Un año esperando unos días de descanso y disfrute que nos hemos ganado a pulso trabajando duro todo el invierno y cuando llegan son un motivo más de estrés. Nos empeñamos en hacerlo todo, verlo todo, comerlo todo, beberlo todo, compartirlo todo con la familia, la pareja, los amigos… La Asociación Española de Coaching (Asesco) nos da algunas claves para que esta vez sea distinto y, de verdad, le saques el máximo beneficio a tus vacaciones.

No gastes por encima de tus posibilidades: Si lo haces, lo que ahora te da placer momentáneo, a posteriori, puede convertirse en un problema, al no poder hacer frente a los gastos realizados. "Es recomendable ahorrar un porcentaje mínimo de un 10% al mes durante todo el año, para las vacaciones de verano. Y cuando estas llegan tener previsto un presupuesto aproximado de gastos para que no se nos vaya de las manos", según José Miguel Gil, presidente de Asesco.

No programes el día: "Mientras que la planificación económica es clave en vacaciones, la planificación estricta del ocio puede generar ansiedad y angustia, y al final conseguimos el efecto contrario", advierte José Miguel. Y es que el tiempo vacacional no es una agenda de objetivos dónde todos nuestros planes deben cumplirse. "No hay que tratar de hacer más cosas de las normales y que ello acabe convirtiéndose en otra fuente de estrés".

Descansa de verdad: Las vacaciones deben servir para disfrutar, pero también para descansar y desconectar. "Es clave cambiar la obligación del tengo que por la apetencia del me gustaría hacer", aconseja el presidente.

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Haz escapadas cortas: En general nos cuesta adaptarnos a los cambios y cuánto más largo es el período que pasamos de vacaciones, más complicada se hace la vuelta y nuestra adaptación a la rutina. "Las escapadas cortas en ocasiones pueden ser más rentables", según el experto. Así que ya sabes, programa fines de semana y puentes.

Practica la conversación: Según varios estudios, el verano y el último trimestre del año es el período donde se producen más divorcios y separaciones. Y es que, en vacaciones se pasa más tiempo en familia o con la pareja, y, por ello, los roces pueden aumentar. "Un gran error es imponer (planes, ideas, horarios, etc), por ello es clave tener paciencia y que se intenten debatir las cosas. Debemos estar abiertos para conversar de la manera correcta. Las vacaciones son un momento perfecto para mejorar en la forma de conversar con nuestra pareja y familiares", apunta José Miguel.

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Acepta los contratiempos: Llueve, hace frío, no te puedes bañar, el hotel no es de tu agrado, la playa está llena de algas, voy y me pongo mala… Es básico ser capaz de asumir que en vacaciones también existen momentos dónde no todo es de nuestro agrado. "Para evitar la frustración tenemos que aceptar que podemos disfrutar las vacaciones y el tiempo de ocio sin la obligación de ser felices. Es muy importante disfrutar del tiempo de realidad (dónde hay momentos buenos y no tan buenos)", afirma el coach.

Conecta con la naturaleza: Conéctate, pero no con las redes sociales, sino con los sentidos, contigo misma, con lo que te rodea… "Huele las plantas, respira aire puro, visualiza las olas del mar, saborea un buen plato… E intenta desconectar de las tecnologías, de las obligaciones del trabajo. Nadie es imprescindible. Disfruta cada momento y conecta con tus sentidos, sino este tiempo libre no tendrá sentido", concluye José Miguel.