En el imaginario colectivo siempre ha prevalecido la idea de que las bodas civiles corresponden a celebraciones de segunda, tanto a nivel simbólico como estético. Y es que aún hoy percibimos mucho más romántico, especial y por ende, aparente, un enlace que tiene lugar en un espacio tradicionalmente sagrado como una iglesia o catedral. Más fría y aséptica, despojada de la solemnidad del rito religioso, es la firma de los papeles del matrimonio en el juzgado o el ayuntamiento, estamos de acuerdo, pero ni siquiera estas circunstancias nos tienen que evocar un día o evento menos especial o único. Es más, entrando en el terreno del estilo, el hecho de optar por una ceremonia civil ofrece a la protagonista del día la oportunidad de jugar con más libertad con las coordenadas estéticas que la fe religiosa suele restringir en el dress code y contar con el factor efectista que las novias más arriesgadas adorarán poner en práctica.
Pensemos en diseños elegantes y clásicos, por supuesto, pero tengamos también muy en cuenta siluetas y tejidos más casual, que podrán reinterpretarse posteriormente en el día a día o en ocasiones más especiales. Es el evento perfecto para arriesgar en cortes, texturas más sensuales como vestidos lenceros satinados con americanas oversized, bustiers, faldas semitransparentes y brillantes (que se lo digan a Camille Charrière) o más urbanos como trajes sastre con falda o pantalón, cuerpos y blusas de seda con faldas midi plisadas o de corte lápiz. Por no hablar de esos toques inesperados a través de los accesorios como una cazadora de cuero, un cinturón o unos botines de tacón (sí, también en negro) para las novias más disruptivas o una rebeca de mohair, un bolso limosnera, para gusto de las más románticas y delicadas. ¿Y qué debemos decir sobre los estampados suaves y discretos? ¿O los tonos más allá del blanco o marfil? Un rotundo sí a los lunares y florales sutiles, los tonos pastel, neutros y naturales que pondrán el contrapunto impecable al estilismo nupcial.
Si por convicción personal en el concepto de vestirse de novia no encajase invertir en un diseño que previsiblemente solo se usará un día, la alternativa sostenible pasa por considerar dar una segunda vida a las prendas vintage y/o de segunda mano o recurrir sin miedo a las propuestas más premium de las firmas high street, que suelen doler menos al bolsillo. Todo es válido con la máxima de sentirse una misma el gran día, siempre presente: teniendo en cuenta todas esas estéticas, estilos y patrones con los que una novia más se identifica en su día a día, y que ilusiona trasladar al estilismo final con toda la libertad y creatividad que brinda una ceremonia de carácter civil. Con la intención de allanar el camino de aquellas novias en la búsqueda de su atuendo más personal, hemos seleccionado 30 vestidos de novia (y otras fórmulas nupciales perfectas), aptos para todos los estilos y personalidades.