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Hay ocasiones en las que podemos acabar sintiéndonos muy frustrados al tener una relación con alguien que parece ser incapaz de expresar lo que siente, de hablar de sus emociones o incluso de entenderlas. Se trata de una alteración o trastorno llamado alexitimia y como te digo, complica bastante la existencia de quien la padece y más aún de quien tiene que lidiar con alguien que la sufre.
En la consulta, es habitual observar la sensación de enorme desgaste que sufren las parejas de personas con alexitimia, al explicar que no pueden hablar nunca de lo que están sintiendo porque es como si la otra persona no lo entendiera y que tampoco la otra expresa nunca lo que le pasa por dentro, lo que le molesta o lo que necesita. Se trata de conductas y hábitos muy necesarios en toda relación si queremos que esta avance y prospere.
Les ocurre con más frecuencia a los hombres que a las mujeres y eso tiene una cuestión cultural muy comprensible aunque también hay otros motivos.
¿Por qué algunas personas sufren alexitimia?
Las causas suelen ser educacionales y acostumbran a tener su origen en la infancia. Personas que provienen de familias en las que se castigaban las expresiones emocionales. Educación muy rígida en la que no se permitía a los niños expresar la alegría y mucho menos la tristeza. Entornos en los que llorar estaba mal visto o era foco de críticas y humillaciones, símbolo de debilidad, de insuficiencia y de incapacidad. Niños que al estar mal y llorar no recibían el abrazo calmante y protector de un adulto como señal de que todo estaba bien, de que estaban a salvo, etc.
Este tipo de vivencias nos conducen a una serie de consecuencias que tienen mucho que ver con las emociones. Esos niños crecieron aprendiendo a ser fuertes, a no mostrarse nunca mal, a nunca ablandarse por nada y a taparle la boca a cualquier síntoma que apareciese. A esconderlo y guardarlo en un rincón. A hacer como que no lo veían.
Esto, está claro que es un problema cuando nos hacemos mayores.
Por un lado, sabemos que lo más importante para cualquier ser humano a la hora de decidir si su vida vale realmente la pena o no son las relaciones que crea con los demás. Es decir, sentiremos que nuestra vida tiene sentido y nos hace felices si tenemos relaciones satisfactorias con otras personas.
Y por otro lado, la forma que tenemos para estrechar una relación y hacer que sea más cercana y profunda es a través de la comunicación. Si cuando hay un problema o una dificultad, no podemos hablarlo con el otro, si sentimos que no entiende nuestro dolor o peor aún, si nos sentimos mal por sentirnos mal (porque la otra persona nos lleva a sentir eso ante su asombro al observarnos) todo se va desmoronando más y más.
La pregunta con la que nos encontramos en consulta con mucha frecuencia es, ¿puede cambiar una persona así? ¿Puede aprender a hablar de sus emociones y a expresarlas?
¿Qué puede hacer una persona que sufre alexitimia?
Por supuesto que se puede mejorar muchísimo, pero como siempre decimos los psicólogos, para esto, hace falta que la persona sienta un verdadero interés por lograr ese cambio, que sienta una necesidad intrínseca de buscar ayuda para conseguirlo. Es decir, que lo que los mueva no sean las quejas o ultimátums de su pareja sino la propia frustración al percibirse incapaces y limitados.
La autoestima es lo más importante. Como siempre, lo ideal sería hacer un trabajo para mejorar su autoestima. Esto implicaría realizar un viaje interior para revisar cómo ha sido su historia y cuáles han sido los episodios y vivencias que más han moldeado su forma de comportarse, esas que más coartaron la expresión de sus emociones, para que comprendan que todo tiene un por qué y que se trata de algo aprendido por lo que, pueden reaprender nuevas conductas cuando lo deseen.
Mi recomendación para estos casos, una vez trabajada la autoestima, es realizar una terapia grupal. Dado que el principal problema está en compartir y mostrar su mundo emocional a los demás, al trabajarlo en un grupo terapéutico que es un espacio seguro porque en él no hay juicios ni críticas de ningún tipo, es más fácil abrirse y dejarse ir.
Al ver otra persona que se sentía igual que te sientes tú, explicar sus sentimientos, eso despierta algo en ti que te empuja a hacer lo mismo como forma de conectar con ella, de hacerle sentir que estás igual y que no está sola. Y esto es una cadena que nos va uniendo, un dominó que hace que vayan cayendo todas las fichas poco a poco y se vayan conectando unas a otras. Y así nos vamos fortaleciendo y vamos recuperando la confianza en nosotros mismos.
También es necesario trabajar la asertividad, aprender a expresar lo que necesitamos o queremos, de forma educada y respetuosa.
Con estas herramientas todos podemos mejorar. Ahora bien, si tienes al lado alguien con este perfil que no tiene el más mínimo interés en cambiar, mejorar o sanarse, o que dice tenerlo pero no mueve ni un músculo de su cuerpo para conseguirlo, no pierdas más tiempo porque probablemente ese no es tu lugar.
Sabemos que el hecho de hablar es algo absolutamente imprescindible en cualquier relación, pero la experiencia nos indica que hablar de emociones es igual de importante o más si queremos lograr que ese vínculo perdure de forma sana en el tiempo.
La jefa: Silvia Congost
Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.
Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.
