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Seguro que recuerdas el día en el que nos confinaron y qué adquiriste en una compra previsora no exenta de una cantidad inexplicable de rollos de papel higiénico, latas de conservas y tanto gel hidroalcohólico como para poder manosear la escena de un crimen sin que tus huellas dactilares den después muestra de ello. Sin embargo, hubo un pequeño porcentaje de personas que ya al comenzar el año, se mostró preparacionista e hizo acopio de enseres, geles y mascarillas antes de que saltaran las señales de alarma.
Reconozco que desconocía el significado de “mochila para el fin del mundo” hasta que leí acerca de ella en el ‘Leer por leer’, el substack semanal de Amaya Ascuance, directora digital en Elle. Fue ahí donde explicó que en una ocasión, compartió en su perfil de Instagram su “pedernal para hacer fuego, pastillas para potabilizar agua, comida liofilizada de la NASA o mapas de salida de Madrid que incluían todo tipo de catástrofes”. Entonces la gente se mofó de su preparacionismo, pero entre la pandemia y el cambio climático, serlo perdió ese toque ‘freak’ que tenía antes de que la amenaza del fin del mundo planeara sobre nosotros. No es ella, ni mucho menos, la única previsora: David Broncano contó hace dos años, en ‘La vida moderna’, que se había comprado la linterna más potente del mundo...
Yo, que soy incapaz de bajar al supermercado antes de vivir cada mes el lamentable capítulo en el que me encuentro con el cartón del rollo de papel higiénico carente ya de papel y por ende, de utilidad, me asombro al saber que como explica Brandon Eriksson, vicepresidente de ventas de Wise Company, propietaria de ReadyWise (marca que vende suministros de alimentos de emergencia), todos los días la compañía tiene personas que gastan decenas de miles de dólares en alimentos para una emergencia, tal y como explicó en un artículo de CNBC.
Quién tiene su mochila de emergencia
¿Qué tipo de personas son las que se preparan una especie de mochila para sobrevivir al fin del mundo, algo que resulta impensable para otros tantos? "Este tipo de personas (a las que se les suele llamar 'preppers' o preparacionistas) suelen ser individuos que sienten la necesidad de controlar un entorno que perciben como impredecible y muchas veces, caótico. Esta disposición puede haber surgido de experiencias pasadas (como haber vivido desastres naturales o una crisis económica) y de cierto escepticismo o desconfianza hacia las instituciones para que lleven a cabo su cometido de proteger a la ciudadanía en tiempos difíciles o de crisis", explica Unai Aso, terapeuta de Buencoco.es.
"Prepararse de esta forma para “sobrevivir al fin del mundo”, más allá de ser una supuesta medida de seguridad, también puede entenderse como una forma de empoderamiento personal y de conexión social con otras personas con intereses, preocupaciones y valores similares. O simplemente, como un pasatiempo o un hobby más. Es cierto que para algunos puede parecer una preocupación exagerada o una obsesión un tanto naif, pero para los 'preppers', puede ser una estrategia esencial de supervivencia y autoafirmación.
Comenta que a causa de una combinación de factores de predisposición genética, de aprendizaje y contextuales, hay personas que pueden sentir una mayor necesidad de prepararse para situaciones extremas o de preocuparse en exceso por escenarios catastróficos como el fin del mundo. “Normalmente, suelen ser individuos con más propensión a la ansiedad o que han vivido en entornos en los que se han compartido y naturalizado este tipo de creencias apocalípticas”, dice.
Como asegura Escuela de Supervivencia Supervivencial, una simple mochila puede significar la diferencia entre la vida o la muerte. “Nos referimos a la mochila de 72 horas (mochila de emergencia) o mochila de supervivencia que está confeccionada para ayudarte a sobrevivir en prácticamente cualquier situación las primeras 72 horas, tiempo estimado que los equipos de rescate tardarían en encontrarte”, señalan.
Capitán Swing acaba de publicar ‘La supervivencia de los más ricos’, de Douglas Rushkoff, un libro en el que habla de mochilas mucho más fantasiosas y ante todo, inalcanzables, pues el autor indica que la élite tecnológica tiene un plan para sobrevivir al apocalipsis, que no es otro que dejarnos al resto atrás con misiones a Marte o búnkeres insulares. En el libro, el autor explica por qué quienes tienen más poder para cambiar nuestra trayectoria actual hacia el apocalipsis no tienen interés en hacerlo.
“El director de una agencia de bolsa explicó que casi había terminado de construir su propio sistema de búnkeres subterráneos, y a continuación preguntó: "¿Cómo puedo mantener mi autoridad sobre mi fuerza de seguridad tras el evento?" (...) Sabían que necesitarían guardias armados para proteger sus recintos de los asaltantes y las turbas enfurecidas. Pero ¿cómo pagaría a los guardias cuando ni siquiera su criptomoneda tuviera ya valor? Los multimillonarios consideraron la posibilidad de utilizar cerraduras especiales en diversos puntos de la cadena de suministro alimentario cuya combinación solo conocieran ellos. O hacer que los guardias llevaran algún tipo de collar disciplinario a cambio de su supervivencia. O tal vez construir robots que hicieran a la vez de guardias y de obreros, si esa tecnología podía desarrollarse "a tiempo"”, escribe.
¿Mochila del pánico?
Le preguntamos a Unai Aso cuál es la diferencia entre alguien prevenido y que maneja la cautela y alguien a quien la obsesión se le ha ido de las manos. “Cuando hablamos de una persona prevenida, nos referimos a alguien que actúa con cierta prudencia y de forma reflexiva, anticipándose a posibles adversidades futuras. Normalmente, este tipo de comportamientos se basan en la lógica y en una evaluación razonada y racional de los posibles riesgos a los que alguien se enfrenta”, dice antes de aclarar que si esta conducta se descontrola, en el sentido de que las preocupaciones y los preparativos dominan la vida de la persona y afectan de manera negativa a diferentes ámbitos de su día a día, sus actividades o sus relaciones interpersonales, entonces ya estamos hablando de otra cosa que posiblemente, se trate de un comportamiento obsesivo.
“Si la persona se anticipa a escenarios catastróficos y esto le lleva a tomar decisiones irracionales y a invertir demasiado tiempo y recursos en ello, puede ser una señal de que se le ha “ido de las manos” y, quizás, necesita ayuda profesional”, advierte.
En el caso de que el fin del mundo se aproxime, al parecer, quienes estarán más preparados para sobrevivir serán Amaya Ascunce (directora digital en Elle), David Broncano y algunos multimillonarios. Por mi parte, yo estaré demasiado ocupada pensando qué mochila, de qué marca y con qué estampado comprar para hacerme mi kit de emergencia mientras veo que el mundo está ardiendo.
