Hace un par de semanas, Donald Trump anunció que los Estados Unidos se retiraban del Acuerdo de París, un pacto no vinculante firmado por 194 países con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer que el aumento de la temperatura al final del siglo quede por debajo de los dos grados. Esta decisión es una más de las muchas medidas tomadas por la actual administración norteamericana en contra del medio ambiente, lo que ha llevado a algunas personas a cuestionarse si deberían tener hijos.

Muchos de los adultos que hoy tienen entre 20 y 30 años han crecido en una cultura de concienciación sobre el medio ambiente, tanto en programas infantiles donde se les enseñaba a no desperdiciar el agua como en documentales donde se informaba sobre las consecuencias de la deforestación. "Mi primer recuerdo de haberme sentido preocupado por el medio ambiente fue cuando hablamos acerca de los gases de efecto invernadero en la clase de ciencias de 7º curso", dice Victoria, de 28 años. "Antes de eso, ya había oído hablar de la lluvia ácida, pero en aquellos momentos no la relacioné con el medio ambiente o el calentamiento global".

"De pequeño veía los documentales de Discovery Channel y, poco a poco, me fui concienciado con todo lo relacionado con el reciclaje", dice Zach, de 27 años, quien ahora trabaja para una organización benéfica en temas medioambientales en Washington DC. Para muchos, la concienciación pronto se convirtió en preocupación. "De niño me preocupaba el tema de ahorrar agua y de la depuración de las aguas residuales. A día de hoy sigo muy interesado en el tema", dice Kyle, de 24 años.

Los estudios demuestran que los milennials tienen menos hijos que sus padres y hay muchas razones para ello. Las deudas contraídas por los préstamos estudiantiles y la falta de garantías en los permisos por paternidad hacen que tener un hijo se convierta en un sacrificio, por lo que esta generación está cada vez más dispuesta a no tener hijos. Pero algunos también admiten que son sus dudas sobre el futuro del planeta lo que está influyendo en esta decisión.

Zach dice que son muchas las razones por las que no quiere tener hijos y que ya desde adolescente comenzó a interesarse sobre el cambio climático. "Llegué a la conclusión de que no tenía muchas posibilidades de llegar a viejo, teniendo en cuenta lo que le estábamos haciendo al planeta. No me parecía justo traer a un niño a un mundo en el que probablemente tendría que sufrir y dejarle la tarea de tener que enfrentarse a todos los efectos colaterales que habíamos provocado las generaciones anteriores, incluso en un gigante mundial como los Estados Unidos".

"Llegué a la conclusión de que no tenía muchas posibilidades de llegar a viejo, teniendo en cuenta lo que le estábamos haciendo al planeta".

Victoria está indecisa sobre tener hijos, dice que el estado en el que se encuentra el medio ambiente "hace que tenga muchas dudas sobre la idea de traer hijos a este mundo". Kyle también dice que, entre los factores que le empujan a no tener descendencia, "el del cambio climático es uno de los que he empezado a tener en cuenta hace poco".

Hay dos argumentos que suelen salir a la luz cuando la gente habla de cambio climático e hijos. El primero es el tema de la superpoblación y si es o no una amenaza para el planeta. En 1968, Paul Ehrlich escribió La explosión demográfica, un libro que dio origen al movimiento Crecimiento Cero de la Población. La idea era que si seguía aumentando la población del planeta al mismo ritmo, con el subsiguiente aumento gasto de recursos, energía y espacio, sólo se conseguiría acelerar nuestra desaparición como especie. Por lo tanto, la gente debía comprometerse a reducir el número de hijos o no tener ninguno.

"Realmente no creo que un solo hijo marque ninguna diferencia, aunque en otras circunstancias no me comportaría de esta manera", dice Victoria. "Nunca cojo conchas de la playa, porque si todo el mundo lo hiciera, no quedaría ninguna. Y siempre voto, aunque sé que mi voto por Hillary en California no sirvió para cambiar nada". Un hijo puede que no marque ninguna diferencia, pero como ocurre con las conchas, siempre tendrá incidencia en el medio ambiente.

Pero la cuestión más importante para muchos que deciden no tener hijos es si es ético traer un hijo al mundo para que sufra. Si bien las estimaciones sobre el impacto del hombre sobre el planeta varían, todo el mundo está de acuerdo en que estamos contribuyendo a acabar con él poco a poco. En 2007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, dependiente de la ONU, señaló que ya era "demasiado tarde para evitar el calentamiento global" y casi todo el mundo está de acuerdo en que hay que tomar medidas drásticas rápidamente si queremos salvar el planeta.

"Creo que sería irresponsable e inmoral traer un niño al mundo" dice Leah, de 28 años. Tanto ella como su marido han estado pensando en tener hijos, pero ella se ha mostrado más reticente, dado el estado en que se encuentra el medio ambiente. "Creo que mi decisión es más firme que la suya, aunque todavía no hemos dicho la última palabra".

"No creo que los niños que nazcan hoy se puedan permitir el lujo de posponer las medidas a tomar respecto al medio ambiente", dice Zach, "y creo que serán la primera generación de este país, aunque ya haya lugares que están sufriendo los efectos del cambio climático y del aumento del nivel de los océanos, que tenga que soportar todo el daño que hemos causado". Y traer a un niño al mundo, sabiendo que su futuro probablemente estará amenazado por cuestiones climáticas, parece injusto en el mejor de los casos y cruel en el peor de ellos.

"Si confiara en que mi gobierno va a hacer lo necesario para evitar el cambio climático me sentiría mucho mejor en general y sobre la perspectiva de tener hijos en particular."

La Administración Trump tampoco está por la labor y Victoria dice que su idea de tener hijos sería otra si Trump no estuviera en el poder. "Tener a este payaso como presidente significa algo parecido a llegar al fin del mundo civilizado", dice. "Si confiara en que mi gobierno va a hacer lo necesario para evitar el cambio climático me sentiría mucho mejor en general y sobre la perspectiva de tener hijos en particular".

La posibilidad de tener hijos, en un planeta donde el hielo de los Polos se está fundiendo a ritmos agigantados, gira en torno a hacer que las cosas cambien. Eso, o suponer que la próxima generación "salvará al mundo" de la misma manera que prometieron nuestros padres.

"No creo que un hijo mío pueda llegar a viejo. Ni que los tuyos lo hagan", escribió Kate Shcapira en Catapult sobre la cuestión. Ella intentó que su madre entendiera la decisión que había tomado junto a su marido, tras la elección de Trump. "Una de las razones por las que no quería contárselo a mi madre era para que no supiese que había renunciado al futuro. Pero, ¿quién soy yo para erigirme como profeta?" Tener hijos nos obliga a adivinar el futuro. Y, en algunos casos, a querer equivocarnos.

Vía: ELLE US