'Las semanas mágicas' es el título de un libro de autoayuda y maternidad muy conocido para padres de bebés de hasta año y medio, escrito por la antropóloga física Hetty van de Rijt y el etólogo y psicólogo del desarrollo Frans Plooij, publicado en 1992 originalmente pero cuyo éxito a llevado a reediciones continuas.

Ahora, una productora neerlandesa ha decidido llevar el libro, más de 30 años después de su publicación, a una dramedia que se acaba de estrenar en Netflix y que, si bien es bastante malurria, al público le ha hecho mucha gracia por la colección de situaciones bien conocidas y en apenas horas ocupa el top 4 de lo más visto en la plataforma.

El principio de 'Las semanas mágicas' no lo hemos visto nunca [ironía modo on]: tenemos a una madre a punto de dar a luz que grita, se muere del esfuerzo y lo paga con su pareja. Son Allie (Sallie Harmsen) y Barry (Soy Kroon), quien hace lo que puede mientras su mujer intenta parir en la bañera de casa con una doula echando una mano. Ambos trabajan así que les viene encima un problema de conciliación importante.

Al poco de ser madre, visita la guardería más cercana, donde se apunta a una lista de espera tan larga que nunca le va a tocar. Pero se entera por casualidad de la existencia de una especie de 'club para madres' con el que quizás se salten varios turnos, así que se une a este club, tan acomodado como aparentemente ¿culto?.

La jefa del club es Kim (Katja Schuurman), que tiene dos hijos con su mujer Roos (Sarah Chronis), y un tercero en camino, todos engendrados por el donante de esperma Kaj (Louis Talpe), que de repente quiere formar parte de la vida de sus hijos biológicos. Confiarán en Allie, que es abogada, para establecer las visitas.

youtubeView full post on Youtube

Otro miembro es Ilse (Yolanthe Cabau), que sostiene en brazos a su hijo recién nacido y discute con Sabri (Iliass Ojja) sobre el apellido del niño, ya que no están casados. Uno pensaría que habrían discutido esto al menos una vez en los nueve meses anteriores, pero no. Vuelven a casa y la madre marroquí de él aparece para quedarse indefinidamente y obligarles a cumplir las normas culturales de su familia, como una fiesta familiar en la que circuncidan al niño y sacrifican una oveja en su nombre. Nada de esto le sienta bien a Ilse.

Anne y Barry, por su parte, se enfrentan a lo normal: bebé que llora toda la noche, padres trabajando todo el día y una vida sexual y de pareja que se resiente, además, por la atractiva niñera contratada. ¿Se resolverán todos los líos parentales, de conciliación, etc a lo largo de la película?

las semanas magicas pelicula netflix
Netflix

Pues da un poco igual, porque lo que nos quiere contar 'Las semanas mágicas', a veces con humor y a veces con tristeza, es lo difícil que es ser padres y cómo las parejas experimentan terremotos con la llegada de un bebé. El objetivo de la película neerlandesa es, sin duda, que los espectadores se rían un poco y piensen, "mira, no estamos solos; a más gente le pasa lo que a nosotros".

Las semanas mágicas

Las semanas mágicas

Las semanas mágicas

27 € en Amazon

Así que 'Las semanas mágicas' nos deleita durante 90 minutos con un recital de "mal de muchos, consuelo de tontos", porque se pierde en un argumento muy general sin profundizar en absolutamente nada o sin dar un punto de vista algo novedoso sobre lo que ya sabemos.

Es verdad que tienen una pareja del mismo sexo y otra de solteros de diferentes orígenes culturales, pero para qué hacer otra cosa que volver una y otra vez a los mismos estereotipos cansinos: la mujer que hace malabares para compaginar su carrera con la maternidad, la suegra que opina de todo, la obsesa del control, el soltero que 'pasa' de horarios y que no ordena su apartamento... Clichés mil. A ver: muy mágicas, muy mágicas, no las llamaría yo a unas semanas así. No sé.

VER 'LAS SEMANAS MÁGICAS' EN NETFLIX