Hace ahora 20 años de la aparición de la primera prótesis anatómica, también llamada 410: la primera con forma de gota de agua y no de balón. El diseño de estas prótesis, realizado por McGhan, supuso una verdadera revolución en la cirugía de pecho. ¿Por qué? Permitían, por primera vez, jugar con las medidas -anchura, altura y proyección-, de modo que podían dar solución a cada tipo de mama, creando un perfil mucho más natural. Las 410 se presentaban en dos medidas (F y M), en 1998 llegaron a ser 4, y en 2001 se podían encontrar 12 medidas diferentes y ya contenían un gel estable, que no se desparramaba en caso de rotura, lo cual las hacía más seguras. “Los implantes que disponemos en la actualidad son los más avanzados y seguros que se han fabricado nunca” nos afirma el Dr. Vicente Paloma, cirujano plástico del Centro Médico Teknon de Barcelona y miembro de la SECPRE.

La copa B, de la talla 95, el implante anatómico en forma de lágrima y la posición submamaria de la cicatriz son, según el Dr. García Guilarte, son las preferencias generalizadas de las mujeres de 25 a 30 años que de forma mayoritaria la solicitan para aumentar dos tallas

Forma: Para un resultado estético y natural, es preferible utilizar prótesis anatómicas o en forma de lágrima, que simulan la forma de la mama, en lugar de redondas o en forma de globo. Las redondas se notan más de perfil, sobre todo en mujeres delgadas, ya que “dan una transición más marcada en el inicio de la prótesis, en la parte de arriba”, apunta el Dr. Gustavo Sordo.

Material: “El gel de alta cohesividad que se utiliza en las prótesis modernas es extremadamente seguro ante cualquier rotura o fuga”, cuenta el Dr. Paloma. La marca PIP, fue un caso aislado en el que se usaba silicona de baja calidad, tranquiliza. El gel de silicona de alta cohesividad que se utiliza en las prótesis modernas es extremadamente seguro ya que confiere una gran resistencia a la rotura y una gran estabilidad sin fugas de material”.  

Textura: Mejor rugosa, ya que “la contractura capsular –fibrosis que endurece y encapsula la prótesis- se produce en el 0,5% de los casos y está más relacionada con las prótesis lisas, y de más baja cohesividad. También tiene más posibilidades de producirse cuando la prótesis se coloca sobre el músculo o cuando la cirugía no ha sido lo suficientemente limpia”, asegura el Dr. Guilarte.

Colocación: “Normalmente preferimos colocar el implante por el surco submamario, con lo que no se daña la glándula mamaria y se puede garantizar la lactancia sin ningún tipo de riesgo”, asegura el Dr. Paloma. La colocación del implante se lleva a cabo por detrás de la glándula y el músculo pectoral, en un hueco que se hace a su medida, a la altura de las costillas quinta y sexta, describe el Dr. García Guillarte.

Revisiones: Gracias a las prótesis de gel de alta cohesividad, se estima que la mayoría de las mujeres no requerirán un recambio antes de 25 o 30 años y en muchos casos no será necesario recambiar las prótesis nunca, según el especialista. Aunque es importante realizar revisiones regulares de los implantes para comprobar su estado.