Hasta hace poco, los amantes del vino parecían dividirse entre los que con tal de tener la copa llena, podían elegir cualquier botella, y los esnobs capaces de pasarse horas hablando de todo tipo de maridajes. Sin embargo, Instagram ha popularizado el vino hasta convertido en la bebida cool por antonomasia, haciendo incluso a los expertos en cervezas artesanas hablar de taninos con la tranquilidad con la que hasta hace poco aplaudían cada IPA mientras maldecían a la Heineken. “Existe una división entre los fans del vino. Por un lado, los bebedores de vino "de verdad", que a veces son mujeres, entienden el lenguaje asociado y tienen un interés legitimado gracias al elitismo previamente establecido. Por otro nos encontramos con todos los demás -que por cierto son a menudo mujeres-, a quienes los verdaderos bebedores de vino atacarían con una mezcla picante de sexismo y esnobismo”, explica en ‘Refinery29’ Sadhbh O'Sullivan, que señala que hemos crecido con la idea de que el vino es para las mujeres, mientras que la cerveza es cosa de los hombres. Lo cierto es que basta con echar un vistazo a las series televisivas y a las películas para descubrir que tras un agitado día de trabajo, las mujeres se sirven a menudo una generosa copa de vino tinto en casa mientras que ellos sacan una cerveza de la nevera.

"Las redes han ayudado a democratizar el vino y a tener mayor visibilidad"

"Creo que las redes han ayudado a democratizar el vino y le han dado una mayor visibilidad. Aunque, según mi punto de vista, la única cosa que hace Instagram es darle un lado “cool” porque “la gente cool” lo está disfrutando… Es sólo un tema de identificación, nada más profundo, una visión de algo que se tiene que validar porque otro dijo que era bueno. No obstante, algunas personas sí se han dado cuenta de verdad que un vino natural puede ser mucho mejor que un vino convencional lleno de tonterías y que no tiene mucho interés”, explica Mathieu Pérez chef y sommelier de Sra. Dolores, un templo hedonista de la fritura ligera y el vino natural situado en Barcelona.

"Los prescriptores comunican el vino desde el disfrute, no desde el elitismo"

“Los prescriptores han aprovechado el cambio de paradigma que se inició durante la pandemia, cuando surgieron nuevos hábitos de consumo, y han ayudado a acercar el mundo del vino a todo el mundo. Desmontan los falsos mitos y esnobismos que rodean al vino, cuentan la historia que hay detrás de las botellas, dan voz a los elaboradores y aportan trucos, recomendaciones más "aterrizadas", para todos los públicos y, sobre todo, comunican el vino desde el disfrute, no desde el elitismo”, señala Laura S. Lara.

cómo beber vino
Liliya Krueger//Getty Images
El arte de beber vino

“Por otro lado, está el vino como tendencia. Las redes han hecho que beber vino sea cool, desestacionalizando su consumo, tanto en lo que se refiere a momentos (un vino a media tarde en el nuevo "wine bar" de moda, unas burbujas a cualquier hora, una copa al volver del trabajo) como a lugares (no sólo se bebe vino en los restaurantes, también en casa a media tarde, y los bares de vinos son más modernos y apetecibles que nunca porque detrás hay 'winelovers' que cuidan la carta con referencias diferentes, rotan las pizarras y ofertan lo que ellos mismos beberían)”, comenta a ‘Elle Gourmet’ Laura S. Lara.

"El vino se convierta es un producto aspiracional del que todo el mundo quiere conocer "

"Lo bueno de todo esto es que siempre se ha tratado como un producto de alto valor y se ha reflejado el trabajo que lleva detrás la producción de un buen vino. Esta combinación de exposición de momentos memorables unido a la calidad es la que ha permitido que el vino se convierta en un producto aspiracional sobre el que todo el mundo quiere conocer y ser partícipe. Esto es una gran noticia para nosotros, que vemos cómo nuestro consumidor es cada vez más joven y diversificado", dice María Balbás, Directora de Comunicación y Marketing de Bodegas Balbás.

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OLEKSANDRA TROIAN//Getty Images
Cómo las redes sociales influyen en la cultura del vino

Gracias al excelente papel que en la actualidad desempeñan los periodistas expertos en vino en los medios gastronómicos, el lenguaje antaño secreto del vino se ha popularizado más, especialmente entre las nuevas generaciones, que además han convertido Instagram en la plataforma perfecta para hacer de los vinos una bebida cada vez más deseada. “Ya no es necesario tener delante un chuletón para disfrutar de una copa de tinto, porque en las redes hemos visto que hay muchos tipos de vinos tintos, tantos como momentos. Los blancos ya no son sólo para el pescado y hay vida más allá del verdejo. El rosado mola mucho incluso en invierno, los espumosos fuera del brindis son pura fantasía, y hay unos vinos súper especiales en Jerez que emocionan y que van con todo. Todo este conocimiento se ha hecho extensivo gracias en las redes sociales. El consumidor es cada vez más exigente, sabe más, viaja más y tiene la mente abierta a explorar, sin miedo y sin prejuicios”, comenta Laura S. Lara, periodista de vinos y sumiller.

"Todavía quedan "vinosaurios" con riojitis y riberitis, pero están a punto de extinguirse"

“El consumidor por fin ha entendido de qué va la cosa, que el vino es un mundo amplio pero no más complejo que cualquier otro y que lo que importa es atreverse, probar, preguntar, dejarse llevar. El vino es pasión y disfrute. ¿Hay algo más sencillo que eso? Sí: todavía quedan "vinosaurios" con riojitis y riberitis, pero están a punto de extinguirse. Además, estos no tienen cuenta en Instagram”, bromea (¿o no?).

El vino naranja y el natural: los nuevos reyes

Por otro lado nos encontramos con el furor por el vino naranja y los naturales, que animan a beber menos y mejor. Entre la idea de que es un vino mejor para el medioambiente e incluso la promesa de que la resaca es menor, hablamos de un importante amor por los vinos naturales, que se han convertido en la bebida instagrameable por antonomasia. "El vino natural gusta tanto porque tiene carácter, porque es un producto que tiene la identidad de la persona que lo hace, porque es sano, porque es libre, porque deja hablar la propia fruta y el propio terreno en donde crece, porque es muy digestible y puedes beber mucho, porque eleva el espíritu...”, señala Mathieu Pérez. “Lo del orange es pura moda, no mucho más: pasará en poco tiempo, pues este tipo de maceración es sólo otro perfil de vino que hace parte de este mundo tan rico. Siempre ha existido”, matiza.

"Creo que ambos son parte del proceso que experimenta cada consumidor a la hora de buscar sus propios gustos y preferencias. La oferta de vinos es muy amplia, y cada vez la demanda está creciendo y diversificándose más. El boom de los vinos naturales está muy unido a la concienciación general que está habiendo en la sociedad en relación al cambio climático que estamos experimentando y la mayor preocupación por cuidar el entorno asociado a ello. Por su parte, el vino naranja, entendido como vino blanco elaborado como tinto, permite obtener unas características muy interesantes que resultan muy atractivas al consumidor", explica María Balbás. "En ambos casos, aunque son vinos que llevan produciéndose durante muchos años, son concebidos como elementos innovadores dentro de la oferta, por lo que tienen un carácter muy fresco que atrae mucho al consumidor joven", dice.

Es importante también el hecho de que los vinos que ahora arrasan cuentan con un interesante 'storytelling' tras de sí que empuja a quienes los beben a conocer más sobre las firmas y sus particularidades, algo que importa mucho a las generaciones más jóvenes. También nos encontramos con el aspecto estético al triunfar las etiquetas con tipografías especiales y con ilustraciones tan sugerentes que son capaces de hacer que muchos elijan una botella en base a ellas. El vino es, por eso, la bebida 'cool' del momento que ha dejado atrás su aura esnob y que quiere que quienes disfrutan de él no busquen sólo un sorbo de alegría, sino también de conocimiento, de historia y cómo no, de sabor. Teniendo en cuenta además que ahora no sólo la moda, sino también lo que comemos, sirve para decir algo de nosotros y diferenciarnos, lo que bebemos hace lo propio, por lo que un buen vino bien puede hacer que los demás sepan de nosotros tantas cosas como una camiseta con mensaje.

Por cierto, una advertencia final: si te pasas con las copitas de vino, sea natural o no, la resaca va a llegar. Nos pueden vender muchas historias, pero cuentos, por favor, no.