¿Te das cuenta que no dices siempre lo que crees y lo que piensas? Es difícil mantener nuestra integridad cuando sentimos presión por factores externos y queremos ‘parecer’ en lugar de ser. Para mantener nuestra integridad hay que superar el ego. Nos arriesgamos menos y evitamos el conflicto al obedecer a todas las etiquetas que nos hemos ido poniendo (o que nos han puesto) a lo largo de la vida. Lo que queremos transmitir y proyectar está condicionado por herencias y aprendizajes que casi siempre están sometidos al imponderable del ego.

La filosofía del yoga habla de ciertas aflicciones que nos producen sufrimiento, una de ellas es el ego individualista que crea una separación con nuestra esencia, es el origen del egocentrismo y otros ‘ismos’. Podemos trabajar y contener este ego con la práctica de yoga y cultivar el ego aliado del ‘yo hacedor’ que nos ayuda a abrir la esterilla cada día, nos da motivación para cuidarnos y nos ayuda a observar nuestros pensamientos para cambiar nuestras creencias de lo que somos.