Tenemos un chat de trabajo donde por las mañanas hablamos de las noticias del día y barajamos qué hacemos y qué no. Esta mañana el bombazo del embarazo de Cristina Pedroche ha sido lo más comentado junto a la separación de Isabel Preysler de Mario Vargas Llosa. Según la exclusiva de la revista Lecturas, Cristina Pedroche está embarazada y pensaba decirlo en el momento de las campanadas de Nochevieja. Lo primero que hemos pensado es que hoy es 28 de diciembre, día de los inocentes, y que sea una broma. En Twitter andan haciendo apuestas sobre si esto y la separación de Isabel Preysler son inocentadas. Todo el mundo opinando, buscando en las fotos de Cristina Pedroche si se le asoma un poco de tripa o no, si ha publicado algún story bebiendo, si las revistas son capaces de llevar tan lejos una broma o no...

Todo triste. Las opciones son:

A: que sea verdad. En ese caso, en lugar de elegir ella si quiere comunicarlo, a quién y cuándo, se encuentra en una portada de una revista nacional a punto de convertirse en trending topic. Algo que podría ser bonito, que les pertenece, que es su historia personal y la de su futuro bebé acaba en las manos de todo el mundo. Ni siquiera en el caso de que fueran una pareja que viviera de vender exclusivas (que no lo son) podría explicarse algo así.

B: que sea mentira. Esto resulta aún más perturbador. Jugar con algo así y llevarlo a la esfera pública es todo menos gracioso. Estamos en 2023 todo el mundo debería saber por qué nunca hay que preguntar a una mujer si está embarazada o cuándo espera estarlo, mucho menos hacer esto. Hay miles de historias como la de Jennifer Aniston que corroboran el daño que se hace.

La única opción que no sería triste:

C: que sea mentira pero que Cristina Pedroche haya accedido a la broma después de que cientos de veces su supuesto embarazo haya estado en boca de los medios y las redes cada vez que se comía dos croquetas de más y parecía tener un milímetro más de tripa. Y ahora esté jugando con todos.

Ojalá sea esta opción. Porque todo lo que dicen las otros dos opciones sobre los medios de comunicación es terrible.

Hay un cuarta opción que dice que todo es una estrategia para conseguir más audiencia en las campanadas. Esto preferimos ni pensarlo porque hablaría mal de todos en esta historia Y estamos en Navidad y no somos el Grinch.