Navidad, dulce Navidad… Dulce, copiosa, para algunos restrictiva… En realidad, las fechas más especiales del año son para muchos también las más complicadas y delicadas. En una sociedad inmersa en la cultura de la dieta, crecemos escuchando a nuestros familiares lamentarse por haber comido “de más” y comentar mientras prueban un diminuto trozo de turrón que el lunes lo queman todo en el gimnasio. Hemos hecho de la prevención de la gordura parte del proyecto de nuestro día a día, y con el asentamiento del Ozempic y el allanamiento generalizado de la rotundidad y de las curvas, ya no hablamos siquiera de prevenir, sino de borrar cualquier kilo extra. “Nuestro mercado mundial de control de peso, que va camino de alcanzar un valor de más de 298 mil millones de dólares para 2030, prospera gracias a nuestra seguridad de que no queremos estar gordos y de que no queremos que nuestros hijos estén gordos”, escribe en ‘Fat Talk’ Virginia Sole Smith.

"La obsesión por las calorías hace que ninguna quedada navideña genere un ambiente seguro"

Contar calorías, comer presos de la culpa, tener miedo por si alguien piensa que estamos comiendo de más, el comentario de tu tía acerca de la poca cantidad de comida que tienes en el plato… Vivir una Navidad sin culpa en el plano gastro no es sencillo, y hemos normalizado tanto la obsesión por cuánto comemos y por las calorías, que ninguna quedada navideña genera un ambiente seguro o agradable, especialmente para las personas que luchan contra los trastornos alimentarios. “Para las personas que padecen estos trastornos, la época Navideña supone un momento muy duro y un constante desafío no sólo con la comida, sino con el estigma social de los TCA. Aunque este consejo que voy a dar es aplicable a todas las situaciones, es primordial no realizar comentarios sobre la comida o el físico de nadie y reforzar otro tipo de aspectos que no tienen nada que ver con la estética ni con el cuerpo; así como evitar comentarios que hagan alusión a dietas o conductas compensatorias después de las fiestas”, dice Raquel Velasco del Castillo, psicóloga de bluaU de Sanitas.

"Estar en una mesa llena de comida puede ser agobiante y un reto mental, social y nutricional"

Recomienda también respetar la problemática emocional de esa persona, pues estar en una mesa llena de comida puede ser agobiante y un reto mental, social y nutricional. Es vital intentar mantener las conversaciones enfocadas en otros temas y dejar que esa persona intente gestionar su plato sin tener que “ayudar” o colaborar en ello. Ni consejos innecesarios, ni reproches, ni ideas que dar: si tenemos que hacer algún comentario que sentimos obligatorio, lo mejor es intentar hacerlo en un momento en el que esa persona no esté con la tensión de la comida en la mesa.

“Otra idea puede ser proponer planes que no tengan que ver con la comida y que sitúen la celebración con otro tipo de actividades como ir a visitar mercadillos navideños o ver las luces. En definitiva, lo más importante es acompañar a la persona en su camino, empatizar y que sienta que su felicidad no tiene por qué depender de su aspecto físico”, dice la psicóloga.

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2022 © Netflix
TCA en Navidad

Según la Fundación Fita, en España existen 400.000 casos de personas que sufren Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), y se espera que aumente un 12% en los próximos 12 años. Uno de cada 20 adolescentes españoles sufre anorexia, bulimia o trastorno por atracón, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia. Estos datos se disparan entre las mujeres: un 5% de las jóvenes de entre 12 y 21 años tiene TCA, según Ita Salud Mental, lo que supone el 90% de los afectados totales en España.

“La culpa es una de las emociones que más aparece al comer ciertos alimentos"

¿Hay alguna forma de apartar la culpa a la hora de comer en fiestas? “La culpa es una de las emociones que más aparece al comer ciertos alimentos y en ciertos momentos de celebración. Dependiendo de cómo hayamos aprendido a relacionarnos con la comida, se encuentra lo que en psicología llamamos “alimentos prohibidos”. Estos son alimentos que evitamos comprar o tener en nuestros hogares de forma regular y que nuestra mente ha catalogado como negativos y que están asociados a la subida de peso o al miedo a engordar”, responde Raquel Velasco del Castillo.

"Prohibir va a hacer que nos relacionemos negativamente con alimentos que en su medida justa"

“En las navidades, estos “alimentos prohibidos” aparecen de manera más frecuente en nuestras comidas y cenas y se genera en muchas personas una sensación de descontrol y de miedo a no mantener el peso o subirlo y sobre todo, la culpa al comerlos. Nuestra recomendación no va a ser eliminarlos, sino aprender a tener permisos conscientes. Prohibir va a hacer que nos relacionemos negativamente con alimentos que en su medida justa y equilibrada podemos disfrutar. Por eso, la idea debe ser que aprendamos a incluirlos en nuestra nutrición de forma consciente para disfrutarlos y evitar patrones negativos en nuestra relación con la comida que nos provoque ansiedad, atracones y la sensación de culpa y tristeza”, asegura.

El pesadillesco single shaming

Pero no es sólo la comida la que se convierte en un asunto delicado, sino que en estos eventos quienes han roto con su pareja o sencillamente, están solteros, se topan con la presión de tener que responder constantemente las inquisitivas preguntas de familiares acerca de por qué no salen con alguien. Hablamos entonces de ‘single-shaming’, un fenómeno arraigado en la cultura pop y en las expectativas de la sociedad que describe la idea de que la soltería es sólo un estado temporal entre dos relaciones y que hay que solucionar lo antes posible.

"Las mujeres siguen sintiendo una presión constante para tener pareja"

En su último estudio, la aplicación Bumble ha descubierto que las personas solteras en España, especialmente las mujeres, siguen sintiendo una presión constante para alcanzar los plazos tradicionales de las relaciones. Este hecho hace que el 16 % de las personas personas eviten a esos amigos y familiares que asumen que las personas sin pareja no tienen una vida completa. “Al juntarnos en comidas a las que quizá acudimos por compromiso familiar, por evitar disputas con nuestros más allegados o por respeto ante los más mayores, es muy importante comprender que, en el caso de escuchar esa crítica, prejuicio, sarcasmo o ironía respecto a nuestra soltería, entendamos que hablan desde su realidad teñida de una época que ya no existe. Como si pusiéramos un espejo entre esa persona y nosotros”, dice Alicia González, psicóloga especialista en relaciones.

"¿Vale la pena exponerse y consumir energía o es mejor poner límites?"

“Hay una cosa importantísima a tener en cuenta, y es la siguiente: si la persona que tiende a hacernos comentarios o preguntas incómodas, es alguien a quien veis una o dos veces al año, que no es tolerante ni flexible... ¿vale la pena exponerse y consumir energía? Quizá lo necesitamos, y poner ese límite será una maravillosa manera de cuidar nuestra autoestima e identidad. Pero si no, economiza tu energía”, comenta la psicóloga.

"Parece que podemos comer sin mesura siempre y cuando en enero pasemos hambre"

Como era de esperar, las redes sociales no hacen más que sumar presión a la Navidad. Por un lado, nos encontramos con estampas de felicidad plena que en muchas ocasiones, distan de nuestra realidad. Por otro, nos topamos con auténticas comilonas que parecen sacadas de un editorial de ‘Elle Gourmet’, unas imágenes que en un giro (in)esperado, se suceden poco después de vídeos acerca de “cómo quemar las calorías extra de las fiestas”. La dinámica instalada además parece alimentar la idea que durante unos días, podemos practicar el 'binge eating' siempre y cuando convirtamos el mes de enero no sólo en el de la cuesta arriba, sino en el de las sentadillas y el hambre.

En realidad, si queremos que la Navidad sea dulce o al menos, tranquila, lo mejor es tener más a mano la empatía que el turrón, dejar de comentar lo que comen o dejan de comer los demás, no juzgar si el resto tiene o no pareja y por supuesto, cuidar de nuestra salud mental. Porque al final, 'all we want for christmas' es una Navidad carente de ansiedad y de culpa. Si Mariah Carey no ha incluido estas máximas en su canción es porque no rimaban, no porque no sean lo que ella también desea.