Dicen que no hay nada mejor que probar el dolor en tu propia carne para hablar de él. Eso le pasó a la mediática psicóloga Lara Ferreiro (Madrid, 1988), cuando en su vida apareció S., un psicópata narcisista o, dicho en palabras sencillas, un auténtico gilipollas. Era un momento complicado de su juventud, atrapada en unos estudios que no le satisfacían y con una vida emocional terrible.

Pero la lectura de un libro lo cambió todo; cuando lo terminó, hizo un test en el que le salió que iba a tener depresión crónica y que iba a estar amargada de por vida. Así que decidió cambiar su carrera de ingeniería y estudiar lo que siempre había sido su pasión, psicología (en el colegio era la típica alumna que daba consejos a los compañeros).

Su experiencia personal y profesional la convierten en la persona idónea para escribir 'Adicta a un gilipollas' (ed. Grijalbo), un libro eminentemente práctico, redactado de forma directa y con mucho humor. Ferreiro (perfil de Twitter: @Psicologa_LaraF) aplica su experiencia en adicciones a drogas para presentar un programa de desintoxicación en cinco pasos; el último de ellos un trabajo de seis semanas de duración para conseguir el éxito total.

Siete de cada diez mujeres han estado alguna vez con un gilipollas (y, según Ferreiro, es posible que las otras tres no se hayan dado cuenta). En el libro, se describen diversos perfiles de adicta emocional al igual que el top 10 de gilipollas: el mamitis, el hombre champán, el príncipe desteñido...

En el libro, Ferreiro (Instagram: psicologa_laraferreiro) deja bien claro cuáles son las pautas para abandonar a estos tipos de hombres y para mejorar tu autoestima, empoderándote para que nadie te vuelva a maltratar. Con ella hemos querido hablar para saber las claves de la adicción a un gilipollas y, claro está, para saber cómo salir de ese pozo negro.

¿Se puede estar tan enganchado a una persona como a una sustancia?

Es incluso peor, porque cuando estás enganchado al alcohol o las drogas, tienes que ir al bar, a buscar la sustancia, pero con las relaciones tóxicas tendemos a minimizarlas, o tienes el mito del amor romántico. Con las drogas puedes hacer un plan de intervención para dejar de consumir, pero en el caso de la adicción a un gilipollas se suma que el otro, cuando lo quieres dejar, no te lo permite: "que no, que voy a cambiar", y se acaba volviendo con el enemigo. Tienen una enorme capacidad de manipular y por memoria emocional, recaemos.

¿Ser gilipollas es cuestión de género? ¿Son mayoría hombres?

No, también hay mujeres gilipollas, pero habría que categorizarlas de manera diferente de los hombres. Aunque a las mujeres tóxicas también les podría venir bien leer este libro para identificarse con perfiles asfixiantes, por ejemplo. Además, las mujeres somos muy maquiavélicas; como queramos liarla, tenemos muchas habilidades. He de decir que pensaba que me iba a encontrar muchos hombres 'haters', pero todo lo contrario; me escriben para felicitarme, decirme que le van a comprar el libro a su hija...

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D.R.

Dices que ninguna mujer está libre de peligro de caer en una adicción emocional. ¿Podemos fortalecernos frente a eso?

El truco principal es estar atentos al bombardeo amoroso: por ahí se cuelan un montón de gilipollas. Son esos hombres que parecen 'demasiado buenos para ser verdad', que muchas veces esconden perfiles de maltratador. Empiezan siendo muy buenos porque tienen que compensar todo el abuso que vendrá después. El bombardeo amoroso se suele mantener de tres a seis meses y luego viene la devaluación personal y el resto del proceso hasta que caes en sus redes. Y cuando estás ahí y ya estás enganchada, aparece su verdadera cara, pero tú piensas: "Que vuelva el del principio".

El segundo truco es el termómetro emocional: ¿cómo te sientes en una relación de pareja? Si te sientes mal, algo tiene que ser revisado. Las emociones nos mandan mensajes; muchas veces lo que nos dicen es que debes romper con tu pareja porque te hace estar mal, lloras, estás deprimida y triste, no estás con tus amigos, te ha anulado... déjalo.

Y el tercero, que se lean mi libro, pero si no, que empiecen terapia, que no pasa nada. Viví mucho tiempo en Nueva York y allí era muy guay decir que ibas al psicólogo, pero aquí en España la gente tiene miedo o aún lo estigmatiza. Pero igual que si me duele una pierna voy al médico, si no estoy bien en mi salud mental he de ir al psicólogo. E ir en su momento, no cinco años después de estar sufriendo.

¿Y qué recomendarías para aumentar la autoestima?

Primero, echar un vistazo a las creencias. ¿Qué crees sobre ti? Lo segundo, los mitos sobre el amor romántico: no existen las medias naranjas, nosotras podemos ser autónomas. Es muy importante tener ese empoderamiento. Lo tercero, los pensamientos tóxicos, que hacen que la autoestima se mine. Los pensamientos, en general, son el alimento de la mente y, si te has tomado comida basura durante 30 años, es difícil tener un pensamiento y un diálogo interno saludable. La autoestima se combate desde dentro (con estos combates, creencias, etc) y desde fuera, con acciones.

Según tu libro, seguimos cayendo en los gilipollas por miedo a 'quedarnos solteronas'. ¿No está esto superado ya en el siglo XXI?

Para nada, sigue habiendo mucho trauma con esto. En la consulta, lo que más me dicen las mujeres es que su mayor miedo es "no voy a encontrar a nadie como él"; y les respondo que eso es precisamente de lo que se trata, pero se quedan ancladas en "no voy a encontrar a nadie". La palabra 'sola' nunca la utilizo, sino 'estar contigo misma', porque cuando no tienes pareja no debes pensar que no tienes a nadie. Hay todavía una serie de creencias biológicas muy arraigadas de la pareja tradicional, hombre y mujer, con función reproductiva.

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Grijalbo
Lara Ferreiro.

En tu consulta has debido ver casos de malos tratos. ¿No es esto un problema social que se deba denunciar?

Alguna vez he tenido que declarar en juicios, pero particularmente no creo en la reinserción de los maltratadores. Un violador se pasa 20 años en la cárcel y, al salir, lo vuelve a hacer, porque hay perfiles que no cambian; el cerebro de una persona 'normal' y el de un psicópata narcisista es totalmente diferente, el de este está modificado y no genera unas sustancias concretas para la empatía. Por eso, no hay nada que hacer.

¿Cuál es la diferencia entre 'contacto cero' y 'consumo cero'?

Yo lo denomino 'consumo' y no 'contacto' porque todo lo veo desde la adicción emocional, un término del que no hay casi información en Google. La gente se declara 'dependiente emocional' como si fuera algo malo, pero no lo es. Ser interdependiente de tu pareja es positivo y maravilloso; ser dependiente de gente buena y sana está bien y, si no, estarías desestructurada o no tendrías vínculos.

El problema es cuando esa interdependencia se transforma en adicción emocional, que son vínculos permitidos a personas tóxicas que te dañan y te destruyen. Para salir de ahí, nada mejor que romper y bloquear el perfil en las redes sociales, nada mejor para que haya 'consumo cero'

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Dices que una madre con adicción emocional puede pasar su comportamiento a su hija. ¿De qué manera?

No genéticamente, claro. Se trata del aprendizaje por observación o aprendizaje vicario, por el que interiorizas el comportamiento de tu madre. Está con un hombre tóxico y no hace nada (te puede decir el famoso "yo aguanto por los hijos"); o está con un montón de hombres y los hijos ven esa adicción emocional de sus madres; o madres y padres que le dicen a sus hijas: "Hija, eres insoportable, ¡quién te va a aguantar!". Los niños no desafían lo que dicen los padres y no filtran estas afirmaciones, por lo que pasan a convertirse en creencias que se impregnan en nuestro cerebro. Por esto y por más cosas es muy importante la infancia para la autoestima.

En cuanto a tu plan de 42 días para desengancharse, ¿cuál es el mejor día de la semana para empezar?

El lector puede elegir libremente. Los pacientes suelen estar mucho peor los fines de semana, porque ven que el resto de amigas tienen parejas, hijas, planes... esos días, y ellas no, por lo que es más fácil que recaigan. Hay que buscar reforzadores naturales los fines de semana para que no recaigan en la adicción a un gilipollas y, desde luego, ser muy firmes en la decisión de abandonarlo para siempre.