Hay mujeres que convierten las aceras en su catwalk particular, que emanan un aura empoderador, rebelde y misterioso, todo a la vez. Su capacidad de seducción es innata, y lo saben, por eso viven por y para satisfacer sus deseos, dejándose llevar por el destino, liberadas de cualquier atadura social. Las verás en conciertos de indie rock, en la zona VIP de las fiestas más alternativas, en las salas de arte experimental, ataviadas con un traje de cuero sobre una moto –listas para dar rienda suelta a la adrenalina–, o manteniendo charlas esotéricas durante las noches más oscuras. Y para todas ellas hay un perfume idóneo: Black Opium de Yves Saint Laurent.

Tan adictiva como el primer sorbo de cafeína, tan viva y luminosa como un bouquet de flores blancas y tallada con las notas amaderadas más envolventes, esta fragancia oriental y exquisita marca una ruptura con la composición de los perfumes clásicos y se inspira en el movimiento artístico del chiaroscuro, donde se realza la tensión entre las luces y las sombras.

Black Opium juega con la intensidad que surge del encuentro entre la oscuridad y una suave luminiscencia.

Una fragancia llena de contrastes

Formulada por los perfumistas Nathalie Lorson, Marie Salamagne, Honorine Blanc y Olivier Cresp, Black Opium posee unas notas de salida que despiertan los sentidos, gracias al toque del café, y que se suavizan y se vuelven más femeninas en contacto con las flores blancas, el jazmín Sambac y el absoluto de flor de azahar, hasta convertirse en una auténtica adicción al final, enardecida con la deliciosa vainilla y las notas amaderadas del cedro y del pachulí, que le confieren a su estela toda la opulencia, profundidad y misteriosa elegancia. El resultado es una fragancia atrevida, atractiva y adictiva, la perfecta compañera de esas mujeres que jamás piden permiso para ser ellas mismas, y cuyo día a día es una aventura constante.

Un frasco subversivo y sensual

El frasco de Black Opium supone toda una declaración de intenciones. Su acabado en negro mate y efecto purpúreo, se inspira en un estilo decididamente urbano, y está revestido de polvo de luz que brilla delicadamente como un diamante en bruto. En el corazón del frasco, el oro rosa deslumbrante y femenino rebosa energía, pero también desprende una suavidad y elegancia innatas. Todo ello queda oculto en un opulento estuche negro, con el célebre logotipo Cassandra adornado por una purpurina negra y las letras Black Opium en un sutil rosa dorado. Una joya tan misteriosa como la mujer que la porta, la mujer Yves Saint Laurent.