que nos puede salvar a largo plazo. El CO2 que ya está en la atmósfera, unas 400 partes por millón..., se va a quedar ahí. Y seguimos emitiendo. Es otro sector en el que yo me voy a centrar en el futuro.

Alice Braga

Actriz y colaboradora de Greenpeace

alicia braga en la amazonia apoyando la causa de los munduruku
Cortesía ELLE internacional

Proveniente de una gran estirpe de actrices en Brasil, con títulos como ‘Ciudad de Dios’ y ‘Soy leyenda’ conquistó el mundo entero. Pero su vida dio un vuelco cuando vio la belleza del Amazonas en todo su esplendor. Y, ahora, está decidida a protegerla.

La protagonista de la serie 'Queen of the South' (Brasil, 1983) es también toda una auténtica reina de lo eco. Sobrina de la mítica Sônia Braga, lleva casi dos décadas en la cima del cine y la televisión, pero su mayor orgullo está en su trabajo junto a Greenpeace a favor de los bosques.

¿Por qué crees que hemos de involucrarnos en la causa del planeta?

Porque ya es imposible separar nuestras vidas e ideales de la naturaleza. Nuestra supervivencia depende del equilibrio entre los humanos y el medio ambiente. O comprendemos de una vez que este sistema que hemos creado no es sostenible o no tendremos futuro.

¿Tú qué quieres lograr con tu acción?

Inspirar a las próximas generaciones para que entiendan que el cambio es posible, incluso en mitad de esta oscuridad. Al final, la solidaridad siempre gana y es nuestra única salida. Yo participo en proyectos que cuentan historias alineadas con ese objetivo. Las transformaciones provienen de la empatía, los relatos cercanos y la emoción.

¿Qué es lo que a ti te inspira más?

Cuando ves a un animal en su hábitat o vas a un lugar con una belleza tan tangible que incluso te olvidas de mirar el móvil 150 veces al día, algo cambia dentro de ti. Te das cuenta de que las reformas que necesitamos son mucho más profundas y serias de lo que creemos. No podemos seguir lavando los platos mientras se nos quema la casa.

¿Y qué es lo que debemos hacer?

Yo empezaría por subir los impuestos a los multimillonarios para dar un ingreso mínimo vital a toda la población. Después, fijar normas más estrictas para el mercado financiero. Y que el precio de los productos fuera su coste real; es decir, que incluyera su impacto ambiental. También, fomentar la agricultura ecológica, incluir a los pueblos indígenas en las decisiones económicas y pasar a las compañías petroleras la factura por estos años de contaminación, destrucción de hábitats y engaños a los ciudadanos.

Ellie Goulding

Cantante y embajadora de la ONU

ellie goulding en la naturaleza
Cortesía ELLE internacional

Entre discos y giras, esta artista británica de carrera imparable siempre saca tiempo para luchar por el planeta. Tanto que, desde 2017, es uno de los rostros del Programa para el Medio Ambiente de la ONU. Y, ahora que acaba de convertirse en madre, cuenta con una motivación extra: dejar a su hijo un lugar mejor en el que vivir.

Tan apasionada en las causas que defiende como en su música, la artista de 'Love me like you do' (Reino Unido, 1986) se ha volcado en revertir el calentamiento global. Y, recién estrenada en la maternidad, su voz suena ahora más potente y llena de esperanza.

¿Cómo surge tu vocación de activista?

Nací en la Inglaterra rural y siempre fui una friki de la naturaleza. Soy la típica que hace 100 preguntas cuando conoce a un oceanógrafo. Ese interés se filtró a mis redes y me ofrecieron dar un discurso en la ONU y, luego, ser embajadora de Buena Voluntad. ¡Y así mi pasión por el planeta se oficializó!

¿Cuáles son tus objetivos?

Esta es la década más importante de nuestras vidas. Somos la generación que puede firmar la paz con la naturaleza, y debemos lograrlo. Somos la #GenerationRestoration, y creo que, como embajadora, mi papel es hablar no sólo de los peligros, sino también de las soluciones que están apareciendo gracias al esfuerzo y la brillantez de otros humanos como nosotros. Esta no es una historia triste; es de cambio positivo y esperanza. ¡Podemos con ello!

Y la cosa ha cambiado mucho en los últimos años, ¿verdad?

Sí, cada vez es más fácil explicar ciertas cosas. En mi último disco, 'Brightest Blue', procuramos no utilizar plásticos de un solo uso, por ejemplo. Pero, desde luego, queda bastante por hacer. El movimiento eco no ha sido nada inclusivo. Cuando empecé a participar, me di cuenta de que casi sólo había hombres blancos. Y esta conversación ha de incluirnos a todos. Está cogiendo fuerza, aunque yo quiero que pongamos más de nuestra parte.

Si tú fueras presidenta de la Tierra, ¿cómo la convertirías en un sitio mejor?

Me encantaría, ¡¿esa oferta de trabajo es real?! Pues instituiría como delito la destrucción de la naturaleza. De hecho, esa medida ya se ha propuesto, pero debemos implementarla. El desarrollo lo realizó una abogada británica, Polly Higgins, que falleció hace un par de años. Luchó sin descanso para que se considerara un crimen internacional el ecocidio e inspiró un movimiento global que aboga por este tipo de normas.

Trudie Styler

Actriz, productora de cine y creadora del Rainforest Fund

trudie styler, sting
Cortesía ELLE internacional

Mucho antes de que 'Ama la Tierra' fuera el lema de moda en Hollywood, ella y su marido, Sting, ya ponían todos sus esfuerzos en proteger la Amazonia. Y, tres décadas después, este icono del activismo sigue peleando por la justicia social y ambiental en territorios ancestrales.

Actriz y productora (Reino Unido, 1954), fundó su propia ONG junto a Sting, su marido, hace ya más de 30 años. Su objetivo vital: que los pueblos indígenas sigan protegiéndonos a todos de la deforestación.

¿Cómo empezó tu implicación?

Creamos la Rainforest Foundation (ahora, Rainforest Fund) en 1989 tras visitar la Amazonia. Volamos desde Brasilia cinco horas sobre un maravilloso manto verde esmeralda, una selva intacta hasta donde abarcaba la vista. La majestuosidad de esa naturaleza prístina era inspiradora. Hasta que, en lontananza, comenzamos a ver humo y fuego. Era como una visión del paraíso y del infierno a la vez, uno de los recursos naturales más preciosos del mundo bajo ataque. Y, sobre el terreno, era aún más cruel; por un lado, escenas idílicas de gente viviendo en armonía con la naturaleza (mujeres embarazadas bañándose en aguas transparentes, niños comiendo fruta de los árboles, hombres pescando...); por otro, a media hora de vuelo, donde ya se había arrasado el paisaje, todo era distinto.

¿Qué es lo que más te ha impactado de lo que has visto en estos años?

Conocimos a los kayapo, cuyo líder, el jefe Raoni, nos pidió que ayudáramos a mandar un mensaje al mundo. Era este: "Hay mucho humo. Mi gente está muy enferma. Pero lo que pase en mi bosque hoy os afectará a vosotros en vuestra tierra mañana". ¡Cuánta razón tenía! Por eso lo llevamos de gira por el mundo entero. Hoy, detener la destrucción de los ecosistemas es más importante que nunca.

"En los últimos años, los temas de sostenibilidad han entrado en lo ‘mainstream’"

¿Cómo trabajáis para que eso ocurra?

Nos centramos en proteger los derechos humanos y territoriales de los pueblos de las selvas del mundo. Ellos son los guardianes de los bosques, sus mejores protectores. Este año, apoyamos proyectos en 13 países, de Uganda a Ecuador, pasando por Indonesia.

¿De qué tipo de iniciativas hablamos?

Incluyen defender las tierras ancestrales, dar apoyo legal para sacar a los invasores, formar a agentes medioambientales, bloquear intrusiones por parte de las industrias petrolera y minera, promover los derechos de la mujer, presentar denuncias por asesinatos y ataques violentos... Y, también, ayudar de urgencia por los incendios que causa el cambio climático y, desde luego, por los efectos de la pandemia.

Cristina Iglesias

Artista y activista por la protección de los océanos

cristina iglesias en el centro botín de santander
Pablo Sarabia / HEARST

Sus esculturas, repartidas por medio planeta, llaman a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza. Ahora, una nueva creación en plena bahía de La Concha pone al océano (aún más) frente a nuestros ojos.

El ritmo de las mareas y las corrientes ha marcado siempre la obra de una de las artistas españolas más influyentes. Tras firmar espectaculares fuentes en Amberes o Londres, y esculturas subacuáticas en México, la donostiarra (1956) se hace este año profeta en su tierra, inaugurando otro diálogo entre el ser humano y el planeta, de título 'Hondalea'. Un espacio que reivindica la defensa de los océanos, reproduciendo de manera artística el fondo original de la bahía, a través de un gran vaso fundido en bronce por el que fluye el agua.

Muchas de tus obras tienen que ver con la naturaleza. ¿Cuál es la importancia de ese elemento en ellas?

Yo he construido paisajes de ficción en los cuales esa idea estaba muy presente. Y siempre he hablado entre la ficción y la realidad. Aunque quizás el momento en el que trabajé de modo más directo en la protección del medio ambiente fue en 2007, cuando comencé a colaborar con biólogos marinos y ecologistas mexicanos dentro de un proyecto de refugios llamado Estancias Sumergidas. Está en el Mar de Cortés, en la Baja California Sur, y consiste en dos áreas formadas por pantallas, por las que pasan corrientes, ayudando así a la colonización por parte de las especies acuáticas. Estas esculturas habitables por la flora y la fauna se han convertido en un laboratorio para investigar la biodiversidad y los corales.

Tu nueva creación trata sobre el agua, la costa... ¿Qué significan para ti?

'Hondalea' reside en un lugar, Santa Clara, que se erige en medio de la bahía de La Concha. Es un sitio distante y, a la vez, lo vemos desde la orilla. El viaje hasta allí y la exploración de la pequeña isla serán parte de la experiencia. El estudio de las formaciones rocosas y de cómo el mar las moldea no sólo ha sido una fuente de inspiración, sino también un registro de texturas que, después, hemos reproducido en bronce, para crear esta ficción mineral, geológica, que compone con la luz y el sonido una experiencia que afecta a nuestra memoria.

¿Qué papel debería jugar el arte en la lucha contra el cambio climático?

Creo que es capaz de llevar luz a estos asuntos tan acuciantes. A mí me gustaría que 'Hondalea' sea un punto de encuentro de los ciudadanos, y que acoja recitales de poesía y conversaciones sobre las cuestiones que nos inquietan a todos; a los científicos, a las gentes de las artes y a cualquier persona que sea sensible.

¿Y a ti cuáles son los temas ambientales que más te preocupan personalmente?

Pude escuchar al oceanógrafo Enric Sala y a Sylvia Earle cuando rodamos una película en 2010 sobre 'Estancias Sumergidas', y así vi cómo estamos destrozando los océanos, que son cruciales para la vida, pero también que eso tiene solución. Esta tarea está en nuestras manos, y deberíamos hacer nuestra parte; desde comprar solamente aquello que sabemos que proviene de cultivos sostenibles hasta no verter nada nocivo al mar.