¿Emocionada? Sí. ¿Asustada? No, sobre todo si echas mano de estos consejos y de un poco de sentido común, ese que te dice que el mejor vestido no es ni el más caro, ni el que ha visto tu madre, ni el que has fichado en una película, sino el que te guste a ti. Ten en cuenta todos estos 'tips'.

La fecha. No se elige el mismo traje para una boda de verano que para una en diciembre: el tejido, el corte, los accesorios (en invierno quizás necesites un abrigo), el largo de la manga... En función de cuándo os vayáis a casar, necesitarás entre 6 y 12 meses de antelación para encontrar con calma el traje y hacer los consecuentes arreglos y pruebas (se suelen hacer unas tres pruebas).

El estilo de la boda. ¿Queréis hacer un enlace temático? ¿Te gustaría que imperaran los toques vintage en la decoración? ¿Vas a impregnar ese día de un aire informal? ¿Lo vas a celebrar en la playa? Teniendo todo esto en cuenta, ya puedes tachar algunos tipos de traje de la lista.

Y el tuyo... Por muy especial que sea, el vestido que elijas tiene que encajar en tu estilo de vestir. Si eres clásica, luce uno más conservador; si eres 'fashionista', arriesga más en el traje o incluso en los tocados; si te gustan los estampados florales, lleva unas florecitas bordadas; si te gusta ir sexy, ¿por qué no llevar un vestido con un escote más atrevido? No obstante, eso no quita para que te pruebes trajes que te gustan pero que nunca pensaste lucir, ¡quizás te lleves una sorpresa!

¿Cuál es el presupuesto? No pienses que por gastarte más dinero vas a encontrar mejores vestidos, más bonitos o que te sienten mejor. No conviene enamorarse de un vestido que luego no vas a poder pagar.  Dicen los expertos que el presupuesto del vestido debe estar entre el 5-10% de lo que se va a gastar en todo el enlace, teniendo en cuenta accesorios como tocados, velo, guantes...

Opiniones, las justas. Cuando vayas a elegir el vestido y a probártelo, procura ir con poca compañía, una o dos personas a lo sumo, que te conozcan bien y que sepas que van a ser sinceras y cariñosas contigo. No hay nada peor que llevar a abuelas, hermanas, madre, amigas, primas... y que entre todas te creen una terrible confusión.

La prueba. Elige bien qué día vas a probarte el traje, y a qué hora. Los sábados por la tarde suele haber más gente en las tiendas; podrías estar más agobiada y la atención, ser peor. Tampoco vayas en la hora de comer que te dejan en el trabajo, porque estarás presionada por que tienes que volver. Calcula mínimo una hora para hacer cómodamente la prueba.

¡Muévete! El vestido debe ser, ante todo, cómodo. Cuando te lo pongas en la tienda, comprueba que puedes moverte perfectamente. Agáchate, incorpórate, baila un poco. Que mientras caminas, comes o posas para las fotos, ese día, nada te apriete demasiado y que el escote te encaje bien. Revísalo.

Frente al espejo. Estás en el probador, te traen el vestido que te ha gustado y te ayudan a encajártelo. Mírate al espejo y sé sincera contigo misma: ¿realmente te gusta? ¿Te hace guapa? ¿Cuando veas tus fotos de boda dentro de 10 años te seguirá gustando? Si la respuesta a estas tres preguntas es “sí”, ¡ya lo tienes!