Entrar en una década nueva nunca está exento de sentir cierto vértigo, y más cuando el cuatro asoma al fin por delante del cero y se aterriza de golpe en la etapa de lo que llaman “madurez”. Después de todo, a la gran mayoría nos cuesta aceptar el paso del tiempo y nunca se está preparado para entrar en una edad en la que solemos replantearnos bastantes cosas y hacernos muchas preguntas. Además, una vez dentro, la bofetada de clichés estéticos asociados a la imagen de la persona que rebasa los 40 o 50 años, es especialmente grande y sonora frente al hecho de ser mujer. Por ejemplo, llevándolo al terreno de la moda y el estilo, la cultura social siempre se ha encargado de mantener su sentido, con más o menos acierto, pero casi siempre limitando la libertad de las mujeres e invisibilizando su estilo y físico una vez sobrepasada la barrera de los 40-50 años. Renunciar a lucir ciertas prendas o accesorios supuestamente prohibidos por no llevar la contraria al consenso popular (“porque ya no se tiene edad para llevarlo”) no es una buena idea si realmente favorece y realza los puntos fuertes. Lo mismo que decidir no arriesgar con algunas tendencias de moda que son el revulsivo perfecto para hacer de un estilo eminentemente básico y sencillo algo cool.
No, vestir bien a partir de los 40 no va de todo esto. Va de la seguridad y el autoconocimiento con los que las mujeres solemos llegar a esta década, va de las lecciones aprendidas con el tiempo tras los errores de estilo cometidos a los 20 y los 30, va de la mesura y la sensatez aplicadas a la hora de invertir en piezas básicas de calidad con visos de ser eternas. Y por supuesto, de poner en práctica unos cuantos trucos y fórmulas de estilo aprobados por prescriptoras de la industria a partir de 40 que sobradamente son la mezcla perfecta entre la elegancia, la practicidad y un toque de tendencia, y siempre funcionan a cualquier edad. La inspiración imprescindible que necesitábamos para vestir bien con más de 40 (y de 50, 60...).
Abrazar los clásicos
Un jersey de cashmere, un abrigo de paño auténtico, un traje sastre, una americana de lana... Invertir en piezas de calidad y con vocación eterna debe ser la principal premisa para conseguir un estilo impecable en esta etapa vital. Así se logra armar un fondo de armario atemporal que nunca falla, perfectos para construir estilismos sencillos y seguros para cualquier escenario.
Encontrar una silueta que favorezca
No es difícil suponer que, a estas alturas, ya se conocen cuáles son aquellos cortes y prendas que más resaltan nuestros puntos fuertes: si son las piernas, los vestidos cortos, las minis (sí, las mini faldas) o las faldas por encima de la rodilla; si son los hombros y la clavícula, tops y cuerpos de escote barco y tirantes, si es una figura delgada los vestidos de corte lápiz... Por lo que solo queda tenerlas siempre como piezas de cabecera para lograr looks que potencien nuestra figura.
Adaptar las tendencias de moda
Algo especialmente a tener en cuenta cuando se suelen leer artículos en cabeceras como ésta. ¿Se puede una hacer eco de las tendencias y corrientes estéticas a partir de cierta edad y que funcionen? La clave está en quedarse con las que mejor nos hagan sentir y adaptarlas a nuestro estilo personal: mezclarlas con otras piezas de nuestro guardarropa más clásicas o invertir en una tendencia cuyo material o tejido sea de calidad exquisita. Así se integra de manera perfecta en todo el conjunto.
¿Vaqueros? Sí, por favor
Aunque los clásicos como el 501 de Levi's (no importa si están algo desgastados) siempre son un acierto, es mucho mejor si incorporan un patrón tailored, un denim más pulido, un tiro alto, unas pinzas o unos bolsillos de plastrón, algo que eleve el carácter casual de los jeans.
Buscar el equilibrio
Compensar, equilibrar, contrarrestar. ¿Cuándo? Por ejemplo, en el momento en que en el estilismo se arriesga con piezas potentes, habrá que suavizar con accesorios más neutros, o cuando se apuesta por una prenda de corte arriesgado como una minifalda, toca compensar con un jersey de punto o una camisa romántica de manga larga que contrarreste el efecto sensual de la parte de abajo. Simple.
Los neutros siempre son buena idea
Blanco, negro, beige, camel, tostado, gris... Increíblemente socorridos cuando se mezclan entre sí, bien de la mano de básicos bien de piezas más de tendencia. Hacer uso de este truco de estilismo es siempre caballo ganador y mucho más si se recurre al contraste entre texturas opuestas como el punto y el cuero, el borreguito y la piel o el denim, o la gasa y el cuero.
No tener miedo al color/estampados
Vestir más allá de los tonos neutros y lisos, en tonalidades más bien brillantes y/o estampados, no se circunscribe a ninguna edad en concreto, pero a estas alturas sí se suele conocer cuál es la gama cromática que más favorece al color de piel y cabello. Un rojo pasión o un alegre print floral pueden pulir un look redondo si los elementos se han concebido con tejidos o materiales de calidad, así como patrones elegantes.
Ni a los toques rebeldes
La perfecto de cuero negro es ya un clásico que se puede lucir a cualquier edad, aunque en las últimas temporadas merece la pena abrazar otros cortes como la hechura abombada de los años 80 o un cinturón para marcar el talle.
O al estilo naïf
Solo porque se haya dejado la década de los 20 atrás no quiere decir que no se pueda echar mano de vez en cuando de recursos estilísticos tan efectistas como los toques aniñados. ¿Por qué no mostrar unos calcetines blancos asomando sobre unos botines de cordones y rematando un vestido de topos? Katie Holmes bien lo sabe y sale airosa del reto estilístico.
Apostar por los accesorios
El factor sorpresa siempre supone un as en la manga, y una se lo puede permitir a los 20, a los 30, a los 40 y más allá, especialmente si el resto de los elementos son neutros y comedidos. Así, un bolso en un tono vitamina o brillante es el revitalizador perfecto para un total look en negro.
No renunciar al look deportivo
Ni por asomo, a las zapatillas de deporte. Si se combinan con otras prendas casual como los vaqueros, la clave está elevar el tono con otras piezas elegantes como un abrigo de paño masculino, una blazer o un chaqueta corta de patrón clásico.
Menos es más
Looks monocolor en negro o blanco y negro, neutros, puro minimalismo elegante. Algunos twists para experimentar durante esta década (y en definitiva, cualquier etapa) son la estética masculina o romper el conjunto con accesorios inesperados como unas botas slouchy o un bolso con detalles extra luxury.