Últimamente parece que todos los looks de invitadas con los que nos encontramos se parecen entre sí. Sí, hay vestidos bonitos pero ¿no hemos llegado ya a cierto punto de saturación de mangas globo y colores como el buganvilla o el mostaza? Necesitamos resetear, volver a ver cosas nuevas, sentir el flechazo.

Y es en este momento, cuando determinadas tendencias alcanzan su punto álgido, que las mismas dejan de interesar a las más avanzadillas, a las llamadas early adopters o, para que nos entendamos, las que más saben de moda. También es en este punto en el que distinguimos a los verdaderos creadores del resto de diseñadores. A los que conciben las tendencias en vez de seguirlas, a los que siguen su instinto y acaban creando escuela.

Y en este sentido, Roberto Diz es el rey. El es el culpable de que todas soñáramos casarnos con vestidos cerrados con hombros marcados, el que hizo que nos imagináramos después con una pamela gigante con lazada al viento, tras su archiconocido diseño para Isabel Muñoz Rojas. Y, por supuesto, el que inició la tendencia del traje smoking de color con solapas contrastadas. Los demás vinieron luego. El va por libre, no sigue modas, las inventa. Y por eso causa verdadera devoción.

Hace ya un par de temporadas, en una entrevista en ELLE.es, dejaba entrever que sus creaciones nos traerían algo verdaderamente nuevo y rompedor con la anterior. Ya entonces intuía (antes que nadie) que la moda de invitada necesitaba un cambio.

Y en esa línea disruptiva iba también su último diseño para Inés Domecq en la boda de Diego del Alcázar Benjumea e Isabela Ochoa Larrazábal. Un vestido azul claro con contraste de puños y mangas que nos enamoró.

Ahora el diseñador vuelve acertar con esta creación para la jerezana, que nada más verla en su Instagram, nos ha conquistado. Se trata de un vestido azul noche de inspiración victoriana, con un cinturón doble y con un pecherín de organza de seda natural microplisada a mano, con botones rescatados de un camisón del siglo XVII que el creador encontró en una tienda de antigüedades. En la espalda lleva el detalle de un lazo en organza de seda que cierra el cuello. Los puños camiseros son también de organza en tono off-white .

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Inés completó el diseño con unas sandalias de tacón fino y perlas de Aquazurra y un bolso de piel bicolor de la marca Reliquiae. Manicura roja y gafas de sol. ¡No podemos ponerle un pero!

Desconocemos de quién era el enlace pero estamos seguros de que ella fue, sin duda, una de las más elegantes.