“Durante la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer”. Nadie como Virginia Woolf para describir el escrutinio y las piedras por el camino con las que se encontraron las mujeres artistas en un mundo, el del arte, reservado a los hombres. Por suerte, dejaron un reguero de nombres femeninos que llega hasta nuestros días y se traduce en vanguardias, como las curvas de la arquitecta Zaha Hadid, la transgresión tras la lente de Nan Goldin, las arañas gigantes que esculpía Louise Bourgeois o las instalaciones psicodélicas de Yayoi Kusama.

A razón de este artículo acerca de los cuadros más famosos pintados por mujeres artistas, hemos puesto el foco en el estudio sobre desigualdad de género en el sistema del arte en España, de la doctora en historia del arte Marta Pérez Ibáñez. En él revela que las mujeres ocupan tan solo un 27% en el listado de las galerías de arte en la actualidad. Asimismo, otro dato muy significativo es que a pesar de que, en España las mujeres representan más del 60% del alumnado de carreras de Bellas Artes, en 2017, las mujeres artistas expuestas en ARCO Madrid suponían un 25% total y solo el 5% de ellas eran españolas.

Por otro lado, y según un estudio realizado por la Universidad de Luxemburgo, las obras de arte realizadas por mujeres artistas se venden alrededor de un 47% más baratas que aquellas realizadas por hombres. Sin duda, estamos ante un paradigma de desigualdad que nada merecen a título posterior las ingentes obras y cuadros famosos que las mujeres artistas nos dejaron en los museos y en el imaginario colectivo.

Los cuadros más famosos pintados por mujeres artistas

Hoy, hemos querido homenajear a todas esas artistas (a secas) que moldearon el mundo a través de sus pinceladas con esta selección de los 30 cuadros más famosos pintados por mujeres artistas. Recordamos a unas pocas, pero va por todas ellas.

1) 'Hyphen' (Jenny Saville)

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La artista británica Jenny Saville pintó 'Hyphen', una de las obras más importantes del neoexpresionismo europeo, en 1999, así que es la pintura más moderna de nuestra lista. La artista crea innovadores cuadros de gran formato que, sin filtros y sin censura, investigan y distorsionan el cuerpo femenino. Pinta la carne con naturalidad: dañada, con hoyuelos, alterada, dando la vuelta al tema histórico del desnudo femenino. Sus figuras gruesas y magulladas abordan temas tabú en torno a la maternidad, la cirugía plástica, las dietas, el ejercicio y la representación de la mujer en el arte y la cultura popular.

Dónde verlo: En el Rochester Memorial Art Gallery.

2) 'Autorretrato con dos alumnas' (Adélaïde Labille-Guiard)

Una de las obras maestras del Neoclasicismo fue pintado por una artista revolucionaria y reivindicativa, Adélaïde Labille-Guiard, que fue una de las únicas cuatro mujeres admitidas en 1763 en la Real Academia de Pintura y Escultura de Francia (no se permitía el estudio de la pintura figurativa a las mujeres porque se supone que pintar tenía que ser un pasatiempo, no un trabajo, para ellas). La artista se muestra con orgullo en el estudio, como mujer pintora acompañada por otras dos aprendices. Es una obra sin precedentes, no solo por ser ella una de las primeras pintoras académicas sino por ser también una de las primeras mujeres con escuela propia. Atento a la delicadeza de las plumas de su sombrero, el brillo de su traje de raso y el detalle de la mirada de una de las chicas que la rodean.

Dónde verlo: En el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Estados Unidos).

3) 'Innocent Love, 1999' (Agnes Martin)

Agnes Martin supo convertir las aparentes frías matemáticas en puro arte, gracias unos cuadros en los que creaba líneas, cuadrantes y formas geométricas que medía con reglas para que los espacios fueran exactamente iguales. La serie 'Love' es una de las más emblemáticas de su obra, con sus combinaciones de suaves colores que retienen y reflejan la luz, impregnándola de todo tipo de tonos. Sus cuadros se llenan de calma y también de un suave toque espiritual, en una metáfora de lo que debiera ser el amor perfecto.

Dónde verlo: Dia Art Foundation, Nueva York

4) 'Un día de verano' (Berthe Morisot)

Berthe Morisot fue una de las cinco pintoras que consiguieron entrar en el exclusivo (y masculino) círculo de los impresionistas y fue tan importante en él que incluso ella consiguió que Edouard Manet formara parte de este grupo. Al pertenecer a la alta burguesía, sus padres fomentaron su formación artística y se especializó en los paisajes. 'Un día de verano' es uno de sus cuadros más hermosos, en el que vemos a dos jóvenes paseando en barco en un tranquilo río. La armonía de la composición, la bella luz, la delicadeza de la imagen, la frescura del resultado... son algunos de unos rasgos de un cuadro pergeñado en pinceladas tan gruesas como libres.

Dónde verlo: National Portrait Gallery, Londres

5) 'La feria de caballos' (Rosa Bonheur)

Quizás hayas oído hablar de ella... y de este grandioso cuadro (no solo por su calidad, sino también por su tamaño; mide cinco metros). Dio mucho que hablar en el siglo XIX, cuando era mirada de forma extraña porque fumaba y vestía como un hombre. Se decantó por la pintura realista y siempre con animales como protagonistas, y el mejor ejemplo de la fuerza de su arte es la conocida obra 'La feria de caballos'. Se documentó yendo dos veces por semana al mercado de caballos de París y dio una verdadera lección de movimiento en cada uno de sus trazos. La reina Victoria expresó en público su admiración por el lienzo.

Dónde verlo: Metropolitan Museum of Art, Nueva York

6) 'Retrato de Goya' (Rosario Weiss)

'Ahijada' de Goya, Rosario Weiss fue instruida en la pintura por el pintor de Fuendetodos, que descubrió su enorme talento, no solo para el óleo sino también para el difumino o la tinta china, la miniatura, la litografía... Tuvo que trabajar como copista para el Museo del Prado, la Academia de San Fernando y colecciones privadas, pero con el tiempo, y después de llevarse muchos chascos y de que un marchante quisiera vender como auténticos algunas de sus copias, consiguió ser reconocida por la Academia e incluso trabajar como profesora de dibujo de la reina Isabel II. Este reconocido retrato de Goya es suyo y hay algunas pinturas generalmente atribuidas al insigne pintor, como la 'Lechera de Burdeos', que hay quien dice que es de Rosario Weiss.

Dónde verlo: Colección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

7) 'Movimiento en cuadrados' (Bridget Riley)

movimiento en cuadrados bridget riley
D.R.

Al principio de su carrera, Bridget Riley no tenía muy claro el concepto de 'pintor moderno'. ¿Qué significaba exactamente la comtemporaneidad, la abstracción? Así que se puso a experimentar y se fijó en los efectos ópticos del puntillismo del XIX de Georges Seurat. Fue así como encontró, en los años 50 del pasado siglo, su camino en la pintura no figurativa, que transcurrió por los senderos del 'op-art' (o arte óptico). 'Movimiento en cuadrados' (1961) nació de la hipótesis de la autora de si podía encontrar algo "dentro de un cuadrado". Según fue componiendo y coloreando cuadrados negros alternativos, algo apareció: movimiento y dinamismo. La obra maestra estaba ahí.

Dónde verlo: Arts Council Collection, Southbank Centre, Londres

8) 'Las dos Fridas' (Frida Kahlo)

Frida Kahlo es el nombre universal que nos viene a la cabeza cuando hablamos de mujeres en el arte. Su delicada salud a raíz de un accidente de autobús le llevó a coger el pincel y el resto es historia. El sufrimiento, el cuerpo femenino –generalmente representándose a sí misma–, la explotación del color y su querido México natal son temas recurrentes en su obra. En Las dos Fridas vemos a una Frida vestida de tehuana (derecha) que se nutre de un medallón donde aparece su marido Diego Rivera mientras que la Frida de la izquierda, con vestimenta europea, está herida. Traspasó la admiración para convertirse en icono.

Dónde verlo: Museo de Arte Moderno, Ciudad de México.

9) 'Estramonio. Flor blanca nº 1' (Georgia O’Keeffe)

Aunque su poderosa manera de plasmar los rascacielos de Nueva York le valió reconocimiento, la artista americana es mundialmente conocida por sus flores llenas de delicadeza y vitalidad. Una naturaleza al detalle que se remonta a sus días en Nuevo México y que despertó una segunda lectura: la gente veía vaginas y metáforas de la sexualidad femenina en sus flores, algo que la artista siempre negó. Un dato para entender su relevancia: el cuadro Estramonio/flor blanca nº1 se vendió en 2014 por 44.4 millones de dólares, el precio más alto jamás pagado por la obra de una mujer. Estuvimos de suerte, ya que pudo verse en el Thyssen en agosto de 2021.

Dónde ver: Museo Thyssen Bornemisza, Madrid.

10) 'Joven de verde' (Tamara de Lempicka)

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Pacific Press//Getty Images

La reina del Art Déco vivió una vida a la altura del título. De origen ruso-polaco, su obra ha trascendido junto a una biografía de excesos, fiestas y voraz apetito sexual. Tamara de Lempicka supo capturar el espíritu de los años 20 y 30 en sus cuadros, encarnando ella misma el glamour y codeándose con la alta sociedad que luego retrataba. Precisión, juegos de luces y sombras y reminiscencias cubistas que vemos con mucho acierto en Joven de verde.

Dónde ver: Centre Pompidou, París.

11) 'Composición cubista' (María Blanchard)

Nacida en Santander, fue una pionera del cubismo, aunque su nombre no alcanzara las cotas de sus compatriotas Pablo Picasso o Juan Gris, con quien además compartió una gran amistad. Se estableció en París, donde supo despertar la admiración de los seguidores de esta vanguardia tras una juventud marcada por los complejos a causa de la joroba que le había creado una malformación de columna. Composición cubista es un ejemplo brillante de cómo esta corriente deconstruía los objetos para jugar con los puntos de vista.

Dónde ver: Museo Reina Sofía, Madrid.

12) 'Felipe II' (Sofonisba Anguissola)

felipe ii, pintado por sofonisba anguissola en el museo del prado, madrid
Felipe II, Sofonisba Anguissola. ©Museo Nacional del Prado

Considerada la primera mujer artista de renombre del Renacimiento, su obra también se englobó en el Barroco, resultado de la infatigable carrera que la llevó a pintar hasta casi los 90 años y despertando la admiración de figuras como van Dyck. Destacada en el retrato, la artista de Cremona (Italia) pintó a muchos miembros de la corte española del siglo XVI, incluido el monarca Felipe II. Muchas de sus obras fueran atribuidas a hombres, aunque la historia finalmente supo ponerla en su lugar.

Dónde verlo: Museo del Prado, Madrid.

13) 'El Cid' (Rosa Bonheur)

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El Cid, Rosa Bonheur. © Museo Nacional del Prado.

Los animales de la pintora francesa Rosa Bonheur también merecen un hueco en la lista, sobre todo si tenemos en cuenta la movilización que se produjo en redes sociales para que El Cid formara parte de la sección permanente del Museo del Prado tras llevar 140 años guardado. Las pinceladas realistas de Bonheur que hoy cuelgan de las paredes del Metropolitan de Nueva York o la londinense National Gallery sí obtuvieron su merecido reconocimiento en vida. También la autora, a pesar de que vestía y actuaba “como un hombre” y decidió vivió sin pudor su homosexualdiad.

Dónde verlo: Museo del Prado, Madrid.

14) 'El baño del niño' (Mary Cassatt)

el baño del niño mary cassatt en el museo art institute of chicago
Fine Art//Getty Images

Mary Cassatt cambiaría Pensilvania por París para dar rienda suelta a su trabajo como impresionista, ayudando a expandir posteriormente esta corriente en Estados Unidos. La dulzura de sus cuadros es recordada sobre todo por su manera de plasmar la cotidianidad femenina. La mujer como niña, como madre o en su conjunto, creando momentos como este El baño del niño que evoca recuerdos mientras inmortaliza la intimidad más realista.

Dónde ver: Instituto de Arte de Chicago.

15) 'Group X No 1 Altarpiece' (Hilma af Klint)

group x, no 1, altarpiece , hilma af klint
Getty Images


Tuvieron que pasar muchos años para que el mundo se pusiera de acuerdo en que fue ella y no Kandinsky la precursora del arte abstracto. Parte de la culpa la tiene la propia artista sueca, ya que le pidió a un sobrino que no mostrará sus obras más personales hasta al menos 20 años después de su muerte. Su coqueteo con el mundo del espiritismo tras fallecer su hermana le llevó a pensar que estas fuerzas se expresaban a través de su pintura. Por suerte, hoy la Fundación Hilma af Klint organiza exposiciones por museos de todo el mundo.

Dónde ver: Galería de Arte de Nueva Gales del Sur.

16) 'Vestidos simultáneos. (Tres mujeres, formas, colores)' (Sonia Delaunay)

Junto a su marido Robert Delaunay impulsó la corriente artística del orfismo, regalándonos pinturas icónicas donde los contrastes vivos y las formas geométricas son las eternas protagonistas. Sonia llevó su obsesión por el color más allá, plasmándolo en textiles que han influenciado la historia de la moda y la decoración. En 1964 se convirtió en la primera mujer a la que el Louvre dedicó una exposición en vida.

Dónde ver: Museo Thyssen Bornemisza, Madrid.

17) 'La verbena' (Maruja Mallo)


Ver la vida a través de los ojos de Maruja Mallo significa hacerlo con la misma vitalidad y fantasía que los personajes de La verbena, obra que la artista gallega dedicó a las fiestas madrileñas. También lo es admirar Canto de las espigas, con la que recordaba los trabajos del campo y mar desde su exilio de 25 años en Argentina a causa de la Guerra Civil española.

Dónde ver: Museo Reina Sofía, Madrid.

18) 'Montañas y Mar' (Helen Frankenthaler)


Frankenthaler capitaneó una nueva forma de expresionismo abstracto a muy temprana edad. Casi por casualidad e inspirada por la obra de Pollock, desarrolló su técnica de la “mancha empapada” con la que diluía la pintura al óleo hasta que se asemejaba a la acuarela sobre el lienzo. Dio vida a una nueva vanguardia y rápidamente se convirtió en un referente de lo abstracto en Estados Unidos. Para Montañas y Mar se inspiró en los paisajes de Nueva Escocia, Canadá. En cierta manera, es casi como transportarse hasta ahí.

Dónde ver: Galería Nacional de Arte, Washington.

19) 'Strategy' (Jenny Saville)


Hay hueco para lo figurativo en el arte contemporáneo de hoy. Miembro del selecto grupo de los Young British Artists, Jenny Saville ha convertido las mujeres desnudas, realistas y a gran formato en su sello de identidad. Su obra no idealiza el cuerpo femenino, sino que lo libera mostrando sus cicatrices y exceso de carne desde perspectivas poco favorecedoras como el escorzo. Poder ver de cerca el trabajo de un cirujano plástico marcó su visión. En 2018 su obra Propped se convirtió en la obra más cara de una artista viva superando los 10 millones de euros.

Dónde ver: Museo The Broad en Los Ángeles, California.

20) 'Autorretrato con sombrero de paja' (Louise Élisabeth Vigée Le Brun)

autorretrato con sombrero de paja louise Élisabeth vigée le brun en la national gallery de londres
Print Collector//Getty Images


Hija de pintor nacida en París, Vigée Le Brun retrató a la élite social europea. Su buena relación con la reina María Antonieta, a quien debe algunos de sus obras más famosas, la llevó a huir del país cuando estalló la Revolución Francesa, aunque siguió prodigando su talento en otras cortes europeas. Se le atribuyen unos 660 retratos entre los que se encuentra Maria Antonieta, María Cristina Teresa de Borbón (en el Museo del Prado) o la corte de Catalina la Grande. Sin embargo, merece la pena viajar hasta la National Gallery para constatar cómo se veía a sí misma.

Dónde ver: National Gallery, Londres.

21) 'El estudio de Picasso' (Faith Ringgold)


Pinturas, murales, máscaras africanas, libros… Faith Ringgold ideó un imaginario a todo color. Eso sí, no exento de reivindicación. Se alineó con el Movimiento por los derechos civiles y se rebeló contra la exclusión de artistas negros y mujeres en los principales museos. Sin embargo, será recordada por sus “colchas historiadas”, telas que usaba de lienzo para ensalzar primordialmente a las mujeres negras. Precisamente eso es lo que vemos en El estudio de Picasso, la historia de Willia, una artista y modelo ficticia que inspira Las señoritas de Avignon rodeada de las máscaras africanas que tanto le inspiraron a él.

Dónde ver: Worcester Art Studio.

22) 'La creación de las aves' (Remedios Varo)

No podía faltar el mundo onírico de Remedios Vario. Esta artista de Girona vivió en Barcelona y París, aunque pasó gran parte de su vida en México, donde dio rienda suelta a su imaginación, elaborando cuadros repletos de mitos, leyendas y simbolismo. Se convirtió en una de las voces más sugerentes del surrealismo. La creación de las aves, con esa simbiosis entre la lechuza y el humano, es buen reflejo de ello.

Dónde ver: Museo de Arte Moderno, Ciudad de México.

23) 'La posada del caballo del alba' (Leonora Carrington)

Leonora Carrington (Lancashire, Inglaterra, 1917 – Ciudad de México, 2011) fue una de las artistas más prominentes del movimiento surrealista. Durante su trayectoria produjo pintura, escultura, grabado, textil, joyería; y escribió dramaturgia, novela, y cuento. Se relacionó con los artistas surrealistas más destacados de su época, entre ellos Max Ernst, Remedios Varo, André Breton y Luis Buñuel.

​En sus obras, Carrington mezclaba la autobiografía y la ficción, lo cotidiano y lo mágico, mediante la creación de seres fantásticos, a menudo animales intermediarios que nos refieren a la mitología celta, el hermetismo, la cábala y la literatura fantástica. En esta obra muestra un salto significativo en el desarrollo artístico, donde se observa una mayor habilidad técnica y claridad icónica. El hecho de que una de sus principales obras sea un autorretrato no es mera coincidencia, ya que esto puede representar un manifiesto de independencia como parte de su rito de iniciación al mundo surrealista.

Dónde ver: Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Estados Unidos).

24) 'Dog Woman' (Paula Rego)

En 1994, Rego se inspiró en un cuento de hadas portugués, escrito para la artista por una amiga lusa a la que, a su vez, se lo había contado su criada. Una anciana, que vive sola con sus mascotas, oye el viento en la chimenea asumir la voz de un niño que la anima a comerse a sus mascotas una a una.

Rego pidió a su modelo Lila que "se agachara y fuera una mujer con la boca abierta a punto de tragarse algo". Esta fue la primera obra importante que Rego realizó con pastel sobre papel. También fue el origen de una de sus grandes series de pinturas en las que celebra la energía femenina, la versatilidad, la adaptabilidad y el poder visceral. Las mujeres perro hacen todas las cosas específicamente caninas: acicalarse, esperar la comida, aullar. En una de ellas, Lila incluso se convierte, semidesnuda y sólo parcialmente sumisa, en una Perra Mala. Una vez terminados los pasteles, Rego pensó en convertirlos en una serie de grabados, pero "no funcionó en absoluto. Lo habría hecho ya y punto". Por eso, el aguafuerte que reproducimos aquí (p. 296) sólo se probó y no se editó, y es el único intento que hizo Rego de la serie proyectada pero abandonada (de Paula Rego - The Complete Graphic Work, T.G. Rosenthal, Thames & Hudson, 2012, p.286).

Dónde ver: galería Victoria Miro, Londres.

25- 'A Cuca' (Tarsila do Amaral)

Tarsila do Amaral es quizás la principal artista modernista del ámbito latinoamericano. El perfecto ejemplo de unión entre tradición local y vanguardia. Miembro del «Grupo dos Cinco», los introductores de las vanguardias en Brasil, fue también una figura clave dentro del Movimiento Antropofagia (1928–1929).

Mientras los vanguardistas habían desarrollado un gran interés por las culturas primitivas en busca de inspiración, si algo tenía Brasil era muchísimas culturas primitivas intactas. Esto llevó a Tarsila a utilizar las formas indígenas de su propio país al tiempo que incorporaba los estilos modernos que había estudiado. Esta pintura en concreto hace alusión a Cuca, una criatura que en el folclore brasileño se dedica a asustar a los niños, algo así como "El Coco". En este cuadro, Tarsila tiende un puente entre su formación como pintora moderna en el París de los años veinte y su redescubrimiento de Brasil. Sin duda, estamos ante una artista esencial para entender el arte contemporáneo.

Dónde ver: Museo de arte moderno de Nueva York.

26) 'Judit decapitando a Holofernes' (Artemisia Gentileschi)

Artemisia ha sido un exponente importante entre los seguidores de Caravaggio. Trabajó en Italia e Inglaterra. El episodio representado en la obra se encuentra en la Biblia y siempre ha tenido una gran suerte en el arte. Judit, con la ayuda de una criada, mata a Holofernes, general enemigo, después de haberle seducido.

La pintura representa la muerte de Holofernes de una manera realista y muy cruel. Las dos mujeres pertenecen a diferentes clases sociales, como vemos en la ropa y sus actitudes: Judit parece casi preocupada –mientras que decapita al hombre– de no ensuciarse con la sangre, mientras que la criada muestra una expresión tranquila. Sin embargo, las dos trabajan juntas para superar la fuerza física del hombre. La interpretación tradicional de la obra es que representa el deseo de venganza y de justicia de Artemisia contra el hombre que la violó. La pintora, de hecho, sufrió una violencia sexual: su agresor fue juzgado y sufrió una sentencia leve. El coraje del testimonio público de Artemisia le ha convertido en un símbolo del feminismo del siglo XX.

Dónde ver: Gallería Uffizi, Florencia

27) 'Arquitectura pictórica (Bodegón: instrumentos)' (Liubov Popova)

'Arquitectura pictórica (Bodegón: Instrumentos)' de Liubov Popova es una obra clave para entender la evolución del arte ruso desde el cubismo al arte abstracto. Popova participó en 0.10. La última exposición futurista de pintura, organizada por Malévich en diciembre de 1915, con una serie de obras cubofuturistas, y a partir de entonces su arte se transformaría bajo el influjo de las ideas suprematistas.

En las denominadas Arquitecturas pictóricas, una serie de pinturas no-objetivas ejecutadas entre 1916 y 1918, Popova comenzó a explorar las posibilidades de un vocabulario abstracto, siguiendo las ideas de Malévich. La elección del término «Arquitectura» se debe a su intención de resaltar los aspectos constructivos de la imagen y la creación de ritmos de planos superpuestos de intenso colorido, para lograr composiciones muy estructuradas.

Dónde ver: Museo Thyssen Bornemisza, Madrid.

28) 'Self-portrait with yellow lilies' (Natalia Goncharova)

Natalia Goncharova destacó por su liderazgo dentro de la vanguardia rusa anterior a la Revolución soviética y por su intensa colaboración en la puesta en escena de los ballets de su compatriota Serguéi Diághilev. Nacida en una familia de la alta burguesía rural y biznieta de Alexander Pushkin, se crió en una granja de la provincia de Tula y, en 1898, comenzó sus estudios en la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú. Allí conoció a Mijaíl Lariónov, que se convertiría en su compañero, tanto en lo artístico como en lo personal, hasta el final de su vida.

Conoció el arte postimpresionista francés gracias a la exposición Vellocino de Oro, de 1908, que dejó una influencia decisiva en unas obras en las que predominaban los temas rurales rusos. En 1910 fue miembro fundador de la Sota de Diamantes. Dos años más tarde lo abandonó junto a Lariónov para fundar El Rabo de Burro y fue la principal protagonista de la exposición que se celebró con este nombre. En este momento, algunas de sus obras continuaban relacionándose directamente con el mundo de los iconos y el arte popular ruso, mientras que en otras comenzaba a ser evidente la influencia del cubismo y el futurismo. De ahí evolucionó al rayonismo, estilo en el que realizó una serie de vistas de bosques en 1913. Su obra fue bien acogida por la crítica y el público, aunque su estilo de vida, alejado de los convencionalismos sociales, estuvo siempre acompañado de una cierta polémica.

Dónde ver: Galería estatal tretiakov, Moscow.

29) 'Tertulia' (Ángeles Santo)

En 1920 José Gutiérrez Solana pintaba su famosa La tertulia del Café de Pombo, inscrita en el peculiar estilo expresionista del pintor. Nueve años después, Ángeles Santos llevaba a cabo su propia Tertulia, en las antípodas del trabajo de Solana. Frente al hieratismo y la rigidez de los personajes del artista madrileño, las cuatro figuras femeninas protagonistas del lienzo de Ángeles Santos parecen retorcerse en un movimiento sinuoso que impregna toda la composición, de la que emana una casi «palpable» sensación de misterio. De manera espontánea, sin apenas contacto con los medios de difusión de las corrientes artísticas europeas más novedosas, la autora ha asimilado y reflejado aquí los principios de la Nueva Objetividad, hasta el punto de que la frialdad y el magnetismo de las imágenes de Tertulia podrían compararse a las de algunas creaciones de los pintores adscritos al movimiento alemán, como las incluidas en el Autorretrato (1927), de Christian Schad, o el Retrato de la periodista Sylvia von Harden (1926), de Otto Dix.

Dónde ver: Museo Reina Sofía, Madrid.

30) 'Theatrical Composition' (Alexandra Exter)

La pintora ucraniana Alexandra Exter fue una relevante figura del primer arte de vanguardia de la Rusia imperial. Entró en contacto con cubistas y futuristas en París y asimiló y reinterpretó estas nuevas tendencias, para después difundirlas en su tierra natal.

Tras finalizar sus estudios de arte en Kyiv, Exter se trasladó a París en 1908, donde asistió a clases en la Académie de la Grande Chaumière. Pronto entró en contacto con Pablo Picasso, Guillaume Apollinaire, Max Jacob y Fernand Léger y adoptó el cubismo como estilo propio, si bien nunca renunció al color. También conoció a representantes del futurismo italiano, como Filippo Marinetti, a los que le unía su interés por representar el ritmo y el movimiento. Hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, Exter vivió en París, pero viajó frecuentemente a Kyiv y Moscú, lo que la convirtió en transmisora de las nuevas ideas en su país. Durante esta etapa participó en numerosas exposiciones en Rusia, Francia e Italia.

A partir de 1914 residió permanentemente en su país natal y el conocimiento de la obra de Malevich le impulsó a realizar sus primeras obras no figurativas. Expuso en muestras de arte de vanguardia como Tranvía V, la primera de las exposiciones futuristas rusas, celebrada en Petrogrado (hoy San Petersburgo) en 1915 y desde 1916 fue importante su contribución a la modernización de la escenografía teatral con su participación con Alexander Tairov en obras como Salomé, de Oscar Wilde. Con sus innovadoras aportaciones se dinamizó el diseño de escenarios, trajes e iluminación, elementos que se convirtieron en un complemento esencial a la trama. A partir de 1921 comenzaría a diseñar moda.

Dónde ver: Museo de arte de Nueva York.