¿Se puede prevenir el cáncer?
Según los datos de diversas organizaciones, entre un 30% y un 40% de los casos de cáncer pueden ser evitados con hábitos saludables. Analizamos los más efectivos coincidiendo con el Día Mundial de esta enfermedad.
Nutrición
“Está totalmente aceptado por la comunidad científica que la dieta desempeña un papel principal en la etiología y en la prevención del cáncer”, asegura el biólogo Juan Serrano en el libro “Poder Anticáncer” (Paidós). A pesar de esta certeza, se trata de una evidencia muy difícil de precisar: “La relación entre alimentación y cáncer es compleja, ya que nuestra dieta se compone de muchísimos elementos y nutrientes que podrían (o no) afectar al riesgo de padecerlo”, señala la asociación británica Cancer Research. Lo que sí parece es que comer bien puede ayudarnos más de lo que creemos: según datos de la AECC, más de 32.000 muertes anuales por cáncer en España son debidas a una dieta inadecuada y al sedentarismo. Una razón de peso para pasarse a los buenos hábitos.
Alimentos recomendados
“Las dietas ricas en frutas y hortalizas pueden tener un efecto de protección contra muchos tipos de cáncer”, señala la Organización Mundial de la Salud. En el mismo sentido, el estudio EPIC de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer apunta a que los países que siguen una dieta mediterránea (basada en fruta, verdura y cereales) tienen una incidencia menor de enfermedades coronarias y cáncer.
A evitar
Recientemente, la OMS ha desvelado la relación existente entre la carne procesada y algunos tipos de cáncer (colorrectal, páncreas, estómago...): “La carne procesada se refiere a aquella que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación”, afirma el organismo. Algunos ejemplos: salchichas, carne en conserva, jamón... Según sus datos, cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en aproximadamente un 18%.
Asimismo, la organización ha encontrado una evidencia limitada que relaciona el consumo de carne roja y esta enfermedad. Su recomendación: reducir el consumo de carne roja o carne procesada hasta que se desarrollen directrices actualizadas relacionadas específicamente con el cáncer.
Azúcar
¿Existe una relación entre el azúcar y el cáncer? Varios estudios como éste publicado en The Journal of Cancer Research han demostrado en ratones la relación entre una dieta alta en azúcar (similar a la consumida en Occidente) y el desarrollo de cáncer de mama y metástasis. Sin embargo, organismos como el National Cancer Institute se muestran cautos con estos estudios aún pendientes de ser confirmados en humanos: “Aunque las investigaciones demuestran que el cáncer consume más glucosa que las células normales, ningún estudio ha demostrado que consumir azúcar empeorará esta enfermedad o que, si dejamos de tomarlo, el cáncer pueda desaparecer”, señalan. Pero añaden: “Una dieta alta en azúcar puede generar sobrepeso y obesidad, lo que está asociado a un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer”.
Por tanto, parece que la recomendación es compartida por todos: “Debemos ser muy cuidadosos con los índices y la carga glucémica de los alimentos que ingerimos”, señala Juan Serrano en 'Poder Anticáncer'. En el mismo sentido, la OMS recomendó en 2015 que nuestro consumo diario de azúcar no superara el 10%, teniendo especial cuidado con aquellos que están ocultos en alimentos procesados, salsas, bebidas...
Preparación
La forma de preparar los alimentos también es determinante. “Cocinar las carnes en exceso – incluida la carne de buey/vaca, cerdo, pollo y el pescado – puede conllevar la formación de sustancias potencialmente peligrosas como compuestos N-nitroso y aminas heterocíclicas (AHC)”, señala el European Food Information Council. Estos compuestos se relacionan con cambios en el ADN y riesgo de cáncer y los expertos recomiendan evitar su formación mediante medidas como no pasar la carne demasiado, no exponerla directamente al fuego o adobarla en vino, cerveza, salsas...
Esta medida no solo afecta a la carne: “Cuando se cocinan a altas temperaturas alimentos ricos en almidón como panes, cereales, patatas o galletas, se forma un compuesto llamado acrilamida, que ha sido asociado a efectos adversos para la salud en experimentos con animales”. Ya lo sabes: no más tostadas quemadas.
Sal
“Existe una gran evidencia de que las alimentaciones basadas en alimentos curados con sal o preparados en vinagre conllevan un riesgo aumentado de cáncer estomacal, cáncer nasofaríngeo y cáncer de garganta”, señala la American Cancer Society. La recomendación de los organismos internacionales: no superar los 5 gramos de sal al día.
Alcohol
“Existen pruebas convincentes de que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como los de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, higado, colorrectal y mama. El mismo Programa Nacional de Toxicología del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos incluye el consumo de bebidas alcohólicas en la lista de carcinógenos humanos”, afirma Juan Serrano en su libro. En este sentido, el National Cancer Institute estima que un 3,5% de las muertes por cáncer al año en Estados Unidos (unas 19.500) están estrechamente relacionadas con el consumo de alcohol. “Como ocurre en el caso del tabaco, el mejor consejo que evidentemente puedo dar es el de beber la mínima cantidad de bebidas alcohólicas”, dice Serrano.
Ejercicio
“Una actividad física regular y el mantenimiento de un peso corporal saludable, junto a una dieta sana, reducirán considerablemente el riesgo de contraer cáncer”, sentencia la OMS. Y así ha quedado demostrado: diversos estudios prueban que las personas sedentarias tienen entre un 30 y un 40% más de posibilidades de padecer cáncer colorrectal que las activas, o que las mujeres que hacen deporte reducen entre un 20% y un 80% sus probabilidades de sufrir cáncer de mama.
Pero, ¿cuánto deporte es necesario para prevenir el cáncer? “Es recomendable que los adultos realicen ejercicio moderado al menos durante 30 minutos, cinco días a la semana”, recomienda la AECC.
Falsos mitos
Por otro lado, existen numerosos mitos sobre los cancerígenos que son falsos. Un ejemplo: ningún estudio ha demostrado la relación entre los edulcorantes artificiales y el cáncer, a pesar de ser una creencia extendida. Otro: los teléfonos móviles. Se ha demostrado que las ondas móviles no producen cambios en el ADN, condición necesaria para que pudieran suponer un riesgo de cáncer.
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