Cuando la periodista cultural Anne Helen Petersen, autora de ‘No puedo más’, dejó los medios para los que colaboraba para escribir la newsletter ‘Culture Study’, alojada en Substack, supimos que algo estaba cambiando. El paso definitivo de este cambio fue que Charlie Warzel, conocido por sus textos en 'New York Times', también se despidió de la prensa para encargarse de la newsletter ‘Galaxy Brain’, para ‘The Atlantic’. Era oficial: las newsletters se habían convertido en el colchón de seguridad para muchos periodistas. Warzel y Petersen han escrito ‘In Out of Office’, donde ahondan en cómo el paisaje laboral tiene un ritmo que ya no nos pertenece. “La tesis de este libro es que el trabajo remoto -no el trabajo remoto durante la pandemia- puede cambiarte la vida. Te puede alejar del yugo de la productividad constante. Te puede hacer más feliz y más saludable”, escriben. Sin embargo, al leer el último post de la newsletter de Petersen, comprobamos que la atención a las métricas sigue acechando sus textos y que la idea de la newsletter como un diario en el que escribir únicamente lo que se desea no es, cuando funciona como un trabajo y no como un hobby, tan idílico como parece. “Si lees esta newsletter semanalmente, valoras el trabajo que le pongo y aún no te has convertido en un suscriptor de pago… Piensa en hacerlo. Muchos de los que leéis la newsletter no pagáis, y lo entiendo, porque me paso la vida diciendo que voy a pagar por cosas que no pago hasta que pasan semanas. Pero quizás hoy sea el día”. Con estas palabras comienza lo que ella misma llama un ‘post de sentimientos’. Confiesa que aunque no es su tipología preferida, es la que la gente más lee, y lo sabe porque revisa regularmente las métricas de sus textos, con los que no quiere cambiar mentes, sino pagar el alquiler.

Substack se autoproclama como “el anti- Facebook”

Como señala en su propia newsletter Hamish McKenzie, uno de los fundadores de Substack, los periodistas podrían ganar mucho dinero si atrajeran a una audiencia elevada. “No es fácil: exige tiempo, dedicación y devoción, pero lograrlo es más posible que nunca”. El polémico periodista Alex Berenson, que antes trabajaba en ‘New York Times’, gana unos 700.000 euros al año en Substack, que se autoproclama como “el anti- Facebook” al anteponerse la calidad a los algoritmos. Substack se parece a la blogosfera en algunos aspectos, pues se compone de periodistas, blogueros, novelistas y profesionales que quieren promover su marca personal. La empresa está contratando a grandes figuras del periodismo y ha ofrecido a nombres como Danny Lavery un contrato que ronda los 400.000 euros por escribir durante dos años en la plataforma.

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Laurent Guerin
Imagen de la serie ’The bold type’

La periodista Marichu del Amo, autora de la newsletter albergada en Substack 'El Caos Azul', señala la importancia de diferenciar lo que hacemos para otros y lo que hacemos por y para nosotros mismos. “No deja de ser un hobby y una ventana de expresión diferente que también tiene su lugar, si la gente lo lee. También es un ejercicio de compromiso conmigo misma, algo que me hace parar, pensar, reflexionar y expresar. Yo también vivo a todo trapo en la vida freelance y me conviene detenerme a escribir desde el puro placer de hacerlo, no para encajar en un medio o para que me paguen por ello, pues para eso ya tengo mi trabajo como periodista en medios o comunicación de marca”, indica.

"Las newsletter son más radicales, pues no entran dentro del circuito agresivo y consumista que supone internet"

El furor de las newsletters nos hace pensar en el fenómeno de los blogs. Sus adeptos han encontrado un espacio en el que ser ellos mismos y mantenerse alejados de las turbulencias que internet y de la ira que algunos los comentarios vertidos en los artículos contienen y desatan. “Existen muchas diferencias entre ambos. Mientras que los primeros tenían una vocación digamos más 'mass media' por el simple hecho de estar publicados en la web y ser accesibles a todos, las newsletter abogan por una relación más íntima con el lector, pues debes apuntarte para recibirla en tu correo. Creo que, por ahora, las newsletter son más radicales, pues no entran dentro del circuito agresivo y consumista que supone internet”, señala Olga Tamarit, redactora especializada en contenido digital. La periodista Marichu del Amo añade una apreciación. “El blog murió, pero se rescata un formato que tiene parte de él, aunque diría que con una parte más profesional, con un compromiso en su periodicidad y con mayor profundidad. Un texto que está lejos de un libro ligero y que va más allá de las frasecitas en un post de Instagram. Por tanto, es una dosis a medio camino entre lo que fuimos y lo que somos ahora, en esta 'fast life' donde viene bien pararse de vez en cuando a reflexionar”.

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Netflix
En un mundo que busca contenidos rápidos y audiovisuales, destaca el triunfo de las newsletter

El periodismo ya no es una conversación unidireccional

Substack se construye sobre la idea de que la gente está dispuesta a pagar por un periodismo de calidad y que prefiere apoyar directamente a los periodistas, en lugar de a los medios para los que escriben. ¿Por qué cada vez más periodistas lanzan sus newsletters? “Aunque el panorama de los medios de comunicación modernos presenta muchos retos para los escritores de hoy en día, tiene un lado positivo. El periodismo ya no es una conversación unidireccional: ya sea a través de las redes sociales, las newsletters de noticias por correo electrónico o la afiliación a través de Patreon, los días en los que solo se conocía a un periodista por su titular han terminado. El resultado de esta íntima conexión en línea entre los escritores y sus lectores es que los periodistas ya no están atados a una sola publicación; en cambio, pueden dedicar su tiempo y energía a las historias que más les importan a ellos mismos y a su audiencia”, explica el equipo de Patreon, una popular plataforma que funciona a través de un sistema de afiliación cuyo objetivo es establecer una nueva economía creativa impulsada por artistas, que ofrecen a sus seguidores contenidos exclusivos de forma directa.

La newsletter también te permite escapar de la tiranía del SEO y buscadores

Teniendo en cuenta que una de las razones por las que muchos periodistas se dedican a esta profesión es porque aman escribir, las newsletters se han convertido en el lugar donde poder reflexionar sobre temas que realmente les preocupan alejándose de encargos o de artículos que responden a la necesidad de cumplir con las métricas. Así lo señala Olga Tamarit. “Empecé con mi newsletter, La Newslettercita, porque sentía que, aunque escribo para varios medios online y publico temas a diario, nunca hablaba desde la perspectiva que me interesa ni de los temas que me apetecía. En mi newsletter puedo hablar una semana de Cenicienta desde una perspectiva de clase y a la siguiente sobre la conexión entre erratas, churros y diazepam. Son temas que nunca me publicaría ninguno de los medios con los que colaboro y que, al escribirlos sin presión, disfruto más. Además, una newsletter es un espacio seguro, pues al estar fuera del circuito “público” de internet, también estás más a salvo de ‘haters’ y bots. Al final, una newsletter te da libertad total en cuanto a contenido, estilo y forma y, para las que nos gusta escribir y comunicar, es todo un regalo del que no sueles disfrutar en tu día a día como periodista (al menos en mi caso). La newsletter también te permite escapar de la tiranía del SEO y buscadores. Es lo más parecido a escribir por placer, de manera pausada e íntima”, asegura.

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HBO
Las newsletter son para muchos periodistas el lugar en el que escribir lo que realmente quieren y disfrutan

Cuando Substack nació en 2017, sus fundadores escribieron un post que atacaba al periodismo. “Los grandes tótems del periodismo están cayendo. Las organizaciones de noticias, así como las entidades que se enmascaran haciéndose pasar como tal cosa, están recurriendo a desesperadas metodologías para sobrevivir. Por eso tenemos granjas de contenido, 'clickbaits', debates virales sobre ilusiones ópticas y una epidemia de noticias falsas. Es tan dañino que el contenido de los periodistas, a ojos de los lectores, ha perdido su valor. Es fácil venirse abajo con este tipo de sucesos, pero de toda crisis nace una oportunidad. Creemos que el contenido periodístico tiene un valor intrínseco y no tiene por qué darse de forma gratuita. Creemos que lo que lees, importa. Y creemos que nunca ha habido un momento mejor para proteger esos ideales”, escribieron. ¿Son las newsletter las salvadoras del periodismo? Mientras lo descubrimos, Patreon señala algunos beneficios sugeridos para los periodistas: Acceso a la comunidad, contenido sin publicidad, contenido adicional, tarjetas de agradecimiento y notas escritas a mano, seguimiento en las redes sociales, reconocimiento y recompensas digitales.

Quien tiene esa necesidad de expresión, necesita un espacio para poder ser

La periodista Marichu del Amo da su opinión sobre por qué tantos periodistas están pasándose a las newsletters. “Los periodistas que tenemos newsletters estamos atados de pies y manos y sujetos a unas líneas y demandas editoriales. Al final, creo que quien tiene esa necesidad de expresión, necesita un espacio para poder ser, como todo en la vida. Una Newsletter no deja de ser un producto que nace con la intención de tratar ciertos temas que no te compran en un medio, porque el público consume lo que el medio ofrece, así de simple. Pero tienen otro público, lejos de las revistas o los medios”.

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HBO Max
¿Por qué no se ha subido Carrie Bradshaw al tren de las newsletter?

Antes de finalizar, no queríamos dejar de lanzar una pregunta que no quiere convertir este texto en carne de 'clickbait', sino en una invitación a la reflexión. Si os resulta absurda, nos disculpamos de antemano, pero hemos querido darle un toque newsletter al texto al preguntar algo que realmente nos inquieta... ¿Por qué se ha decantado en ‘And just like that’ Carrie Bradshaw, tan enamorada de su ordenador MAC como de sus Manolos, por colaborar en un podcast, y no por lanzar una newsletter? “Creo que Carrie ya gastó todas las letras. Quizás también ella ya tenga un nombre y puede permitirse empezar por un podcast, un género que si eliges bien la temática y atraes el interés de la gente, funciona genial. Porque es algo que puedes escuchar en cualquier momento, no tienes que leer, sentarte y fijarte, sino que puedes escuchar con los casos cuando vas en el metro o de camino al trabajo, o cuando estás recogiendo la casa. Supongo que ella no había explotado este género y aprovechó su tirón para lanzarse a una plataforma de podcasts”, expresa Marichu. “Creo que el personaje de Carrie es demasiado universal como para optar por una newsletter, no la veo apostando por algo tan íntimo. Un podcast (aunque pueda ser un medio más indie en un primer momento) es público y no requiere de una suscripción previa, así que (en principio) se supone que debería llegar a más gente, contar con sponsors, etc. Por otra parte, un podcast siempre tiene un punto teatral, de improvisación y de exposición pública que creo que encaja mejor con Carrie”, opina Olga, que confiesa que nunca ha sido carne de 'Sexo en Nueva York'.

Por nuestra parte, necesitamos saber cuánto le pagan a Carrie por colaborar en el podcast, cuánto podría ganar con su propia newsletter y sobre todo, cuánto le pagaban por escribir su columna antes, porque teniendo en cuenta su armario y su estilo de vida, necesitamos saberlo para seguir sus pasos.