Carolina de Mónaco ha vuelto a hacer lo que mejor sabe: demostrar cómo se puede ser una de las mujeres más elegantes del mundo sin necesidad de tirar de estilismos demasiado complicados. La royal tuvo que ocupar de manera precipitada el papel de primera dama del Principado cuando falleció su madre en 1982, y el mundo entero fijó sus ojos en la que estaba llamada a ser heredera de estilo de Grace Kelly. Tras su última aparición vistiendo un vestido camisero estampado de corte relajado podemos reafirmar lo que ya sabíamos: ha logrado ser una heredera a la altura de su predecesora.

Un año más, la princesa de Mónaco asistió al Concurso de Ramos de Flores que se celebra a principios de octubre en Mónaco y, esta vez, cumplió con la tradición admirando las creaciones florales inspiradas en el circo, temática de esta edición, en compañía de su hija menor, la princesa Alejandra de Hannover. Para la ocasión, Carolina volvió a llevar un vestido firmado por la diseñadora colombina Johanna Ortiz, de la temporada pasada, que destaca por su precioso estampado de aires tribales en tonos tierra y y su corte camisero de aires despreocupados.

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La princesa escogió este diseño de manga larga y largo midi con cuello camisero y cinturón y lo combinó con unos sencillos pendientes de madera y complementos a juego con las tonalidades de su vestido. Stilettos verdes y un clutch beige fueron su apuesta para rematar un look perfecto para estos primeros días de otoño.

Su hija Alexandra demostró que también es digna heredera de la elegancia de su madre apostando por un vestido de Muzungu Sisters en tonos rojos y con estampado de setas y lo combinó con bolso de Celine y unos preciosos pendientes de oro y diamantes con forma de estrella de Venyx By Eugenie Niarchos. Madre e hija confirman así su capacidad para acaparar toda la atención en cada nueva aparición dejando claro por qué son una de las familias reales más estilosas de Europa.

Vía: Harper's BAZAAR ES