Con los pies recogidos en el sofá y las manos metidas en las mangas de su traje de Balenciaga, la multipremiada Nicole Kidman (Hawái, 1967) me mira fijamente y, con deleite, pronuncia una de sus frases más icónicas: «El desamor sienta bien en un lugar como este». Por si has vivido en una cueva o no has ido al cine en años, esa cita pertenece a un anuncio que rodó para AMC Theatres en el momento álgido de la pandemia. Es un simple spot de 60 segundos, y, sin embargo, desde el momento de su estreno, en septiembre de 2021, se convirtió en leyenda. Hace poco, Sotheby’s subastó por 9.525 dólares el traje a rayas de Michael Kors que lució en esa campaña para salvar los cines.

No a todos los actores les gusta convertirse en memes, pero Kidman lo disfruta, incluida la tendencia de drag queens que imitan ese anuncio en sus actuaciones: «Me encantaría estar en el escenario interpretándolo con una de ellas», confiesa. Para la actriz, que aquello se convirtiera en megaviral fue casualidad: lo rodó en un fin de semana mientras trabajaba en el film Ser los Ricardos, y contrató al director de fotografía de la película, Jeff Cronenweth, y a su amigo el guionista ganador de un Oscar Billy Ray para hacerlo realidad. Sintió que era su deber responder a la llamada del director general de AMC Theatres, Adam Aron, para que la gente volviera al cine. «Era simplemente el deseo de mantener vivas las salas», dice. «He tenido las mejores experiencias en ellas. Fingía que iba a la escuela, falsificaba una nota y me metía a una sesión. Son un refugio para mí, por tanto la idea de que no existan no forma parte de la ecuación de mi vida». Así que ser objeto de memes, acudir a Saturday Night Live, que Jimmy Kimmel haga chistes sobre ello en el escenario de los Oscar de 2023... todo merece la pena. «Haré siempre lo que sea necesario», dice riendo. «Debemos pensar más ideas para la próxima».

nicole kidman en elle mayo
Mario Sorrenti
Vestido y ‘pantaleggings’, de Balenciaga, y pendientes, pulsera y anillos, todo de Cartier.



En última instancia, esto es lo más importante de su larga e ilustre carrera, la magia que aporta a cada proyecto y a cada plató: su poder para crear una comunidad. Le encanta conectar a la gente, especialmente a las mujeres. En 2017, se comprometió públicamente, en una rueda de prensa durante el Festival de Cine de Cannes, a trabajar con una directora cada 18 meses, en parte por la crisis que azota Hollywood –citó la estadística de que sólo el 4,2% de las mejores películas de 2016 no habían sido dirigidas por hombres–, pero también desde un lugar muy personal. «Se habla mucho, pero yo necesito hacer», recalca. «Estoy rodeada de algunas mujeres muy grandes y las comprendo bien, porque somos muchas en nuestra familia. Me siento segura y a gusto con ellas».

Desde la película de Sofia Coppola La seducción hasta la miniserie de HBO The Undoing, dirigida por Susanne Bier, está claro que ha cumplido con creces su promesa, no sólo trabajando con directoras y creadoras, sino también defendiéndolas y apoyando sus proyectos con la fuerza de su estrella. Cuando llegó el momento de encontrar un socio para la serie de Amazon Expatriadas, que produjo conjuntamente, se acercó a la guionista y directora Lulu Wang. Como el resto de Hollywood, quedó deslumbrada por su segundo largometraje, The Farewell, y sabía que podía aportar algo especial a la historia. «Ella busca un enfoque singular, y sé, por los trabajos que ha elegido como actriz durante su carrera, que cree en los directores y en asumir riesgos; me convenció», explica Wang, que dirigió todos los episodios y fue una de las cinco guionistas del proyecto, todas mujeres. «Me dijo: “Quiero que sea tu visión. Por eso acudí a ti, y lo que necesites, me aseguraré de que lo tengas”».

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Mario Sorrenti
Vestido de Loewe, sandalias de Gianvito Rossi y pendientes, collar, pulsera y anillo, todo de Cartier.

Nuevos horizontes

Expatriadas es una especie de punto de inflexión para Kidman y su productora Blossom Films, que se lanzó con la película de 2010 Rabbit Hole. Ambas son historias de mujeres afligidas por la pérdida de un hijo. Pero mientras que la protagonista de la primera, Becca, tenía la sensación de haber superado esa muerte, la protagonista de la serie, Margaret, agoniza por la desaparición de su hijo en un mercado nocturno de Hong Kong. No fue un papel fácil de llevar durante los meses que duró el rodaje, sobre todo como madre. La actriz sintió una profunda compasión por su personaje: «No pierde la esperanza. Fue con lo que más me identifiqué: ese deseo de decir: “No, en el fondo sé que mi hijo está ahí fuera y lo encontraré”. Se niega obstinadamente a aceptar lo contrario. Simplemente, no se detiene».

En una de las escenas más impactantes, Margaret y su marido, Clarke (interpretado por Brian Tee), visitan un depósito de cadáveres para ver un cuerpo que coincide con la descripción de su hijo. Frente a la bolsa, Margaret se echa a reír y se ve incapaz de parar. La actriz sugirió esta reacción basándose en su propia experiencia al ver a su padre en el ataúd: «Me eché a reír, porque estaba tan devastada que mi cuerpo y mi psique no podían soportarlo», recuerda. «A lo largo de mi vida, me he reído en momentos inapropiados, porque tengo ese extraño cortocircuito. Es como si lo necesitara para mantenerte viva, en cierto modo, porque si no, siento que podría morir. A veces el dolor es demasiado». La producción requirió un trabajo psicológico que podría resultar un tormento para algunos actores, pero es el tipo de material que atrae a Nicole Kidman. «Tengo la suerte de dedicarme a un oficio en el que puedo explorar paisajes emocionales pesados, extraños, extraordinarios, bizarros, bellos, profundos», describe. «No los rehúyo, en parte porque me comprometo a examinar lo que significa estar vivo y sentir».

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Mario Sorrenti
Vestido y ‘pantaleggings’, ambos de Balenciaga, y pendientes, pulsera y anillos, todo de Cartier.

Por suerte, tiene a su familia para apoyarla. En el nuevo libro de Dave Karger 50 Oscar Nights, la actriz admite que estaba «luchando» con su vida personal cuando ganó su única estatuilla de oro en 2003. «No he logrado ningún Oscar cuando no me he sentido sola», dice con franqueza, pero «me han nominado desde que gané, y para mí tiene mucho que ver con la familia, ya sea mi madre, mi marido, mis niñas». Con su esposo, Keith Urban, y sus dos hijas, Sunday y Faith, a su lado, la felicidad personal hace que el éxito profesional sea mucho mejor: «Te dices: “Lo he ganado por ellos”. Eso lo hace más divertido, le da sentido y alegría». Los cuatro tienen una casa en Tennessee, lejos de las bulliciosas costas, y el matrimonio forma parte activa de esa comunidad, desde visitar hospitales infantiles hasta salir a comprar pañales para la campaña de donaciones escolares. «Me gusta formar parte de algo que no tiene que ver con mi profesión. Ser sólo una ciudadana que está en el mundo».

Por las mujeres

La actriz, vinculada a la causa del cáncer de mama desde que su madre fuera tratada de la enfermedad cuando ella era adolescente, ha colaborado en la a recaudación de millones de dólares para apoyar la investigación del Programa del Cáncer de la Mujer de Stanford a lo largo de los años. Y ha ayudado a financiar dos estudios cruciales en el Centro Oncológico Vanderbilt-Ingram de Nashville, incluso visita a pacientes cuando puede. También lee revistas médicas. «Siempre me ha llamado la atención que no venga y diga que quiere hacer un donativo sin más. Ella desea entender lo que hace y cómo puede influir», cuenta la Dra. Vandana Abramson, codirectora del Programa de Investigación del Cáncer de Mama del centro y amiga íntima de Kidman.

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Mario Sorrenti
Sujetador, braguita, chaqueta (debajo), liguero y medias, todo de Dolce & Gabbana, pendientes, collar y pulsera, todo de Cartier, y reloj de Omega.

Además de su labor contra el cáncer de mama, es Embajadora de Buena Voluntad de la ONU desde 2006. Como parte de ese trabajo, apoyó las iniciativas de esta organización Women’s Say NO–UNiTE y End Violence Against Women haciendo algo más que contribuir a la causa con su nombre. En 2020, cuando los casos de violencia de género se dispararon durante la pandemia del COVID-19, se puso en contacto con ONU Women para preguntar qué podía hacer para echar una mano. El resultado fue un artículo de opinión que escribió para The Guardian, así como un vídeo muy visto que sensibilizó sobre los servicios de ayuda. Su relación con la ONU se remonta a hace casi 20 años, para ella, desarrollar esas profundas raíces es crucial para su cometido. «Me encantaría llegar a todo, y debo tener cuidado con cuánto me comprometo para poder hacerlo bien, porque no implicarme de forma óptima me hace sentir mal».

Gran parte de lo que la actriz hace actualmente está relacionado con sus dos hijas con Urban, que han viajado por todo el mundo con sus padres, ya sea con su madre mientras rodaba o de gira con su padre músico. Y cuando están en casa, le gusta que su hogar sea el sitio donde se reúnen todas las amigas de las niñas. «Me encantan las adolescentes. Me parecen exquisitas», comenta. «Me maravilla ese grupo de edad y con lo que tienen que lidiar, pero también su capacidad para manejar tantas cosas». Por cierto, su hija Sunday es responsable, al menos en parte, de que Big Little Lies tenga una tercera temporada: «Vio las dos partes y dijo: “Vale, no hay duda, tiene que haber una tercera”», cuenta, y añade riendo que incluso le da notas sobre el desarrollo de los personajes. «Me decía: “Celeste, en la segunda no se las arregla, ¿qué está haciendo?”». Nos confirma que ella y Reese Witherspoon se han estado enviando mensajes sobre el proyecto, pues ambas sienten que es el momento adecuado para revisitar a sus personajes. «Está la riqueza de las líneas argumentales, de la que siempre habíamos hablado, pero necesitaba tiempo, porque hay una profundidad increíble en el siguiente capítulo de la vida de estas mujeres y de sus hijos, porque los niños crecen, y eso es fascinante», explica. También nos desvela que incluso hay un calendario establecido para hacerlo realidad con el resto del reparto, que se niega a compartir. Las coprotagonistas de Big Little Lies están muy solicitadas, y resulta desalentador hacer cola en las agendas de las estrellas, pero explica que la amistad que han forjado facilita las cosas. «Cuando todos estamos dispersos y no nos cruzamos es muy diferente. Aunque seguir unidas es lo que hace que sea factible, porque hay buena voluntad y queremos pasar tiempo juntas», nos cuenta.

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Mario Sorrenti
Mono y guantes de Saint Laurent By Anthony Vaccarello y pendientes y collar de Cartier.

Adiós a cenicienta

No hay duda de que su vida es glamurosa... En la noche del estreno de Expatriadas en Nueva York, cuando nos separamos, la llevaron a su habitación de hotel, donde se puso un vestido ceñido de Atelier Versace, negro con un forro de satén de seda verde ácido. Se divierte jugando con la moda y colaborando con marcas como Balenciaga, que recientemente la ha nombrado embajadora, pero también le gusta saltarse las fiestas de después. «Me parecen un poco irreales. Quiero salir, quitarme el vestido y ponerme el pijama. Es como lo contrario de Cenicienta: estoy contenta de irme a casa y volver a ser yo», admite. «Me abruman a veces. Me digo: “Tengo que irme ya. Estoy cansada. Quiero entrar en calor, acurrucarme y sentirme real”».

La Kidman auténtica es alguien que pone las luces de Navidad demasiado pronto. Una hija mayor que aún está resolviendo su tendencia a complacer a los demás y celebra grandes fiestas de Nochevieja con su marido, y también las organiza para los amigos de sus hijas. En otras palabras, es su comunidad la que la hace real. «Tengo una vida plena con gente a la que quiero. Soy esposa, soy mejor amiga. Soy hermana, soy tía. Tengo relaciones muy íntimas con las personas, y ese es, para mí, el sentido de la existencia, y también cuidar de lo que dejamos atrás, de a quiénes dejamos atrás y cómo lo hacemos, y mostrar nuestro respeto por ellos».