El punto de conexión obvio entre Eugenia Silva (Madrid, 1976) y Javier Rey (Noia, 1980) es la pasión por su trabajo. Pero hay más. La modelo y empresaria y el actor cuentan con unos inicios inesperados, disfrutan de vastas carreras y forman parte de la familia Pedro del Hierro. Tras años de colaboración, representan los valores de la firma como nadie.
Si googleas a Eugenia Silva lo primero que lees es que con 16 años arrancó su trayectoria profesional, al ganar el concurso Elite Look of the Year. Aunque era una adolescente que sentía devoción por la fotografía y la arquitectura, no dudó en aprovechar esa oportunidad que le tendía un pasaporte para viajar y conocer mundo. «No me había planteado ser modelo, pero me apetecía descubrir lo que la moda tenía que ofrecerme», sostiene. Ahora, además de curiosa se considera multidisciplinar y entiende que la fórmula de su éxito se basa en su constante interés por el sector. Visto desde fuera, es imposible no añadir una gran capacidad de adaptación que, por ahora, le ha permitido disfrutar de una trayectoria de casi tres décadas, participando en la industria desde diferentes ángulos.
A su etapa de modelo le ha seguido la de embajadora de marcas, la de productora y la de creadora de contenido (en ocasiones se solapan). De hecho, supo incluso aprovechar el confinamiento: «Nunca he tenido tanto tiempo para pensar y ver qué es lo siguiente, hacer una revisión para ubicarme... En parte, lo agradecí», sostiene. El resultado es que su redes sociales se han convertido en una herramienta más de trabajo y su productora se ha consolidado. «Ha dejado de ser una idea para convertirse en un proyecto real», afirma orgullosa.
La casualidad también marcó los primeros pasos de Javier Rey en la interpretación. Su deseo de ser ciclista profesional se truncó, pero tuvo la suerte de tropezarse con profesionales del gremio y decidió estudiar arte dramático «como una aventura». Un par de décadas más tarde, se define como un actor un poco obsesivo. «Siento mucha responsabilidad con mis personajes, así que echo muchas horas para intentar darles la mayor verdad. De este modo me encuentro cómodo», sostiene. La férrea disciplina le ha facilitado llegar a infinidad de públicos con papeles diferentes que, a título personal, han supuesto un antes y un después en su carrera. Todos y cada uno de ellos. Tras el rodaje de la primera serie de Daniel Sánchez Arévalo (Las últimas de la fila), en 2022 estrenará Historias para no contar, de Cesc Gay, y La Cima, dirigida por Ibon Cormenzana. No ceja en sumisión de dar «con personajes que no haya hecho, quiero que sean complicados. Y es difícil». Eso le permite sentirse neutral con la etiqueta de galán que se ha ganado en los últimos años. De hecho, meterse en la piel del conquistador Mateo Ruiz, su papel de la saga Velvet, cambió su relación con la moda. «Como él sabía mucho empecé a estudiarla y, en cierto modo, ella empezó a reclamarme... En fin, me dejé querer», se ríe.
En la fascinación por los buenos tejidos, los patrones atemporales y la magia de la industria, Pedro del Hierro es un punto de encuentro entre ambos perfiles. Eugenia define la relación como «una metamorfosis de unas vidas», donde su desarrollo profesional siempre ha estado hilado al devenir de una firma conocida por sus diseños elegantes, versátiles y de calidad. «También es importante quién está detrás y cómo lo hacen. Ellos son amigos», sostiene Javier.
Un ejemplo es su nueva colección, cargada de siluetas inéditas y acabados técnicos en piezas que rozan la tendencia pero manteniendo su sello atemporal, aptas tanto para las jornadas non stop como para recrear escenas míticas.
