"Madrid me ha reconciliado conmigo misma. Es la única ciudad del mundo en la que no me siento sola cuando me quedo sola. Fue aquí donde aprendí que si una no está a gusto consigo misma, es difícil que pueda estarlo con los demás. Cuando dudo, tiendo a replegarme hacia dentro, como los caracoles. Madrid ha sido mi caparazón".

Es uno de los muchos fragmentos de la enorme carta de amor a la capital a España que es 'Madrid me mata', el último libro de Elvira Sastre, editado por Seix Barral. La obra reúne alguna de las columnas que escribió durante dos años para 'El País' y algunos otros textos donde nos pasea por Lavapiés, Acacias, Las Vistillas y todos esos barrios que hizo suyos, donde bailó, paseó, levantó el puño, celebró el amor.

Poeta, novelista y traductora (por sus manos pasa la obra de Rupi Kaur, Lana del Rey o las letras de Vetusta Morla), es una de las grandes escritoras de su generación y un referente 'millennial': en 2021, la revista Forbes la incluyó en su lista de Los 100 españoles más creativos.

Nos encontramos con ella una soleada mañana de invierno en la biblioteca Eugenio Trías de un sitio tan madrileño como su corazón, el parque del Retiro, para hablar de transiciones, mujeres, extremismos, educación, pandemia... y, sobre todo, para compartir mucho amor por esta ciudad tan hermosa que ha retratado.

¿Cómo aprendiste a disfrutar de la soledad en Madrid?

Cuando llegué, de Segovia y muy joven, venía con una necesidad brutal de huir. De hecho, por la edad, por las ganas de vivir... allí sentía una desconexión mayor de lo que me rodeaba, no encontraba mi sitio. Al venir a Madrid, una ciudad tan grande que puede ser lo que quieras en el momento que quieras, tuve una sensación de libertad muy potente y no me hacía falta la gente para rellenar esos espacios. La ciudad me aportaba la conexión que no hallaba en Segovia y la tranquilidad de poder estar sola, a gusto, sin sentirme juzgada.

¿No sentiste miedo al pasar de una ciudad pequeña a una tan grande?

En ese sentido no, pero sí abandonar a mi familia, todo lo que conocía... Pero en mi caso es fácil porque están cerca y no tienes la sensación de irte a la otra punta y que a lo mejor no vuelves en mucho tiempo. Recuerdo que cuando mis padres me dejaron en la primera casa en la que estuve me quedé no con miedo, sino con pena, al ser consciente de que se acababa una etapa y empezaba otra que no sabía lo que me iba a deparar.

¿Crees que hay alguna ciudad del mundo comparable a Madrid?

Cuando publicaba estos artículos, gente de Venezuela, Argentina.... que no había estado en Madrid me escribía y me decía que se sentía identificada, que lo que contaba lo veía reflejada en su ciudad. De lo que yo conozco no termino de encontrar algo que se asemeje a Madrid en todo su conjunto; Madrid es única.

¿Madrid tiene algo de sanador?

Es fácil encontrarse a uno mismo aquí y tiene eso de las ciudades grandes de que cuando te sientes muy perdido puedes perderte más, esconderte o incluso encontrar algún refugio en esa huida. No hay que idealizar sin embargo las cosas: Madrid no es para todo el mundo, hay gente que lo ha intentado y no se ha encontrado; no es una ciudad perfecta.

elvira sastre
Iván Giménez

Para las mujeres, ¿Madrid es amable u hostil?

El mundo es hostil para las mujeres, por lo que Madrid no se libra. Es la sociedad en la que vivimos la que aprieta a las mujeres.

¿Hay alguna ciudad que has sentido que 'no es para ti'?

Me pasó en su día con Segovia, a pesar de ser mi ciudad. Sentí que ya lo había vivido todo y que me tenía que ir a otro sitio, que lo que estaba buscando no lo iba a hallar allí, lo que me produce cierta tristeza. Sin embargo, al llegar a Madrid me di cuenta en la universidad de que la mayoría de la gente no era madrileña y eso también te hace sentir mejor en tu entorno.

"El mundo es hostil para las mujeres, por lo que Madrid no se libra: también lo es"

¿Las personas a las que no les gusta Madrid es porque no la acaban de conocer bien?

Hay mucha mala prensa, también por cómo se trata el 'Madridcentrismo' y entiendo que eso genere cierto malestar a la gente que ve que todo lo que pasa en Madrid es como de importancia nacional -si bien es cierto que es la capital-. Que eso se traduzca en odio a los madrileños es un sinsentido. De hecho, odiar una ciudad es algo que no cabe en mi cabeza, ¿qué te ha hecho? Creo que viene alimentado por un localismo que también procede de ciertos medios de comunicación, pero se queda ahí.

En tu libro apenas te acercas a la periferia. ¿Por qué?

He vivido en La Latina, Lavapiés y Acacias y mi vida transcurría en esos barrios, así que no he sentido nunca la necesidad de ir más que por trabajo o por mi vida. Cuando me desplazaba, descubría un nuevo Madrid. Creo que es muy típico de esta ciudad el 'ser de tu barrio', algo que también es un poco triste porque no descubres lo que hay más allá, la realidad de otros barrios, que son como pequeñas ciudades dentro de la ciudad.

elvira sastre
Iván Giménez

Al final de la obra dices que, en realidad, "Madrid no te mata" porque has comprobado la solidaridad de los ciudadanos en la pandemia. ¿Eras de las que pensabas que saldríamos mejores como sociedad?

Todos lo pensábamos porque había algo a lo que agarrarse. Era muy importante, cuando el mundo se estaba rompiendo y la gente se está muriendo, encontrar esperanza en algún sitio. Yo no quiero ser tan pesimista para pensar que no hemos salido mejores. Creo que mucha gente sí ha sido más consciente; por ejemplo, mucha gente joven, más allá de lo que se haya hecho en política, ha emprendido muchas iniciativas de cuidado hacia otros ciudadanos. Es cierto que hemos salido todos infinitamente más tocados psicológicamente. No es que hayamos salido peores, es que estamos más tristes y preocupados porque nos han robado las certezas. Ya no hay un largo plazo porque no existe la estabilidad y eso nos afecta a nivel psicológico; estamos más tocados.

Si tuvieras que identificar Madrid con una canción, ¿cuál sería?

Hay una que me gusta mucho, que es de Xoel López y se titula 'Madrid', que me parece preciosa. Es un buen ejemplo porque él es un gallego de pro y se enamoró de Madrid, no pasa nada por ser patriota de dos ciudades: así tienes un sitio al que volver pero también otro al que ir.

¿Y una película?

¡También hay muchas! Recuerdo que cuando vivía en Las Vistillas, mi zona salía en 'Los amantes pasajeros' y eso me hacía mucha ilusión. Madrid sale en muchas películas y series y hace mucha ilusión cuando lo reconoces.

"Vivimos en un mundo muy capitalista cuyo mensaje se resume en producir y generar"

Hablemos de cultura. ¿La deriva hacia las ideologías extremas se debe a lo poco que se lee en este país?

Viene de antes. Hay una desconexión desde lo más básico, la educación, en los colegios, en los programas educativos... Por ejemplo, los libros no deben ser obligatorios porque acabas haciendo de la lectura algo tortuoso. Sin embargo, hay maestros y profesores que emplean su tiempo libre, horas que no les pagan, en investigar, saber lo que les gusta a sus alumnos y sus alumnas y darles lecturas que les hagan conectar: no es lo mismo darle a leer 'Harry Potter' o 'El Quijote' a unos chavales de diez años. Si les das a leer Harry Potter, quizás años después lleguen a 'El Quijote'. Y con la poesía pasa lo mismo. Si se consigue reconectar con los alumnos, a los chavales les apetecerá leer después de clase.

¿Tu generación es una generación comprometida?

Crecimos en una situación muy boyante y la tendencia era a meternos en una burbujita y creernos muy especiales. Llegó la crisis justo cuando estábamos en la carrera y nos dimos de bruces, en el mejor momento de tu vida (los 18-20 años), contra una realidad. Te había recalcado la importancia de estudiar y te ves sin trabajo mientras que los amigos que dejaron la carrera tienen trabajo, un sueldo y además hasta se están pagando una hipoteca. Te sientes engañado y frustrado porque la realidad es que tienes que ir a casa de tus padres a por tuppers y siendo becario con 30 años o buscando trabajo.

La gestión emocional de eso es muy difícil y de ahí los problemas de salud mental que todos padecemos: ansiedad, depresión... y sin dinero para ir al psicólogo. Es una generación que ha sido golpeada en un momento de crecimiento muy bonito y tenemos más sensibilidad con ese choque contra la realidad, lo que te hace estar más conectada con la actualidad y saber lo que pasa, ser más crítica. Confío mucho en la generación que viene, porque les veo con más fuerzas y sobre todo con más herramientas, más energía y más conscientes de la realidad.

elvira sastre
Iván Giménez

La X, los 'xennials', los 'millennials'... ¿No arrastra España demasiadas generaciones perdidas?

Es un drama. El mundo no es fácil y el problema es pretender que lo sea. Si vives con el mensaje de que hay que ser feliz todo el rato, al final estamos en un mundo muy capitalista cuyo mensaje se resume en: producir, producir y producir y generar, generar y generar. Eso te sume en una ansiedad enorme al no poder llegar a cubrir esos parámetros. Si desde pequeño nos educaran sin pensar que el trabajo solo es importante para que te de una estabilidad mental, para tener relaciones sanas y no tóxicas... igual estaríamos más relajados, sin las expectativas tan grandes de triunfar, de ser alguien en la vida, de dejar una huella para el mundo... cuando a lo mejor lo que necesitamos es ser más felices con nosotros mismos.

Seix Barral 'Madrid me mata'

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Hablando de presión, ¿cómo se lleva tener casi 565.000 seguidores en Instagram y 222.000 en Twitter?

Me siento muy afortunada porque veo lo que sucede en redes y el público que tengo yo es muy amable y bueno y lo ha sido siempre; no he tenido problemas más allá de algún momento en Twitter del que es difícil escaparse. Me gustaría a veces pronunciarme mucho más pero ahora a veces me da pereza porque estoy en redes para expresar mis opiniones pero no para educar a nadie, no intento convencer a nadie de que piense como yo. Antes me parece que había más libertad de expresión y era mucho más sencillo.

Mi relación con redes sociales intento que sea lo más sana posible porque ahora hay una toxicidad por debajo en Instagram que perjudica a los artistas y les obliga a estar constantemente publicando; esto es frustrante porque no puedes crear una obra de arte todos los días, estar pendiente de lo que te dicen y encima sin llevarte nada a cambio. En mi caso intento protegerlo porque es una de mis herramientas de trabajo, pero no quiero que me afecte.

¿Sigues algún ritual a la hora de escribir?

Siempre me pongo música, instrumental (Ludovico Einaudi, Michael Nyman...) y también tengo mis listas según lo que estoy escribiendo. Le doy al play y ya me pongo; si no, me cuesta más concentrarme. Por otro lado, la poesía me puede pillar en la calle y entonces no necesito música, lo escribo donde sea. Tampoco me gusta que haya nadie mirándome la pantalla; siento que me estuvieran viendo desnuda por una ventana. Hasta que no esté terminado no lo enseño a nadie.