Su nombre oficial es Lucía Tristancho Dominguín (Badajoz, 1996), pero todo el mundo la conoce como Palito. «Me lo pusieron cuando era una niña, porque siempre estaba recogiendo palos», recuerda entre risas. Y es que su infancia bien podría ser la trama de un cuento bucólico. «Crecí en el campo, en Extremadura, rodeada de naturaleza y animales. Uno de los recuerdos más bonitos que tengo de esa etapa es cuando mi madre me despertaba antes de que saliese el sol y recorríamos el huerto buscando las hojas de col con rocío. Juntábamos las gotitas en una y nos bebíamos el agua. Era mágico. Todos los niños deberían tener una infancia así», cuenta. De hecho, la hija menor de Lucía Dominguín Bosé y del actor Carlos Tristancho no fue al colegio hasta primaria. «Mis padres nos enseñaban en casa y, cuando llegué con cinco o seis años a la escuela, pensaba que me odiaban, que me estaban dejando en un zoo de niños», recuerda. Palito, artista, fotógrafa, modelo y exconcursante de dos realities que la dieron a conocer al gran público (Supervivientes y MasterChef Celebrity), siempre tuvo claro que se quería dedicar al arte. «Desde pequeña, he tenido una cámara de fotos o de vídeo en la mano. Soy tímida e introvertida selectiva, depende con quién esté (risas). Y con ella siento que puedo contar y describir cosas que con las palabras no soy capaz», explica.
Por eso, se está formando mucho y está fotografiando todo lo que puede, porque quiere que esta sea su profesión. «Me apasiona todo lo que rodea a la fotografía, tanto delante como detrás de la cámara. Y por eso ser modelo y fotógrafa me parece un plus, porque sé lo que se siente en ambos lados del objetivo». De hecho, durante esta sesión, pregunta a los profesionales por sus tipos de lentes, se interesa por los enfoques y planos y apunta en las notas de su teléfono algún consejo para ampliar su equipo de cara a su próxima aventura. Ya que, cuando esta revista esté en el quiosco, ella se encontrará en Nepal colaborando con una ONG que se dedica dar un hogar, educación y oportunidades a niños cuyas madres están en prisión. «Me voy sola, porque quiero volcarme y ofrecer lo mejor de mí. Aunque creo que me van a dar mucho más ellos. Y voy a hacer fotos para intentar montar alguna exposición con la que recaudar fondos», cuenta.
¿Por qué te has sumado a esta iniciativa?
Me encanta aprender y cooperar. En Nepal creen en el karma, y si alguien pasa por la cárcel, no quieren saber nada de él o de ella. Ni aunque sea un niño. Y esta organización, Dream Nepal, se encarga de sacarlos de allí y brindarles un futuro. Así que me llegó la posibilidad y ni lo dudé. Además, me voy en Navidad, cuando nadie quiere ayudar. Estoy en un momento en el que me apetece empaparme de experiencias, recorrer el mundo. Y es la primera vez que voy a Asia. De hecho, he empezado a viajar este año.
¿No habías viajado antes?
Estuve en Portugal, Francia, Italia e Inglaterra, porque viví allí varios años, pero nada más. Mi primer viaje fuera de Europa fue a Honduras, para participar en Supervivientes, pero no vi mucho, porque me metieron en la isla directamente. En 2023, estuve por primera vez en África, en Marruecos. Fue un shock cultural, me volví loca con la cámara. Y también he estado en Dinamarca y Ámsterdam, que me han encantado. La gente cree que he dado la vuelta al mundo por ser de la familia tal, pero o no he tenido tiempo o no me lo he podido permitir.
¿Te has sentido juzgada por tus apellidos?
Claro, desde siempre. Yo no tengo ningún mérito propio. Haga lo que haga, me dicen que es porque soy de la familia no sé qué. Tanto con mi arte, como con las amistades.
¿Han sido una carga alguna vez?
No, estoy feliz y orgullosa de cómo y dónde he nacido.
¿Has recibido muchas negativas en tu vida?
Sí, claro. Me han dicho que no o incluso ni me han tenido en cuenta. Y estoy aprendiendo a que no me afecte personalmente, pero resulta complicado. Yo me muestro tal y como soy, y cuando algo no me sale, me lo tomo de forma personal. No tengo un personaje, así que me están diciendo que no a mí. Me han hecho sentir incómoda algunas veces, pero estoy construyendo un caparazón para defenderme de estas cosas. Estoy progresando, tratando de entender que no es algo contra mí y tirar para adelante.
¿Y cómo lo has conseguido?
Si miras mucho fuera, al final te pierdes dentro. La manera de mejorar lo que pasa a tu alrededor es centrarte en ti primero. Estoy aprendiendo a cuidarme, escucharme, expresar mis sentimientos, aunque eso nunca se me ha dado mal. Soy hipersensible, ultra (risas). Muchas veces me fastidia, pero mi madre dice que es un regalo. Supongo que es verdad, aunque se sufre más.
¿Te han hecho daño?
Mucho, sí. Pero no me arrepiento de lo vivido. Como ahora estoy tan bien y voy alcanzando esa calma interior, que es a lo que quiero llegar, le veo el lado positivo. Todo ese dolor me ha traído hasta aquí y me gusta la persona que soy ahora. Desde que tengo uso de razón, me han pasado cosas un poco heavies, cosas que se te olvidan y que recuerdas de mayor. Por ejemplo, cuando tenía cinco años abusaron de mí. Nada que ver con mi familia, fue fuera. Y ahora no me crea ningún trauma ni angustia hablar de aquello, porque lo he conseguido superar. He aprendido a perdonar tantas cosas y a sentirme tan en paz que dices: «Soy invencible». Si soy capaz de sobreponerme a un abuso, a una muerte muy dura, a una separación... La vida no es fácil para nadie. Así que lo mejor que puedes hacer es reírte de todo lo que te pasa, tener paciencia y respirar.
¿Te ha ayudado tu familia?
Siempre, en todo, para mí son lo más importante. Ellos y mi pareja, que es como familia. Mi lado paterno es enorme y el materno es más pequeño, pero muy intenso (risas), así que tengo familiares por todas partes. Saber que si me caigo siempre va a haber alguien para recogerme, tener ese colchón, me ha ayudado muchísimo en la vida.
¿Quién de todos ellos es el que más ha influido en ti?
Cada uno me ha aportado algo, pero mi madre y yo nos parecemos muchísimo. Y aprendemos un montón la una de la otra. Es un icono de mujer. Me siento muy privilegiada de tenerla como madre.
¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado?
Que la vida es un juego y tú pones las normas. Tú decides. Esto me abrió mucho la mente.
Tu tío Miguel Bosé está de actualidad por su serie. ¿Cómo es tu relación con él?
Pues la que tienes con un tío que vive en México (risas). Te escribes, claro, pero ¿te ves? Pues no, porque estás en el otro lado del planeta. Aunque tengo muy buena relación con toda mi familia, y me encanta lo que ha hecho Miguel con la serie y el documental.
¿Sabías todo lo que ha salido a la luz?
Todo no, o no lo recordaba. Por eso voy poco a poco. Veo un capítulo por mes, para digerirlo y entender lo que está diciendo. Pero si tengo dudas, voy directamente a la fuente y pregunto. No tengo televisión en casa, ni radio, ni leo noticias de mi familia.
Otro momento de gran exposición fue la muerte de tu hermana Bimba. ¿Cómo lo viviste?
Yo me fui a Inglaterra a los 15 años a estudiar fotografía y arte, así que, cuando pasó, que estaba a punto de cumplir 21 años, estaba allí. Aunque nuestras vidas han ido separadas, porque me llevaba 21 años, siempre la he tenido como referente. Era mi hermana mayor, la que vivía en la ciudad y era modelo. Me fascinaba. Pero, al estar lejos y por mi edad, viví su enfermedad con un poco de inconsciencia. Siempre pensé que iba a salir. Y su muerte fue un golpe muy duro. Me vine a España ese mismo día y me pasé todo el viaje llorando, abrazada a un peluche gigante de un elefante (que aún conserva) que no me querían dejar subir al avión, pero, me vieron tan mal, que accedieron. Fue un trance muy complicado, aunque aprendes a lidiar con ello, a soltar y a continuar tu camino.
El arte es una buena terapia, ¿no?
Siempre ha sido mi manera de expresión. De pequeña pensaban que era autista, porque entraba en una habitación y no decía nada o estaba sola con mis cosas. Pero me encantaba hacer películas caseras, pintar, escribir mis diarios, tomar fotos... No paraba y no paro de crear.
¿Cuál será tu próximo proyecto?
Un libro de fotografía que estoy haciendo con mi madre y mi hermana Jara. Saldrá en 2024 y estamos super ilusionadas. Hasta aquí puedo leer (risas).
*MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: VICKY MARCOS PARA MASQMAI. ASISTENTE DE ESTILISMO: RUTH GUIBERT.
*Look vídeo: Total Look Dior.
