Muchos son los nombres de la moda española que permanecen ocultos tras el paso del tiempo, cada vez más olvidados generación tras generación. Más todavía si nos referimos a mujeres. Una de ellas es Ana de Pombo, una mujer de vida asombrosa que logró, entre otras cosas, convertirse en la mano derecha de Coco Chanel allá por los años 30. Su figura ha sido recuperada recientemente, tanto en una obra de teatro como en un documental, ambos titulados Mi última condena, nombre de la autobiografía que De Pombo publicó en 1971, con prólogo de la entonces Duquesa de Alba. El documental, dirigido por Juan Mata y estrenado en 2023, fue uno de los títulos elegidos para proyectarse a finales de marzo en la última edición del festival de cine y moda Moritz Feed Dog de Barcelona. Una de las razones por las que apostaron por incluir este título en la cartelera del festival fue "reivindicar una figura desconocida y desdibujada en las esferas del arte y la moda", apunta Marta Riedzu, del comité de programación de Moritz Feed Dog. Además, añade "la relación de Ana de Pombo con Coco Chanel en este documental entroncaba bien con otro de la programación, Coco Chanel Unbuttoned".

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De la aristocracia cántabra a la alta costura de París

Ana Caller de Donosteve nació en 1896 (aunque hay ciertas dudas de su fecha de nacimiento) en La Cavada, Cantabria, en una rica familia perteneciente a la aristocracia. Recibió una educación privilegiada y muy joven estudió música en Barcelona, una afición que siempre le acompañaría. A comienzos de siglo contrajo matrimonio con Cayo Pombo Ybarra, de quien heredó el apellido y junto a quien tuvo dos hijos, Álvaro y Cayo (padre del reconocido escritor Álvaro Pombo). Cayo era mucho mayor que ella y tenía serios problemas de salud. El matrimonio no funcionó y a finales de los años 20, ya divorciada (un escándalo para la época), se asentó en París. Y es a partir de este momento cuando empieza a fraguarse su leyenda. Sin conocimientos de costura pero con una gran visión creativa, abrió una casa de moda en la capital francesa, Elviana (acrónimo de su nombre y el de su hermana Elvira). Duró poco pero gozó de relativa popularidad gracias a la clientela que la frecuentaba, entre quienes se dice que estaba la reina Victoria Eugenia, a quien Ana conocía. Apenas llevaba unos meses con la boutique cuando dejó todo para irse a trabajar con Coco Chanel.

Mano derecha de Coco Chanel

La idea era aprovechar su codiciada red de contactos para atraer a la clientela más selecta, pero cuando Coco la conoció, decidió contar con ella como su mano derecha, una suerte de asistente o secretaria personal. En el periodo de entreguerras Coco consolidó su fama y Ana de Pombo, siempre a la sombra, ayudó a fortalecer los cimientos del imperio Chanel. Según parece, Ana de Pombo, llegó a dirigir la tienda que la francesa había abierto en Biarritz en 1915. Las dos mujeres, con una trayectoria muy diferente, tenían en común una cosa y era su personalidad arrolladora. Los desencuentros, según recoge el Museo del Traje en una publicación que acompañó a la exposición de marzo de 2019 Modelo del mes, donde se expuso un diseño de Ana de Pombo (más adelante diremos cuál), tuvieron lugar con Paul Iribe, el ilustrador y diseñador amante de Coco Chanel en aquella época. La mala relación puso fin al trabajo de De Pombo en Chanel en 1934, aunque más tarde las dos mujeres volverían a encontrarse. Cuando se cierra una puerta se abre una ventana y en este caso para De Pombo se abrió un ventanal de dimensiones colosales. Jeanne Paquin, la modista que había fundado su casa homónima a finales de siglo y que había reinventado las reglas del juego en lo referente a la moda, contó con ella para la dirección creativa de su marca.

Una estrella de la moda ¿y espía?

En Paquin, Ana de Pombo dio rienda suelta a su faceta de diseñadora de alta costura. En los años que trabajó para la marca sí pudo crear diseños que han pasado a la posteridad. Algunos de ellos se custodian en el Museo Metropolitano de Nueva York, otros en el Victoria&Albert Museum de Londres y otros en el madrileño Museo del Traje. Una de las piezas, mencionada previamente, es un vestido de volantes y lunares perteneciente a la colección de verano de 1939. La prenda tiene una evidente inspiración española y es que De Pombo llevó la cultura de su país de origen a París y lo hizo a través del baile. De hecho, también fue bailarina (ejecutaba danzas españolas con el nombre de Ana de España, ataviada siempre con trajes regionales) y una gran experta en tocar las castañuelas.

La Segunda Guerra Mundial marcó la década posterior pero la vida de Ana de Pombo no cambió demasiado durante los años cuarenta. Uno de los temas tratados en el documental sobre su vida y al que se enfrentó siempre fue su presunta colaboración con los nazis en la Francia ocupada. Muchas firmas echaron el cierre en aquel momento, las que permanecieron abiertas se enfrentaron a las sospechas de ser colaboracionistas. Por ejemplo, también sucedió con Cristóbal Balenciaga, que pudo dejar abierta su tienda parisina. O la propia Coco Chanel, quien tuvo que abandonar Francia tras la liberación de París para irse a Suiza, donde permaneció hasta 1954. Paquin permaneció abierta pero Ana de Pombo la abandonó en 1941 después de haber dirigido también, desde París, las sucursales de la marca en Londres y Buenos Aires.

vestido de ana de pombo para paquin
Museo del Traje
Vestido de Ana de Pombo para la firma Paquin, perteneciente a la colección verano 1939. Una pieza inspirada en el folclore andaluz custodiada por el Museo del Traje de Madrid. En su día fue adquirido por la actriz Catalina Bárcena.


En plena guerra, en 1942, tuvo la osadía de abrir una casa de costura con su nombre, Ana de Pombo. La tienda también tenía sede en la madrileña calle de Hermosilla. En este punto la historia se pone de lo más interesante. Aline Griffith, condesa de Romanones, señaló la vinculación de Ana de Pombo con el régimen alemán, de la que tuvo conocimiento cuando Griffith trabajó para la inteligencia estadounidense. Y hay más. La polifacética diseñadora llegó a pasar unos días en la cárcel de la Conciergerie (la misma donde estuvo María Antonieta) cuando regresó a París desde España. El motivo es que se creía que la tienda de Hermosilla había funcionado para, de alguna manera, pasar información a los nazis. Si bien no llegó a esclarecerse nunca lo que realmente sucedió, lo cierto es que Ana de Pombo reinició una vez más su vida, esta vez en Buenos Aires. Casada con su tercer marido, Pablo Olivera (tuvo un segundo matrimonio fugaz con el arquitecto uruguayo Fernando Capurro), formó parte de círculos peronistas y llegó a vestir a la icónica Eva Perón en su gira por Europa en 1947 (también cuando vino a España).

Después volvió a España y llegó la época de Tebas, una pintoresca tienda que como todo en la vida de De Pombo merecería una historia aparte. El matrimonio regentó el espacio desde 1951, especializado en antigüedad, objetos singulares y decoración, con éxito durante un tiempo. Una vez más, los acaudalados amigos y conocidos de Ana formaban una clientela selecta. Finalmente la tienda cerró en 1957 y De Pombo volvió a su querido París. Allí se reencontró con Chanel, que trataba de volver a ganarse el cariño del público francés, reacio a su regreso.

ana de pombo quien fue
Fotograma del documental sobre Ana de Pombo Mi última condena
Fotograma del documental sobre Ana de Pombo, "Mi última condena", donde se ve su faceta de bailarina, siempre con sus castañuelas y trajes regionales españoles.

Convertir Marbella en epicentro de la 'jet set'

Los últimos años de su vida los pasó en Marbella, ciudad donde se asentó una vez que se alejó de su familia (sus dos hijos habían fallecido, Álvaro al comienzo de la Guerra Civil española). Abrió una tienda de moda, La Maroma, ubicada en la emblemática Plaza de los Naranjos, donde se vendían originales sombreros confeccionados por la siempre audaz Ana de Pombo. La tienda estaba decorada con dibujos de Jean Cocteau, amigo cercano de la creativa. La duquesa de Windsor, Marlene Dietrich o Audrey Hepburn se dice que fueron algunas de sus compradoras más célebres. Sin duda, ayudó a convertir la ciudad malagueña en el epicentro de la jet set que es hoy en día. El 14 de diciembre de 1980 Ana de Pombo fallecía en Madrid después de haber vivido mil vidas en sola una existencia.

¿Cómo alguien con una vida tan asombrosa que resultaría poco creíble de llevarse a la gran pantalla es una desconocida para la inmensa mayoría? En una entrevista, el director del documental Mi última condena, Juan Mata, apuntó: "Bailarina, modista, señora de alta sociedad, relaciones públicas, periodista de moda, poetisa con libros publicados, por eso pensamos que no es conocida a día de hoy porque no se centró en una especialidad por así decirlo". Marta Riedzu alude también a esta respuesta que el director ofreció igualmente en el festival Moritz Feed Dog en el turno de preguntas posterior al documental y reflexiona al expresar que "quien no se deja clasificar fácilmente suele quedar castigado por el canon. Su curiosidad era inmensa y voluble, y fue de una escena a otra. Esperamos que este documental sea el inicio de su redescubrimiento". Que así sea.