Adoramos a Emma Watson. Por implicación con el feminismo y el movimiento '#MeToo', porque es embajadora de buena voluntad en la Onu Mujeres, por su forma de entender la vida, por su estilo, por su carrera... y por eso nos alegramos de que el amor flote a su alrededor y de que lo disfrute a lo grande.
Sí, pensábamos que estaba soltera después de que el pasado mes de mayo rompiera con el fotógrafo y actor Chord Overstreet -a quien conocemos por interpretar a Sam Evans en 'Glee'-, pero una tarde con su ex, mejor dicho, cómo los vimos, nos ha dejado claro que la ruptura sólo ha sido cuestiones de semanas.
La actriz de 'Harry Potter' y el actor se conocieron a finales del pasado año y comenzaron a salir a principios de este. Su relación fue muy discreta, aunque desde el principio hubo algún que otro rumor cuando fueron juntos a un concierto de Nathaniel Rateliff y Night Sweats; pero todo estalló cuando fueron vistos saliendo juntos de la fiesta post Oscar de Vanity Fair. Ahí ya quedaba todo claro: Había nueva pareja estrella en Hollywood.
Tras unos meses juntos, la noticia que nos impactó se producía el pasado mayo: Emma y Chord ya no estaban juntos, o que nos hacía preguntarnos si la británica tiene algún hechizo 'antiamor', ya que sus relaciones no terminan de funcionar. Pero si lo pensamos, la realidad nos ha dado en las narices pues sí, sigue enamorada y ha vuelto con el actor. Ésta es la prueba, que nos ha mostrado Just Jared en Instagram.
La sorprendente reconciliación de Emma y Chord era retratada después de una jornada en la que disfrutaron juntos como adolescentes. El plan fue: compras por Los Ángeles, cine y comida en un restaurante vegano. Encantador, verdad.
Para redondear la cita, los selfies no faltaron, pues como buenos millennials (ella tiene 27 años y el 29) dominan las tecnologías y todas las aplicaciones del móvil.
Lo que no ha cambiado es la actitud de Emma con respecto a sus parejas. Nunca le ha gustado hablar de su vida privada y en más de una ocasión y ha dicho que no lo hará... pero claro, hay ocasiones en las que una imagen vale más que mil palabras.
