¿Cuál es la misión de una buena película apocalíptica? Lo primero de todo, entretener. Lo segundo, meternos unos cuantos sustos. Lo tercero, invitar al espectador a una reflexión de qué es lo que puede pasarle a la humanidad si sigue desoyendo los síntomas del cambio climático, jugando con el planeta y maltratándolo.
Todos estos ingredientes los pone sobre la mesa 'La guerra del mañana', el último gran estreno de Amazon Prime Video. Iba a ser uno de los éxitos de la cartelera veraniega para Paramount, pero finalmente lo desplazó a la plataforma y ha presentado una buena campaña para que se convierta en una de las películas del verano. Herramientas tiene para conseguirlo, como vamos a ver.
Lo primero de todo, diremos que es una película de lo más entretenida pero que para nada marca un hito en el género apocalíptico. En ella se respiran ecos de 'Al filo del mañana' –con Tom Cruise de gran héroe– 'Independence Day', 'Terminator', 'Aliens: El regreso', 'Starship Troopers (Las brigadas del espacio)', Distrito 9'...
Se trata de la primera película de acción real y con actores de Chris McKay, el director de 'Batman: La LEGO película'. 'La guerra del mañana' se apoya en un buen reparto, encabezado por Chris Pratt ('Jurassic World: El reino caído), Yvonne Strahovski ('El cuento de la criada') y el veterano J.K. Simmons, ganador de un Oscar en 2014 por 'Whiplash'.
La sinopsis oficial de la película dice así: "El mundo se paraliza cuando un grupo de viajeros en el tiempo se transporta desde el año 2051 para entregar un mensaje urgente: La humanidad está perdiendo la guerra mundial contra una especie alienígena letal. La única esperanza de supervivencia es que los soldados y los ciudadanos del presente sean transportados al futuro y se unan a la lucha.
Entre los reclutados está el profesor de instituto y padre de familia Dan Forester quien, decidido a salvar el mundo por su hija, se une a una brillante científica y a su padre en una búsqueda desesperada por reescribir el destino del planeta".
La película arranca en un futuro relativamente cercano, diciembre de 2022. Dan Forester (Pratt) se sienta a ver el Mundial de Fútbol con su hija de nueve años, Muri (Ryan Kiera Armstrong), cuando de pronto se abre una especie de portal y aparecen unos militares procedentes del futuro que reclaman ayuda contra las Púas Blancas, unas criaturas alienígenas que quieren acabar con el ser humano. Ya solo quedan 500.000 personas en todo el planeta, pues el resto ha sido devorado por ellas.
A través de una especie de agujero temporal, los ciudadanos pueden viajar al futuro a combatir y uno de los que marcha es Dan, antiguo miembro de Operaciones Especiales en Irak, que ahora es un frustrado profesor de ciencias. Su padre, James (Simmons), veterano de Vietnam, le abandonó y ahora se ha convertido en un chalado.
Con su experiencia previa, a Dan le toca liderar a un grupo de ciudadanos asustados que no se ven capaces de disparar ametralladoras contra estas bestias. Traba amistad con Charlie (Sam Richardson), el gracioso de la pandilla –con frases como "Me alegro de que Will Smith no esté vivo para ver esto"–, y con Dorian (Edwin Hodge), que ha sobrevivido a otras misiones y que no le importa apuntarse a esta porque padece cáncer. Yvonne Strahovski, la temida Serena de 'El cuento de la criada', es Romeo, una científica que unirá fuerzas con Dan para buscar una manera biológica de destruir a las Púas Blancas.
Es una trama de lo más sencilla, con un montón de recursos cinematográficos que seguro que has visto millones de veces. Pero funciona porque es bastante entretenida y nos ofrece casi dos horas y media de escapada de la realidad, que no nos viene nada mal. Te echarás unas risas sin ningún rompecabezas mental y los monstruos dan verdadero miedo.
El mensaje final es también simplista, en favor de la humanidad, la ciencia, el sacrificio y la familia. Todo bastante previsible; no esperes una película de arte y ensayo pero sí momentos muy poderosos. A disfrutar.
