Si acostumbras a ver programas del corazón, es muy probable que tengas la imagen de los paparazzi ante la casa de alguna celebridad española anclada en tu retina, pero si tu contacto con las vidas privadas de los famosos se basa en las redes sociales, es posible que apenas recuerdes las clásicas imágenes robadas a las celebs que antes valían auténticas fortunas y que demostraban que el ‘storytelling’ de las vidas de los personajes conocidos era manejado por terceras personas. El cambio que ha traído consigo el furor de las redes sociales radica en precisamente haberles devuelto ese poder a las celebridades, que han convertido sus perfiles en sus propias agencias de imágenes e incluso de prensa. Es desde Instagram desde donde ahora dan a conocer al mundo sus embarazos, sus rupturas o sus nuevos proyectos. La práctica de “sobornar” a los porteros de los hoteles para saber si un famoso se encontraba en su interior también ha caído en desuso, porque a su vez mediante las redes, los paparazzi que todavía viven de conseguir imágenes exclusivas han encontrado en ellas la forma de saber dónde se encuentran sin necesidad de chivatazos.

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Gotham//Getty Images
Gigi Hadid

Gracias a una mirada experimentada capaz de reconocer desde la silla de un restaurante determinado hasta un escaparate, los supervivientes de los ‘flashes’ saben dónde dirigirse para conseguir una valiosa imagen. Si una celebridad es fotografiada saliendo del restaurante Nobu de Los Ángeles, no cabe duda de que no quiere que su compañía sea un secreto, pues es uno de los lugares que las celebs frecuentan, por lo que los fotógrafos tienen que descubrir enclaves secretos en los que los famosos creen jamás serán descubiertos. En un insospechado (o no tanto) giro de guión, a su vez ahora las celebridades han de pagar a los paparazzi por el uso de sus imágenes, una polémica que ha empujado a Gigi Hadid y a Khloé Kardashian, entre otras, a poner las manos en el cielo al saber que han de pagar miles de euros por emplear fotografías con las que desconocidos se enriquecen haciendo uso de su imagen. Quizás por eso ahora los famosos parecen haberse tomado la ley por su cuenta y han decidido contraatacar y jugar con los paparazzi.

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Kim Kardashian (Imagen: Yeezy)
Kim Kardashian (Imagen: Yeezy)

Una de las primeras en hacerlo fue Kim Kardashian, que consciente de que más allá de poder elegir sus looks y el maquillaje con el que sería capturada por las cámaras que la persiguen 24 horas, no podía controlar la imagen final que los fotógrafos compartirían con el mundo. En 2018 publicó un tuit en el que aseguraba estar en contra de las agencias de paparazzi que estaban cerrando las cuentas en las que sus fans subían sus fotos. “¡Tenemos que pensar en algo que hacer! ¿Quizás crear nuestra propia agencia, y que así los fans puedan subir lo que quieran? Dejad que haga un brainstorm con la familia”, dijo en sus redes. Poco después, Kim dio con la solución, que explicó de nuevo en sus perfiles sociales. “Ahora todas las imágenes que subo son tomadas por mi propio equipo de paparazzi, por lo que podéis repostearlas cuanto queráis. Las que no hayan sido tomadas por ellos serán etiquetadas de forma pertinente, por lo que os pido que no compartáis esas”.

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Yeezy
Kim Kardashian (Imagen: Yeezy)

Para entonces Kim Kardashian ya había demostrado ser una experta a la hora del control de su marca, y no nos referimos a KKW ni a Skims, sino a sí misma. Para promocionar el lookbook de la sexta colección de Yeezy, Kanye y ella decidieron que fueran los fotógrafos los que tomaran las imágenes promocionales. La diseñadora subió a su cuenta de Instagram durante varios días sucesivas imágenes en las que posaba con diferentes looks de Yeezy mientras hacía todo tipo de tareas cotidianas, desde pasar por McDonalds hasta ir a correos. Pero lejos de ser estas fotografías espontáneas, en realidad cada uno de los looks había sido orquestado por Carine Rotifeld, haciendo que Kim y Kanye fueran los dueños de una narrativa que hasta entonces solo dominaban a través del reality ‘Keeping up with the Kardashians’ y sus redes sociales.

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La misma metodología es la que han empleado ahora los miembros de Måneskin, el grupo ganador de Eurovisión que ha enamorado a Gucci, y que para promocionar el merchandising de la banda, ha lucido sus diseños a propósito por las calles de Italia para que fueran los propios paparazzi los que les hicieran la campaña al capturar cada imagen. "Gracias por la sesión de fotos, paparazzi. ¡Os vemos mañana!", escribían junto a las fotografías tomadas.

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JOCE/Bauer-Griffin//Getty Images
Camila Cabello

El siguiente paso del control de la narrativa por parte de las celebridades frente a los fotógrafos tiene dos vertientes. La primera de ellas es por la que se ha decantado Camila Cabello, que ha empleado sus redes para comunicarle al mundo que no piensa arreglarse por más que los fotógrafos la capturen con looks lejanos a los estudiados outfits con los que son inmortalizadas modelos como Kendall Jenner o Hailey Bieber, cuyos conjuntos son fruto del trabajo de sus estilistas. “He pensado que me da igual las fotografías que se publiquen o lo que la gente diga de ellas, porque ahora controlo yo la narrativa”, ha declarado.


Mucho más enrevesada es la segunda vía, por la que ha optado Grimes al posar ante los paparazzi leyendo ‘El manifiesto comunista’, de Karl Marx. Ella ha explicado a través de sus redes (¡cómo no!) que lo hizo apropósito para que los fotógrafos y los medios crearan todo tipo de insospechados titulares, algo que por supuesto ocurrió. Ha advertido a la prensa que si sigue enviando a paparazzi a su casa, continuará creando nuevas formas para trolearlos, y ha invitado a sus seguidores a darle ideas. Pero no solo la pose y el libro eran parte de una estrategia premeditada, sino también, por supuesto, su outfit, que es parte de una colaboración entre ‘Dune’ y la marca Demobaza.

Aunque nos encanta la forma en la que las celebridades han decidido retomar el control del ‘storytelling’ de sus vidas, no podemos ocultar que hay algo que nos preocupa de esta operación. Las imágenes de las famosas a las que tenemos acceso mediante sus redes han sido pre y post producidas, pues son fruto de horas de maquillaje, estilismo, diferentes poses y filtros. Mientras que antes algunas fotografías tomadas por los paparazzi nos recordaban, al carecer del control de quienes las protagonizaban, que la imagen glamourosa que las celebs proyectan en estrenos y sesiones de fotos es una construcción, quizás ahora las nuevas generaciones, al enfrentarse a imágenes en las que sus ídolos posan perfectas tras haberse despertado o tras haber entrenado, incrementen sus complejos y les hagan pensar que esa perfección prefabricada es real. Sin embargo, de lo que no cabe duda es que las fotografías de los paparazzi siguen hoy siendo vitales para que las celebridades signa formando parte de una conversación cultural pop más amplia que vaya más allá de sus seguidores, y es ahí donde radica todavía su poder. Al fin y al cabo, tú sabes quién es Dulceida (¿verdad?), pero quizás tu madre no, por lo que el que de vez en cuando una revista del corazón publique imágenes de la influencer robadas en la playa hace que gente ajena a los perfiles de muchos personajes los conozcan.